Catalepsia - Escuela de Parapsicología Integral

 

CATALEPSIA

Enterrados vivos


Catalepsia estado en el cual la persona yace inmóvil, en aparente muerte y sin signos vitales, cuando en realidad se halla en un estado consciente, el cual puede a su vez variar en intensidad: en ciertos casos el individuo se encuentra en un vago estado de conciencia, mientras que en otros pueden ver y oír a la perfección todo lo que sucede a su alrededor. Alternativamente, el individuo podría presentar signos vitales, pero es incapaz de controlar sus extremidades. Los síntomas pueden ser: rigidez corporal, el sujeto no responde a estímulos; la respiración y el pulso se vuelven muy lentos, la piel se pone pálida. En gran número de casos, este estado lleva a creer que la persona que padece un ataque de catalepsia ha fallecido. En un número de casos no determinado, este fenómeno llevó a enterrar a personas que aún estaban con vida, pero no demostraban signos vitales.


Aunque hoy día se hace casi imposible que la enfermedad pueda llevar a la sepultura de alguien vivo, todavía es catalogada como una patología grave que en años anteriores causó muertes escalofriantes. Hoy día hablar de esto es aterrador.


Catalepsia es sin duda una palabra inquietante: un estado sucedáneo de muerte caracterizado por una respiración muy débil y un pulso y unos latidos cardíacos escasamente perceptibles. El sujeto se queda absolutamente inmóvil al tiempo que mantiene un estado consciente de intensidad variable dependiendo del caso, desde una consciencia vaga a una percepción sensorial relativamente alta. Este estado puede ser provocado por el mal del Parkinson, epilepsia, por efectos de la cocaína, esquizofrenia, etc.


Actualmente, la catalepsia es utilizada como una de las pautas de comportamiento que han de predominar para el diagnóstico de la esquizofrenia catatónica.

Los hipnóticos también llaman catalepsia para referirse a un estado en que inducen a la persona a la que hipnotizan a mantener los brazos, piernas o la espalda rígida.

La gravedad de la enfermedad radica en que la persona puede ser sepultada estando aún con vida y despertar en cualquier momento. Normalmente puede llegar a durar 3 días, en los que la persona, en estado de muerte aparente podría ser enterrada y despertar ya dentro del ataúd. Hay muchos casos de catalepsia, pero uno de los mas conocidos es de Goya la muerta.


La diferencia con la muerte radica en que en estado cataléptico no hay putrefacción molecular. Se han contado y escrito infinidad de historias de personas sepultadas en ese estado y cuando por alguna razón se exhuman los cuerpos muestra signos de terrible angustia por morir asfixiados, y las cajas mortuorias tienen las tapas arañadas por dentro. Otras con mejor suerte han despertado en salas de vejación, en medio de cuatro cirios o en ceremonias fúnebres e inclusive algunos han alcanzado a ser desenterrados y salvados, por simple intuición de algún amigo o familiar antes de ser empujados al más allá.


Poe escribió en 1831 "Entierro Prematuro", una novela escalofriante basada en un fenómeno real: La Catalepsia o "Muerte Aparente".


La Catalepsia o "Muerte Aparente" siempre había capturado la atención de todo mortal desde que Edgar Allan Poe escribiera su "Entierro Prematuro" (Premature Burial, 1831.) contando casos que pasaron entonces. La verdad es que no tenía más material (Ni el-de-reserva, con que cuenta todo periodista.)así que miré mi panel de corcho, en la pared, donde durante más de dos meses de 1983 me había dedicado a estudiar esta oscura afección. A ver: Le podía pasar a cualquiera, pero eran propensos los epilépticos, aunque fueran leves.


"Un buen día, cualquier vecino despertaba en la mañana y comprobaba con sorpresa que no podía moverse. Ni siquiera la caja toráxica respondía a su voluntad. El corazón no se alteraba pese al pánico y uno parecía no respirar, aunque sí lo hacía con la lentitud con que un yogui muy avanzado realiza sus ejercicios de Pranayama (Control de la respiración, más o menos.). No podía tragar, ni cerrar los esfínteres, ni abrir los párpados...

Tampoco el alarido de su esposa alteraba sus funciones vitales ni el diagnóstico del médico cuando lo pinchaba y comprobaba su "muerte".


No podía tampoco tener el consuelo de la embriaguez del mareo o el desmayo: Estaba ardientemente despierto, en vigilia total. Luego venía lo acostumbrado; las bromas de "Los Capilleros", que son las personas que preparan el cadáver para ser presentado en la Capilla Ardiente en ese Show que los cristianos (Entre otros.) llamamos "Velatorio". Bromas, bofetones, a veces vejaciones (Una parte de estos individuos es gay, los otros heterosexuales, pero tengo un informe espantoso sobre sus actividades.) y la tortura del "Mortician Makeup"; el "maquillaje" que se les realiza a los difuntos, terrible para alguien vivo:


Pegamento en los párpados para que estos no se abran, relleno de algodón en el interior de la boca y más pegamento en los labios, quebrar algún codo o rodilla para que se acomode si el "Rigor Mortis" lo vuelve muy duro (Otra característica de la Catalepsia.)y luego la vestimenta, los afeites y el peinado.

Alguna familia pudiente, conocedora de este mal prolongaba hasta 72 horas el velatorio. Pero si era un cataléptico pletórico (Que acababa de comer.) el contenido del estómago se fermentaba y comenzaba a salir por sus canales naturales, pareciéndose esto a la D.N.C (Descomposición Natural Cadavérica.), por lo cual el pariente era enterrado rápidamente.


Enterrados vivos, han sido muchos los casos de exhumaciones de cadáveres en los que el fallecido aparecía mostrando síntomas de haber despertado en su ataúd, su sufrimiento hacía que algunos de ellos intentasen incluso suicidarse.

Luego, claro, despertaba.

Últimamente (Desde 1978) se somete a todo "muerto sospechoso" a un Electroencefalograma, donde sí, se revela la Vida del presunto muerto.

Pero... ¿en cuántos pueblos o comunidades del tercer mundo hay electroencefalógrafos?

Muchos turistas terminaron gritando en el ataúd de un exótico país extranjero.

Después estaban los húngaros.

Ellos tienen una costumbre, fruto de su obsesión por los no-muertos (Briscolakas.). Ningún velorio se salva de que en determinado momento la abuela de la familia clave una larga aguja en la planta del pie del fallecido; si la sangre sale carmesí, de un rojo vivo, se sabe que es un cataléptico.

Los temas se agotaban: Estaba la gente que, colocadas en la bóveda familiar lograba romper parte del ataúd, entonces al entrar el aire pero no poder salir por estar empotrados en esas especies de bibliotecas mortuorias, padecían gritando, llamando a un cuidador que estaba lejos, durmiendo la siesta. Las fuerzas flaqueaban, al final, una semana después, morían de hambre y principalmente de sed, luego de estropear el hígado bebiendo su propia sangre...

Estaban también los otros, los ignotos, los que eran enterrados: Si su cuerpo se momificaba, como pasa en muchos cementerios, por saturación de la tierra o por remedios o alcohol que ingería el muerto, se notaba algo raro cuando, al exhumarlos, la momia estaba boca abajo.


Momias que se muestran en Guanajuato muestran evidencias de haber sido enterradas vivas Los que se convertían en esqueletos nunca sería catalogados como catalépticos porque, es sabido, luego que los deudos se alejan llorando al abandonar a su ser querido, los enterradores golpean con picos y palas el ataúd para que la fauna cadavérica (Gusanos, babosas, escarabajos enterradores, hormigas, etc.) no tenga dificultad en su tarea; después de todo son compañeros de trabajo.

Al maltratar la caja también golpean cruelmente al ser querido y cuando, años después es removido el cuerpo, es solo un amasijo de huesos confusos, un rompecabezas; nunca se sabrá si despertó en la tumba.
La catalepsia es un fenómeno horrible y más común de lo que se piensa. Normalmente dura unos días (lo suficiente), pero se conocen casos que han llegado a durar dos meses, y aunque es un episodio nervioso que no está relacionado con ninguna otra enfermedad, los epilépticos o esquizofrénicos parecen ser los más propensos a sufrirla. Pero este es un fenómeno tan horrendo como difícil de estudiar, aun así, existe un lugar en el mundo el que podría estudiarse estadísticamente.


Características


El semblante del catatónico es de una palidez especial, debida a una vasoconstricción de los vasos y capilares de la cara. Si sumamos a este color terroso del rostro la desaparición de la vivacidad en la mirada, tenemos la impresión de encontrarnos verdaderamente con un cadáver. Quizás por eso, los autores españoles de la Edad Media, tales como Perera de Medina, relatan que algunos enfermos catalépticos corrieron el peligro de ser tomados por muertos.

Algunos creen que no se trata de ineficiencia por parte de los profesionales de la medicina, sino que el fenómeno paranormal existe. Por alguna razón la muerte clínica es certificada, aun con el uso de un osciloscopio y su marca horizontal y el trazo plano. Sin embargo, el suceso se verifica luego, cuando se realizan exhumaciones en distintos cementerios, particularmente de pueblos donde no existe tecnología para determinar fehacientemente la muerte somática.


Tipos de muerte

Aunque sin duda pecaremos de falta de rigor científico, aquí se hace necesario definir las tres etapas que involucra la muerte: la clínica, la somática y la molecular.


La clínica es aquella que dictamina un médico, a través de cierto protocolo que puede incluir el uso de un estetoscopio, la reacción de pupila de ojo, la punción de encías, el vaho en fosas nasales, hasta el uso de calidoscopios para detectar la frecuencia vital.

La muerte somática se puede definir cuando el sujeto efectivamente está muerto, pero sus órganos siguen vivos. Es el caso de los implantes de riñón o incluso de corazón. Los tejidos son conservados una vez extraídos del muerto e injertados en otro organismo.

La muerte molecular es cuando la cadena de descomposición arrastra prácticamente a todo el cuerpo y ya es imposible revertir el proceso.

Con cierta propiedad se podría decir que única y finalmente la muerte se da en la molecular.


Casos

Pero ni las definiciones de la muerte ni la existencia comprobable de la catalepsia pueden explicar el mito tan difundido de los Enterrados Vivos, cuya inquietante popularidad parece haber dado origen al velorio de 24 horas, tal cual hoy lo conocemos.


Son numerosísimos los ejemplos que se relatan de boca en boca y ahora a través de Internet. El más notable cuenta que durante el conflicto de Vietnam se conoció que muchos de los cadáveres de soldados que retornaban para ser sepultados en su país, presentaban signos de haber vuelto a la vida dentro del féretro.


También se oye el caso Rufina Cambaceres, cuyo cuerpo fue encontrado aferrado a la reja de la bóveda familiar, intentando salir. O la leyenda del famoso animador Héctor Coire, pionero de la televisión argentina, en la que se asegura que, al ser abierto el cajón, se hallaron marcas de rasguños en el interior de la tapa y su cuerpo dado vuelta, boca abajo. También se agrega el caso de Alfredo Gath, uno de los dueños de la tienda Gath & Chávez que, como temía ser enterrado vivo, preparó un féretro que se abría por dentro y contenía una campanilla para dar la alarma.


Se ha sabido de casos en donde en procedimientos de extracción de cadáveres para autopsias, traslados u otros, se ha observado el cadáver en cuestión boca abajo o de perfil. Estos son casos sospechosos de catalepsia; personas que “volvieron a la vida” estando enterradas y por ende han muerto por asfixia. Existen casos registrados de catalépticos que han vuelto en si estando en patología forense listos para procedimientos de autopsia.


El fenómeno ha sido llevado a la gran pantalla a través de películas tales como Catalepsia, Enterrado, Enterrados Vivos, y un clásico de esta temática “La Obsesión”, del director Roger Corman, entre otros films.

Un cementerio ofrece ataúdes especiales para evitar casos de catalepsia


Santiago de Chile. - Para saber lo que pasa dentro de un ataúd, en Santiago de Chile hay un cementerio que ofrece cajas con un sensor que detecta cualquier movimiento en su interior.

Se trata del camposanto "Camino a Canaan". Dicen que este detector es muy útil en caso de que alguien sea enterrado vivo.

Los dueños de este cementerio quieren ser pioneros en evitar casos de catalepsia, es decir, cuando una persona queda totalmente paralizada por horas y termina bajo tierra como si estuviera muerta.

Un chino fue enterrado vivo por equivocación



Pekin.- Un chino sobrevivió a su propia "muerte" después de ser enterrado vivo por equivocación durante tres horas, informa hoy el diario "China Daily".

El siniestro suceso tuvo lugar el pasado viernes en el condado de Tengxian, en la región autónoma china de Guangxi (sur), cuando los médicos decretaron la "muerte" de Liang Jinshi, un diabético de 40 años.

El domingo, el cuerpo de Liang fue enterrado pero, tres horas después de la ceremonia, su esposa acudió a la tumba, donde, en medio del silencio sepulcral, comenzó a escuchar la "difunta" voz de su marido.

Tras avisar a los hermanos de Liang, el "cadáver" parlanchín fue exhumado del ataúd, y para sorpresa y alegría de la familia, Liang seguía con vida.

Expertos médicos de la provincia señalaron que los arañazos en el ataúd demuestran que Liang permaneció vivo, en coma, y con respiración, y no descartan que se trate de un caso de catalepsia.


En 1831, una anónima persona víctima inglesa de una fiebre tifoidea fue exhumada cuatro días después de su entierro y llevado ante un grupo de estudiantes de medicina para su dirección. Sin embargo, cuando el profesor comenzó a seccionar, el cuerpo empezó a gritar y agarró al profesor por el brazo. Los acontecimientos que llevaron a su presunta muerte hicieron su relato aún más pintoresco.

 


Un modelo de ataúd para evitar "el entierro prematuro"



“Lo único que deseo para mi entierro es no ser enterrado vivo”. (Lord Chesterfield).


Hay una enfermedad llamada "Fobialepsia", que es la fobia a la Catalepsia. Seguramente después de esta lectura tenga un par de seguidores más...

 

ANEXO Investigadora del CONICET

La muerte en vida


Una investigadora del CONICET analiza como la muerte aparente y la catalepsia fueron temas destacados en las obras de grandes autores de la literatura occidental de todos los tiempos.

“A veces el paciente se queda un solo día o incluso un período más breve en una especie de exagerado letargo. Está inconsciente y externamente inmóvil, pero las pulsaciones del corazón aún se perciben débilmente; quedan unos indicios de calor, una leve coloración persiste en el centro de las mejillas y, al aplicar un espejo a los labios, podemos detectar una torpe, desigual y vacilante actividad de los pulmones. Otras veces el trance dura semanas e incluso meses, mientras el examen más minucioso y las pruebas médicas más rigurosas no logran establecer ninguna diferencia material entre el estado de la víctima y lo que concebimos como muerte absoluta”, describe Edgar Allan Poe en un fragmento del cuento El entierro prematuro (1839).

La catalepsia es descripta en el diccionario Mosby de Medicina, Enfermería y Ciencias de la Salud como “un trastorno caracterizado por un nivel de consciencia semejante al trance y por rigidez postural. Aparece en la hipnosis y en ciertos trastornos orgánicos y psicológicos como la esquizofrenia, epilepsia e histeria”. Al cataléptico se lo describe como “relativo a una enfermedad mental caracterizada por el mantenimiento de posturas rígidas análogas a la cera”. Por otra parte, según el Diccionario Médico de la Universidad de Navarra, la catalepsia se define como “rigidez extrema, aumento del tono muscular y ausencia de la movilidad voluntaria, que constituye un síntoma de la catatonía”.

Para Ana María Risco, investigadora adjunta del CONICET en el Centro de Estudios Modernos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), lo atractivo del tema de la catalepsia reside en el miedo común a ser tomado por muerto estando vivo y con ello, en la posibilidad de ser enterrado con vida. Este terror tan extendido ha sido registrado en la literatura de hace varios siglos atrás.

“En un trabajo realizado en conjunto con el investigador adjunto del CONICET, Marcelo Martino, hemos encontrado y analizado referencias literarias a la muerte aparente en la literatura latina del mundo antiguo. Podemos mencionar a Plinio el viejo (siglo I d.C.), Valerio Máximo (siglo I d.C.) y Apuleyo (siglo II d.C.), entre otros. La temática se encuentra asociada con las inhumaciones prematuras y la preocupación por declarar la muerte de alguien vivo, presente en los tratados médicos de épocas posteriores”, explica la investigadora.

Risco destaca que en la obra “Historia Natural” de Plinio el viejo se recopilan casos concretos de muerte aparente y que el autor utiliza elementos ficcionales al narrarlas. “Esta característica muestra la complejidad del género Historia en que se adscribe Plinio, que resulta ser más bien un compendio enciclopédico donde son borrosos los límites entre lo real y lo fantástico”, dice.

Esta delgada línea donde las fronteras entre el lenguaje académico y el lenguaje ficcional se difuminan también es un elemento habitual en la literatura denominada ’gótica’ entre fines del siglo XVIII y principios del XIX.

“En este tipo de literatura las historias sobre catalepsia, entierros prematuros y muertos vivientes conviven con relatos de seres espectrales de diverso orden. Muchos de estos relatos toman prestadas discusiones del mundo científico, de los avances de la época, y discurren en fantasías que en muchas oportunidades tienen o bien un fin moral aleccionador, o bien simbolizan algún tabú social de la época. En este sentido, un claro ejemplo de la literatura norteamericana del siglo XIX es Edgar Allan Poe, famoso por su acercamiento y empleo del discurso científico de la época. El mesmerismo (método terapéutico también conocido como magnetismo animal, postulado por Franz Mesmer), la catalepsia (trastorno repentino en el sistema nervioso caracterizado por la pérdida momentánea de la movilidad y de la sensibilidad del cuerpo), etc., son tópicos recurrentes en su obra”, describe la investigadora.

La científica también ha encontrado varias referencias al tema en Argentina. La muerte aparente suscitó gran interés no solo en la literatura nacional sino en otros ámbitos como el periodístico e incluso en el sector turístico.

“Existen textos que mencionan casos de entierros prematuros como prácticas frecuentes en épocas de pestes en la Europa de los siglos XVII y XVIII como el del español Martin Ballarin de 1867, Los enterrados vivos, también circularon en el espectro cultural argentino. La prensa periódica da cuenta de ciertos detalles similares, constatable en sus páginas en épocas de pestes, como por ejemplo en diarios tucumanos de fines del siglo XIX. También se encuentran referencias a los entierros prematuros en guías turísticas como la de Diego M. Zigiotto (2009), Las mil y una curiosidades del Cementerio de la Recoleta, y existen recreaciones literarias, como la de María Rosa Lojo (2012), La hora de secreto, elaborada a partir del conocido caso de Rufina Cambaceres, la hija del escritor, quien fuera declarada muerta tras un ataque de catalepsia en 1902”, afirma Risco.

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