Los elementales, espíritus inferiores del bajo astral - CEPE de Argentina



ALTA MAGIAPARAPSICOLOGIA, CARTOMANCIA Y AFINESPARAPSICOLOGIA, TAROT, ASTROLOGIA, NUMEROLOGIA

Los elementales, espíritus inferiores del bajo astral



elementales
Para muchos el famoso tablero con el cual se puede llamar al espíritu de los muertos sería una puerta a lo desconocido, un acceso directo de comunicación con toda clase de presencias sobrenaturales, muchas de ellas derechamente demoníacas. Espíritus desencarnados del mas bajo astral pululan alrededor de los participantes esperando cualquier instancia de debilidad para incorporarlos!!
Todo el universo es una expresión de conciencia y por lo mismo hay en el mundo innumerables estados de voluntad consciente e inteligente, algunos con forma visible y otros invisible. Algunos sin forma, como corrientes de aire; otros indefinidos, como niebla o nubes; otros sólidos, como las rocas; algunos impermanentes; otros permanentes como las estrellas.
La existencia de estas criaturas elementales contradice la teoría de la ciencia moderna de que entre cuerpo y cuerpo en el espacio, sólo existe el vacío: el Esoterista consciente de la verdad sabe que este espacio está pobla­do por millones de criaturas elementales, ya sean del fuego, del aire, del agua, de la tierra o de otros elemen­tos desconocidos para el hombre moderno.
LOS ELEMENTALES
La ortodoxia de la Edad Media consideraba a los ángeles, demonios y espíritus humanos desencarnados, como entidades personales invisibles. Personificaron a los poderes del bien y del mal, e hicieron de ellos caricaturas y monstruos que volaban de lugar a lugar, tratando de subyugar las almas de los hombres o de sujetarlos a su po­der. El gobierno de aquellos tiempos era oli­gárquico, y el pobre dependía de los favores del rico. El poder de la Iglesia era supremo, y los dictados del clero no toleraban la desobediencia. El servilismo y anhelo por favores personales estaban a la orden de aquel tiempo, y este estado de la mente influenció y modificó necesariamente las concepciones religiosas del pueblo. El Espíritu Supremo del Universo fue degradado a sus ojos como un tirano personal, y cuyo favor trataban de ganar por medio de penitencias, su­plicas, y por medio de la intercesión de los Sacerdotes, que se suponía eran sus favoritos. Todo lo que no podía ser reconciliado con las preocu­paciones y opiniones existentes, era atribuido al diablo; y los horrores de la Inquisición, las persecuciones religiosas y procesos de brujas, son bien conocidos para traerse a la memoria del alumno.
“Pneuma”, o “Alma”, significa un espíritu semi-material, una esencia o forma que no es ni “material” en el sentido aceptado de la palabra, ni espíritu puro. Es (como todo lo demás en el universo) una forma de la voluntad, y puede tener una o ninguna inteligencia. Generalmente significa el eslabón que une el espíritu con el cuerpo: pero hay seres que pertenecen enteramente al reino del alma y no tienen cuerpos como los llamados comúnmente “materiales”.
Se puede decir que el alma es cierto estado de actividad de la voluntad, y lo mismo se puede decir del cuerpo físico, porque si consideramos al universo como siendo una manifestación de la voluntad en movimiento, entonces todas las formas y objetos que conocemos, o que podemos imaginar son determinadas vibraciones de la vol­untad. Así pues, podemos considerar a la na­turaleza física como constituida de un orden in­ferior de vibraciones, al alma como una octava superior de las mismas, y al espíritu como mas superior todavía. Si el cuerpo físico muere, la octava inferior deja de sonar, pero la superior continúa y continuará en vibración mientras esté en contacto con lo más elevado; pero si el espíritu se ha separado de ella, tarde o temprano cesará su actividad. Así pues, si el hombre mue­re, el alma sobrevive, y sus esencias superiores van a formar la sustancia del cuerpo del hombre paradisíaco, “el hombre del nuevo Olimpo” (Devachán), y las esencias inferiores del alma de la cual el espíritu se ha separado, se disuel­ven en los elementos astrales a que pertenecen, así como el cuerpo terrenal se disuelve en los ele­mentos de la tierra.
Esta disolución, sin embargo, no se verifica inmediatamente en el momento de la separación del alma del cuerpo, sino que puede necesitar largo tiempo. Lo que constituía la mente de un hombre (elastra) continua todavía existiendo después de la muerte del cuerpo aunque el as­trum no es la persona a que el astrum pertene­ció. Si un hombre ha sido veraz durante su vida, su espíritu será veraz después de la muerte del hombre. Si ha sido un gran astrónomo, un mago o alquimista, su espíritu será todavía lo mismo, y podernos aprender muchísimas cosas de tales espíritus; esas cosas son los restos de la mente que en un tiempo constituyeron el hombre terrenal (“Filos,” Tract, V,)
Hay dos muertes o dos separaciones. La se­paración del espíritu y alma del cuerpo y la separación del espíritu del alma; o, para expresarlo mas claro, la separación de lo espiritual del alma meramente intelectual y animal. Si una persona muere de muerte natural (esto es, de vejez) si sus pasiones han muerto durante la vida, si su voluntad egoísta se ha debilitado y su mente se ha hecho como la de un niño y si ha puesto su confianza en su padre, su espíritu y su alma al momento de la muerte serán libres de las ca­denas materiales  y será atraído al cuerpo de Cristo.
Tal alma es la carne y Sangre de Cristo y Cristo es su Dueño. No entra en comunicación con los mortales, porque no desea nada terrenal, No “piensa” o especula acerca de las cosas terrenales, ni se apena por sus relaciones o amigos. Vive en un estado de pura sensación, dicha y gozo.
Tal es la suerte de los que mueren de muerte natural en Dios; pero las condiciones de los que mueren prematuramente sin ser regenerados, las de los suicidas o las de los que mueren a conse­cuencia de algún accidente difieren muchísimo; porque aunque sus almas han sido separadas por fuerza de sus cuerpos el espíritu no por esto deja necesariamente al alma, sino que puede per­manecer con ella hasta que otra separación se verifique. Permanecen en tales casos seres humanos como cualesquiera otros; sólo, con esta diferencia  que no poseen un cuerpo físico, y permanecen en tal estado hasta que llega el tiem­po cuando, según la ley de la Naturaleza y su propia predestinación (Karma), su muerte física debería haber llegado. Al terminar este tiempo se verifica la separación de sus principios inferiores y superiores. Mientras tanto viven en sus cuerpos astrales. Tales cuerpos son invisibles para nos­otros, pero son visibles entre ellos, y tienen sensación y facultades perceptivas, y ejecutan en sus pensamientos lo que tenían costumbre de ejecutar durante la vida y creen que lo están ejecutando físicamente. Permanecen todavía en la esfera de la tierra y Paracelso les llama Caballi, Lemures, etcétera. Están todavía en posesión completa de sus deseos terrenales y pasiones; tra­tan de satisfacerlas y son instintivamente atraídos hacia personas en quienes hallan deseos y pasiones correspondientes y a los lugares en donde pueden esperar satisfacerlas entrando en simpa­tía con los llamados médiums y son por lo mismo inclinados con frecuencia a instigar a tales médiums a que cometan crímenes e inmoralidades: no se puede evitar que lo hagan así, porque al perder sus cuerpos físicos han perdido también la suma necesaria de energía y poder de volun­tad para ejercer dominio propio y emplear sus facultades de raciocinio. Con frecuencia rondan los lugares donde acostumbraban pasar el tiempo durante la vida; de este modo tratan de ha­llar alivio a la sed devoradora que sienten por satisfacer sus deseos. A donde quiera que sus pensamientos les atraigan, allá irán. Si han cometido algún crimen pueden ser encadenados por el arrepentimiento al lugar en que fue per­petrado; si tienen un tesoro sepultado, el cui­dado de su dinero puede retenerlos allí; el odio o deseo de venganza puede encadenarlos a sus enemigos; el amor material puede convertir­los en vampiros y encadenarlos con el objeto de su pasión, con tal que haya algunos elementos en la victima que les den acceso, porque el cuerpo astral de una persona mala no puede in­fluenciar la mente de una persona pura ni du­rante la vida ni después de la muerte, a menos que estén en mutua relación por alguna seme­janza en sus organizaciones mentales.
Bajo ciertas circunstancias, tales entidades humanas pueden hacerse visibles o manifestar su presencia de alguna manera. Pueden aparecer en forma corporal o permanecer invisibles v producir sonidos y ruidos -como toques, risas, silbidos, estornudos, gemidos, suspiros, pa­sos, pataleos-; pueden arrojar piedras y mover los muebles u otros objetos, y todo esto lo pue­den hacer con el fin de llamar la atención de los vivos, a fin de que puedan obtener una oportu­nidad de entrar en comunicación con ellos.
Pero no todas las apariencias de Visitadores supramundanos o submundanos son causadas por las apariciones de los espectros o cuerpos astrales de los suicidas o victimas de accidentes, ni por los cadáveres astrales y el Evestra de los muertos, sino que hay otras entidades invisibles que pueden rondar las casas de los mortales, y pueden en ocasiones hacerse visibles y tangibles a los sentidos físicos, si existen las con­diciones necesarias para tal fin.
Una de estas clases la forman los seres lla­mados “fantasmata”. Estos seres semejantes a espectros son “espíritus nocturnos”, que tienen raciocinio semejante al del hombre. Tratan de apegarse a los hombres, especialmente a los que tienen muy poco poder de dominio propio, y a quienes pueden dominar. Hay muchísimas clases de estos espíritus, buenos lo mismo que ma­los y les gusta estar cerca del hombre. En esto son comparables a los perros que también gus­tan de la compañía de los hombres. Pero el hom­bre no puede aprovechar nada de su compañía. Son sombras vacías, y sólo un embarazo para él. Temen los corales rojos, como los perros temen a un látigo; pero los corales obscuros les atraen. (Herbarius Theophrasti: De Corallis.)
Algunos creen que tales espíritus pueden ser arrojados con agua bendita y quemando Incien­so; pero no se puede tener ninguna agua bendita mientras no se halle un hombre bastante santo para poder dotar al agua con un poder oculto, y el olor de Incienso puede mas bien atraer a los malos espíritus que arrojarlos  porque los malos espíritus son atraídos por las cosas que son atrac­tivas a sus sentidos, y si queremos arrojarlos se­ría mas racional emplear olores desagradables para este fin. El verdadero y efectivo poder con­tra todos los malos espíritus es la voluntad. Si amamos a la fuente de todo bien con todo nues­tro Corazón, mente y deseo podemos estar seguros de no caer nunca en poder del mal: pero las ceremonias sacerdotales  -el rociar agua, quemar Incienso y cantar encantamientos – son invenciones de la vanidad clerical, y por lo mismo tienen su origen en la fuente de todo mal. Las ceremonias han sido instituidas en su origen para dar una forma externa a un acto interno; pero donde el poder interno, para ejecutar tales actos, no existe, una ceremonia no será de ningún valer, sino sólo para atraer a los espíritus a quienes puede gustar burlarse de nuestra tontería. (“Fi­losofía Oculta”)
Otra clase consta de los Incubos y Súcubos, de los que hablan las tradiciones rabínicas de una manera alegórica como habiendo sido creados por el derrame del semen de Adán (el hom­bre animal) mientras se ocupaba de Lilith, su primera esposa (dando a entender una imaginación mórbida). Paracelso dice en su libro «De Origine Morborum lnvisibilium» lib. III: “La imaginación es la causa de los Incubos y Súcubos, y de la Larva fluídica. Los Incubos son seres masculinos y los Súcubos femeninos. Son el producto de una imaginación intensa y las­civa de los hombres y mujeres, y después que toman forma desaparecen. Son formados del Es­perma que se halla en la imaginación de los que cometen el pecado contra natura de Onán en pensamiento y acto. Viniendo, como viene, sólo de la imaginación, no es verdadero esperma, sino sólo una sal corrompida (esencia). Sólo una semilla que entra a los órganos que la Natura­leza suministra para su desarrollo puede desarro­llarse en un cuerpo. Si la semilla no es plantada en el suelo a propósito, se podriría. Si la esperma no cae en la matriz conveniente, no produciría nada bueno, sino algo inútil. Por lo mismo, los Incubos y Súcubos que se producen de la semilla corrompida, sin el orden natural de las cosas, son malos e inútiles, y Tomás de Aqui­no ha cometido un error tornando equivocada­mente tal cosa inútil por una “perfecta”.
Este esperma que viene de la imaginación, nace en Amore Hereos. Esto significa una clase de amor en que un hombre puede imaginarse una mujer, o una mujer un hombre, para ejecutar el acto connubial con la imagen creada en la esfera de la mente. De este acto resulta la expulsión de fluido etéreo inútil, impotente para engendrar un niño, pero capaz de producir Lar­va. Tal imaginación es madre de una impúdica lujuria, que  si continúa, puede hacer al hombre impotente y a la mujer estéril, porque mucho del poder verdadero creativo y formativo es per­dido por el ejercicio frecuente de esta mórbida imaginación, Esta es frecuentemente la causa de las molas, abortos, fracasos y malas formaciones. Este esperma corrompido puede ser tomado por los espíritus que vagan por la noche, que pueden llevarlo a un lugar donde pueden fecundarlo. Hay espíritus que pueden ejecutar un “actus” con él, como también lo pueden hacer las brujas, y, a consecuencia de este “actus”, pueden produ­cirse muchos monstruos curiosos de formas horribles. (“De Orig. Morb. Invis.”)
Si tales monstruos nacen de una imaginación consciente poderosa, la misma conciencia será creada también en ellos. Los espíritus de la noche pueden usar todo lo que nace de tal esperma según quieran, pero no pueden usar nada de carácter humano o que posea verdadero espíritu. “El amor erótico es un estado del cuerpo invisible y es causado por una imaginación  sobreexcitada estimulada a tal grado que arroja esperma, de la cual pueden resultar In­cubos y Súcubos. En el pollutionibus nocturnalis ordinarias, el cuerpo pierde esperma sin ningún esfuerzo de la imaginación y los espíritus de la noche no pueden por lo mismo usarla para sus fines.
Curso de Parapsicologia Integral
Abierta la Inscripción!
Experto en Parapsicología Integral y Alta Magia Ritual y Psíquica
Estudia en CEPE de Argentina y Egresa como Parapsicólogo Profesional para Trabajo de Consultorio y de Campo
Llama a Tel 54(11) 4382-9747 – WhatsApp: 1144785458
Av. Corrientes 1250. CABA – (1043) Argentina

Comentarios

Entradas populares