Monografia CEPE 2008: El largo aprendizaje del alma

TEMA
Reencarnación

Alumna CEPE Parapsicologia de Argentina


Teresa M. Nasra

Profesor Dr Miguel Ojeda


Contenido


ü Introducción………………………………………………………………1

ü Comentario sobre el video Vidas antes de la Vida………………….2

ü Reencarnación y Ley del Karma………………………………………3

ü La Reencarnación y las religiones…………………………………….5

ü Pruebas de la Reencarnación……………………………………..….14

ü Investigación científica………………………………………………..17

ü Reencarnación y Resurrección……………………………………….21

ü Conclusión………………………………………………………………23

ü Bibliografía y notas……………………………………………………25

REENCARNACIÓN

El largo aprendizaje del alma

Introducción

La pregunta de si existe o no vida después de la vida, es aún uno de los más grandes dilemas de la humanidad, para el cual dos científicos han buscado una explicación. Las últimas teorías concuerdan con los ocultistas y poetas en que "la muerte no existe" y en que "nada hay muerto", lo que al parecer es extinción, no es sino un cambio
El primer pensamiento que nos sugiere la idea de la Reencarnación es que la muerte y los renacimientos nos han de separar de los seres más amados y que cuando pasemos a nuevas fases de actividad, no podremos reconocerlos, de manera que todas las cosas nos parecerán nuevas, los amigos, la cultura y las ocupaciones, pero estamos en un error los inadvertidos hábitos de pensamiento y acción producta del afecto que sentimos hacia ciertas personas, se transforman en corceles indómitos que arrastran en cada encarnación insensiblemente al alma hacia sus compañeros favoritos entre los millares de conocidos hechos en el periodo de una vida, solo unos cuantos son objeto de nuestro amor y su amistad debe continuar como atracción irresistible en la vida próxima.
La explicación más racional de los amores intensos es que son repeticiones de afectos engendrados en vidas pasadas, los afectos intensos nos producen la sensación de que son amores con los que hace mucho tiempo que estamos familiarizados a pesar de la ausencia de recuerdos que vengan a confirmar esa sensación, el cariño existente entre parientes podría deberse a finalidades ancestrales que unieron a los mismos individuos para formar numerosas combinaciones como vemos en un calidoscopio giratorio.
Sin embargo, tenemos tanto miedo de morir que en el momento de la muerte quedamos inconscientes, y después renacemos en un estado de inconsciencia, por eso nunca somos capaces de comprender que la vida es eterna. El nacimiento y la muerte no son más que paradas donde nos cambiamos de ropa o cambiamos de caballos.

Vidas antes de la vida

Los relatos de Jonathan Price sirven de nexo de una serie de casos en que distintas personas dicen recordar vidas anteriores que terminaron en muertes violentas y que, al ser revividas, producen en el sujeto una sanación física y/o espiritual.
El primero de los episodios cuenta la historia de Eduard, un niño de sólo 5 años que pudo relatar con precisión cómo fue herido de muerte en la Primera Guerra Mundial, tras lo cual desaparecieron un tumor en la garganta y el miedo al agua que padecía.
En el segundo, Bruce nos cuenta que empezó a soñar que pertenecía a una familia judía que vivía escondida porque era perseguida por el régimen nazi que lo detuvo y murió en campo de concentración. Recordaba haber visto un reloj que tenían en el escondite, lo dibujó y pudo averiguar que lo tenían en venta en una casa de antigüedades.- Para su confirmación, el dueño le dijo que había pertenecido a un oficial alemán retirado.
Otro caso destacable es el de un niño de Sri Lanka que a los 3 años lloraba diciendo que esa no era su casa ni su madre era tal y relató su muerte ocurrida mientra el camión en el que patrullaba chocó con una mina, produciéndole heridas en el brazo y detrás de la oreja. En esos lugares el niño tiene marcas de nacimiento que concuerdan con las heridas que recibió ese soldado que él dice que fue. Una vez corroborado el testimonio, se llevó al niño a ver a la familia del soldado muerto y los reconoció de inmediato.
De los relatos se desprende que los recuerdos de vidas anteriores quedan guardados en nuestro subconsciente generando a veces traumas y enfermedades físicas, y son olvidados alrededor de los 5 años. Durante esa etapa, cuando el niño relata historias de lo que pudo ser una vida anterior o manifiesta miedos inexplicables, se suele atribuir a su fantasía. Es por eso que los especialistas en vidas pasadas buscan en su cuerpo marcas de nacimiento que corrobore los datos o bien con la ayuda de alguna investigación histórica se intenta determinar si realmente existió la persona que el niño dice haber sido y si concuerdan los detalles de su vida y su muerte.
Pero si los recuerdos de una vida anterior o visiones de una muerte violenta son la preocupación de un adulto, se recomienda pedir asistencia de un profesional para que pueda sacarlos a la luz mediante un proceso de hipnosis.
Gracias a la hipnosis regresiva utilizada actualmente como terapia para la cura de algunos trastornos psicológicos, se comprobó, con sorpresa para los profesionales que algunos pacientes se iban en la regresión no solo a los primeros años de su infancia sino que a la vida anterior. Son miles los casos analizados por varios investigadores y muchos libros serios que ya se han publicado que se fundamentan en los estudios de abundantes relatos clínicos. Se utiliza como técnica para alivio de ciertas fobias que con la terapia clásica no logran desaparecer. Algunos médicos psiquiatras que no creen en la reencarnación, pero dado los buenos resultados, piden a sus pacientes ir a la vida anterior y por lo general allí está la causa y la solución. Otros destacados profesionales han tenido tantas experiencias con pacientes de diferentes credos que aceptan y defienden científicamente la reencarnación. ¿Por qué no nos acordamos de las otras vidas con mayor facilidad o de las planificaciones que realizamos antes de nacer?
Varias son las razones del olvido, pero todas tienen que ver con la misericordia y el amor de Dios. En primer lugar el recuerdo del pasado nos quitaría libertad de acción en esta nueva experiencia, porque permaneceríamos atados a odios, rencores, o formas enquistadas de proceder que solo el olvido momentáneo del pasado nos permite superar. Por otra parte el recuerdo de hechos violentos o traumáticos que hayamos podido sufrir en otra existencia nos acarrearía culpabilidad o resentimiento, según las circunstancias, y no nos ayudaría a transitar por la senda del progreso con una visión más optimista.

Reencarnación y ley del karma

En una definición del Dharma -la ley universal – se dice que a nuestro alrededor parece girar un mundo maravilloso, estupendamente coordinado que captamos inteligentemente gracias a una ordenación psicomental que demuestra una misma perfecta armonía entre todos los elementos visibles e invisibles que existen en el Cosmos. La Ley, en la filosofía oriental, recibe el nombre de Dharma y es la que dirige el Sendero de la Evolución como causa sin fin de todo.
La aplicación de la Ley (Dharma) crea la diferenciación y de ésta, toda la serie de fenómenos, objetivos y subjetivos, con sus encadenamientos de acción y reacción. Karma, es precisamente la expresión de la ley como Acción y reacción, en lo particular.
Esto llevó también a explicar la desigualdad de los hombres entre sí al nacer y proporcionó razones para creer en una base moral del universo, base según la cual la virtud es siempre recompensada y la malignidad castigada.
Esta doctrina no se aplica al Espíritu-Alma, la cual es en esencia superior a la muerte y nacimiento puesto que es eterna y no se halla afectada por el tiempo, el espacio y la ley de causalidad. Karma significa acción en general. Es la acción que moldea el futuro del hombre, no sólo en la tierra, sino después de la muerte. La ley del Karma es la aplicación de la ley de causa y efecto en el mundo moral. Ninguna acción deja de producir su efecto, tanto en el cuerpo como en la mente. En el momento de morir, las acciones del hombre permanecen en forma de semilla y estas semillas se desarrollan cuando aquél adopta un nuevo cuerpo físico, ya sea en la tierra o en otro plano de existencia. Cada hombre nace en el mundo que él mismo ha construido. El bueno, heredará su propia bondad; el perverso, los frutos de sus malas acciones. El hombre está compuesto de deseos; en proporción a sus deseos es su prudencia; en proporción a su prudencia, realizará acciones (karma); en proporción a sus acciones, serán los resultados que coseche.
La reencarnación es la complementación de la ley del Karma y de la inmortalidad del Alma. El Alma, siendo eterna, no puede ser aniquilada con la desaparición del cuerpo físico. La idea del premio o castigo eterno después de la muerte es rechazada. Porque es absolutamente desproporcionado, para la ley de causa y efecto, imaginar que una acción realizada en un corto período de vida pueda producir como fruto un castigo que durará una eternidad. La idea de que el alma que ha errado no puede tener otra oportunidad para rectificar sus errores, es injusta.
Existen básicamente dos tipos de Karma que le atañe al hombre: un Karma Individual de ciclo largo y otro personal de ciclo corto.
El primero, como su nombre lo indica, es el que afecta a un individuo durante múltiples encarnaciones y ello explica que nazcan hombres ricos y pobres, hermosos y feos, sanos y enfermos, pues todo ello por lógica es fruto de acciones pasadas. En realidad, el Karma no es un “castigo”, sino una compensación justiciera. El Karma personal de ciclo corto, atañe a una sola personalidad o sea a la actual. Si por ejemplo, un comerciante miente en el peso o un conductor de ómnibus es poco amable con el público, estas pequeñas acciones negativas darán sus frutos a la brevedad, a veces en el mismo día. También suele ser mero Karma Personal nuestros éxitos o fracasos comerciales o incluso afectivos. Lo interesante es que, si bien el Karma Individual nos llega desde más allá del nacimiento, éste, el Personal, nos lo construimos minuto a minuto y minuto a minuto bebemos sus destilaciones.
Podemos dividir todas las almas en tres categorías. Una es la inferior: la de las personas con la conciencia del tipo más bajo; otra es el tipo más alto de todos, la conciencia más superior y muy pura; y la tercera es la de la gente intermedia, que tienen algo de cada una de las dos primeras; es por eso que a algunas almas les resulta difícil tomar un cuerpo nuevo inmediatamente después de la muerte.


Tanto las almas superiores como las inferiores deben esperar hasta que encuentran un vientre adecuado; algunas veces tiene que esperar centenares de años hasta el siguiente nacimiento. Las almas inferiores que están faltas de cuerpo son espíritus malos, del bajo astral, lo que llamamos fantasmas, están atormentadas por no encontrar todavía un cuerpo ya que sus intereses y felicidad están atados a él. Las almas superiores son felices y ligeros sin cuerpo y llegan a sentirlo como atadura. Pero suele suceder que se produce una cadena de nacimientos de almas buenas. Con muy poca diferencia de tiempo nacieron el Buda, Mahavira, Sócrates, Platón, Aristóteles, Confucio y Lao Tse. Todas personas increíbles y fascinantes. Lo mismo sucede con las almas inferiores cuando se desarrolla el entorno adecuado, nacen en cadena como lo demuestra el hecho de que en la misma época nacieron Hitler, Stalin y Mao. A las almas medianas, corrientes, no les resulta difícil nacer, en todas partes hay vientres dispuestos a recibirlas. La teoría de la reencarnación, aceptada en todos los tiempos y por los más grandes pensadores y enseñada por los Maestros de Vida, sostiene que existe un principio viviente individualizado que habita e informa el cuerpo del hombre. Este principio, eterno a la muerte del cuerpo, pasa a otro después de un intervalo más o menos largo, según haya sido la vida que el individuo llevó en la tierra.
Este principio, para aquellos que están familiarizados con la concepción filosófica oriental de la septuplicidad del hombre, es Alma, el Espíritu que tiene, en esta caso, manifestación dual: los orientales dicen:Budhi (la inteligencia innata, a intuición) y Manas (la mente universalista). O sea que Atma, Budhi y Manas conforman la triada, la trinidad en el hombre y en todas las cosas.Es Dios en cada una de las partículas manifiestas.
Esta triada (Atma,Budhi y Manas) o sea Espíritu, Alma y Mente, es el principio común que existe en todo lo manifiesto desde una simple partícula atómica hasta la mas grande de las galaxias. Estos tres aspectos, son los que nos identifican. Todo lo creado contiene potencialmente este principio trino. La labor de la educación-educir- es ponerlos en acto. Es despertarlos, es darle vida.
Este principio, es el lazo que une lo particular con lo general. Lo individual con lo universal. Podríamos decir, a modo de ejemplo, que si hacemos una abstracción, es decir, borramos todas las formas que nos dividen, vemos brillar ese principio uno y único.
Las formas, que dan existencia a los objetos, son simplemente las ropas, los vestidos de los que nos habla el Bhagavad Gita. Si llegamos a entender este concepto nos podríamos liberar de la ignorancia que es creada por la fantasía.
Pero, como estamos condicionados por la ley de causa y efecto (karma) nuestra comprensión es limitada y hasta que nos liberemos de las ataduras mundanales que nos esclavizan tenemos que retornar una y otra vez al mundo de las formas ilusorias. Nuestra misión en la tierra es despojarnos de la ilusión y vivir la realidad espiritual. O sea que la vida, según esta filosofía, es la posibilidad de vivir el principio eterno. Venimos para aprender a despojarnos de las ataduras, de las posesiones, de los deseos. Y esto se debe hacer sin el dolor que produce dejar algo. Se debe hacer por conciencia y no por represión. Dejar alto naturalmente, por crecimiento, por despertar, como cuando dejamos de ser niños y sin darnos cuenta somos adolescentes, adultos o viejos. Sin resistencia, teniendo presente que las reencarnaciones sucesivas son necesarias, primero: para continuar el desarrollo de las facultades y segundo para recoger el fruto de nuestros actos en forma de “premios “ o “castigos”.Una vez agotadas ambas no volvemos más al mundo del dolor.

La Reencarnación y las Religiones

El retorno del alma o esencia (que se produce después de la muerte) a una nueva forma física. La creencia en la reencarnación ha existido desde hace milenios y la noción ha emergido en uno u otro momento virtualmente en todo el mundo. Aproximadamente dos tercios de la población del mundo acepta alguna forma de reencarnación o renacimiento como una creencia fundamental, especialmente los budistas y los hindúes, así como muchas sociedades tribales.
La creencia en la reencarnación varía de una cultura a otra. Los egipcios de la antigüedad creían en la reencarnación de las grandes almas, cuyo propósito era dirigir a la humanidad. Con el transcurso del tiempo, los egipcios modificaron esta concepción para hacer extensiva la reencarnación a las masas. El Libro Egipcio de los Muertos contiene encantamientos para propiciar la reencarnación. Pitágoras (c. 572-479 a.C.) predicaba la reencarnación de las almas en la Grecia antigua. Platón (c 427-347 a.C.) afirmaba que sin encarnaciones sucesivas la vida desaparecería en el universo. Muchas tribus africanas tienen una creencia en la reencarnación profundamente arraigada. En las tribus que creen que los seres humanos reencarnan en otros seres humanos, el no tener hijos es considerado una maldición, porque esto disminuye la probabilidad de que las almas puedan renacer. En Australia la creencia en la reencarnación se extiende por todo el continente, aunque es más fuerte entre las tribus aborígenes que habitan la parte central del mismo. Con la desaparición de su antigua cultura, algunos aborígenes creen que reencarnarán como "compañeros blancos" en la continua evolución de sus almas.En todas las culturas de las islas del Pacífico la creencia en la reencarnación es fuerte, pudiendo ser hallada entre los balineses, okinawos, ainús (norte del Japón), tasmanios, maoríes (Nueva Zelandia), fidjienses y los habitantes de Nueva Caledonia, las islas Salomón y la Melanesia.
Muchas tribus aborígenes norteamericanas creen en la reencarnación. Los tlingits de Alaska, por ejemplo, le atribuyen gran importancia porque la consideran como una continuación gloriosa de la identidad personal. Antes del nacimiento de un niño, un alma se presenta en el sueño de la madre o de algún familiar cercano y les anuncia su propósito de reencarnar en la criatura. Al nacer, el niño debe ser correctamente identificado según sus vidas anteriores y se le da el nombre tribal de la persona que fue antes. De esta manera, el niño puede recibir el mérito de todas las buenas acciones por su encarnación anterior. Al niño que no se le identifica correctamente se le está negando su derecho a la gloria acumulada.La creencia en la reencarnación existe también entre los aborígenes de América Central y del Sur, y quizás esta fuera una de las razones por las que los españoles los conquistaron con relativa facilidad. Los españoles fueron saludados como dioses renacidos Quetzalcoatl en México y Viracocha en Perú y los nativos se mostraron así ansiosos por someterse a sus caprichos, lo que tuvo desastrosos resultados.Con raras excepciones, las vidas anteriores no se recuerdan espontáneamente, siendo los niños quienes con mayor frecuencia recuerdan sus vidas pasadas de manera natural. De acuerdo con distintas tradiciones, el olvido es una condición necesaria para que la reencarnación tenga lugar.

La reencarnación en el islamismo


La idea de la reencarnación era conocida en la antigua Persia antes de la llegada del Islam. Las prédicas del profeta Zaratustra la mencionan y aparece explicada en detalle en El Desatir, libro místico escrito c. 500 a.C. En el siglo VI d.C. el profeta Mahoma recibió el Corán -la Biblia islámica- directamente de Alá. En el Corán no se hace referencia directa a la reencarnación, pero por la interpretación que se da a algunos de los pasajes parece que se refiriera a ella. Un buen ejemplo es el capítulo 25 -Sura Zajraf- versículos de la Meca 5-10-16: "Y Él envió la lluvia del cielo en cantidades adecuadas, y hace volver a la vida a la tierra muerta de manera semejante a como tú renacerás".
Posteriormente, la reencarnación de Mahoma pasó a ser tema de las enseñanzas esotéricas. Tres aspectos del renacer son aceptados por diversas escuelas esotéricas: (1) la encarnación periódica del Hombre Perfecto o Deidad; (2) el retorno del Imán (divinidad anteriormente manifiesta en Mahoma) o de otro líder espiritual después de la muerte, y (3) el regreso de las almas corrientes. Algunos entre los Ism'ilis afirman que Krishna reencarnó como Buda y después como Mahoma.

La reencarnación en el hinduismo

En los primeros tiempos, los brahamanes (sacerdotes) dominaban la religión de acuerdo al sistema de castas que establecía las divisiones sociales. Cada casta, tiene una función que desempeñar (varna):


1. Los Brahamanes, en el puesto más alto, son la clase sacerdotal del hinduismo
2. Los kshatriyas, los guerreros
3. Los vaishyas, comerciantes y agricultores
4. Los shudras, peones y sirvientes


Esta división social rígida se fundamenta en la creencia de un alma eterna (atman) que se reencarna numerosas veces en formas diferentes de acuerdo a la ley moral (karma) que prevalece en el universo. Cabe destacarse que la ley del karma no es en sí misma una recompensa o un castigo, sino una ley tan impersonal como podría ser la ley de gravedad.
El hinduismo sostiene la existencia de la reencarnación y ofrece un camino para que el alma pueda avanzar a lo largo de las sucesivas encarnaciones. Así los senderos mayores son los denominados "marga":


1. jnana-marga: el sendero del conocimiento o interior
2. karma-marga: el sendero de la acción o de los trabajos apropiados
3. batí-marga: el sendero de la devoción a Dios

El hinduismo considera la reencarnación como una desgracia, una penosa carga, una servidumbre de la cual hay que escapar. A lo largo de la historia de la India ha habido ocasiones en que la casta de los brahmanes ha usado de manera abusiva los conceptos de la reencarnación y la ley del karma para manipular a las masas.
Así, según la filosofía hindú, la vida humana es cíclica: después de morir, el alma deja el cuerpo y renace en el cuerpo de otra persona, animal, vegetal o mineral.
Este incesante proceso recibe el nombre de samsara.
El samsara o "rueda de los renacimientos" es algo admitido como un hecho por los hindúes desde su más temprana infancia. Los hindúes creen que la reencarnación es causada por las imperfecciones del alma cuando viene por primera vez al mundo. La ignorancia y el deseo perpetúan la necesidad de reencarnar. El alma se perfecciona mediante la purificación y la realización de sí misma,? así como con la renuncia a los apetitos materiales, y sólo puede abandonar samsara cuando se reunifica con Brahma, lo i Absoluto.
El samsara es influido por el karma, la ley de causa y efecto a través de la cual el bien es recompensado y el mal castigado. Los seres humanos pueden reencarnar en formas de vida inferiores. El número de reencarnaciones es ilimitado, aunque las vidas sucesivas deben estar separadas por un período de descanso en el que el alma comtempla sus progresos. No se sabe con certeza cuán antiguo es en el hinduismo el concepto de la reencarnación, aunque en los Vedas (las ~ más antiguos escritos sagrados, algunos de los cuales datan de c.1000 a.C.), se hacen referencias al renacimiento o la reencarnación. Los Upanishads, que son un comentario de los Vedas, también se refieren a la reencarnación. La reencarnación es explicada con más detalles en el Bhagavad-Gita ("La canción del Señor" o "Canción de Krishna'), parte del Mahabharata, escrito entre c. 400 a.C. y 200 a.C. En el Cita Krishna, el octavo avatar (encarnación) de Vishnú, explica que el yo es eterno. "¡Tanto tú como yo hemos pasado por muchos nacimientos!", dice Krishna a Arjuna. "Yo conozco los míos, pero tú no conoces los tuyos". . Krishna afirma que por medio de un esfuerzo continuado a lo largo muchas vidas, el alma puede alcanzar finalmente un estado de suprema felicidad y gracia.

La cualidad de la reencarnación viene determinada por el mérito o la falta de méritos que haya acumulado cada persona como resultado de sus actuaciones o karma, de lo que el alma haya realizado en su vida o vidas pasadas.
Todos los hindúes creen que el karma funciona así. A pesar de ello, también se puede modificar con la práctica de expiaciones y de rituales (ejercitándose a través del castigo o de la recompensa), consiguiendo así disminuir a hacer más fácil (moksha) todo el proceso del samsara, con la renuncia previa de todos los deseos terrenales.
Así, el karma (en sánscrito, ‘acciones’), en la filosofía india, es el conjunto de acciones personales, buenas o malas, que van ligadas al alma mientras ésta transmigra. Cada nuevo cuerpo queda determinado por el karma anterior. La creencia en el karma es aceptada por todos los hindúes.
En la filosofía y el pensamiento religioso oriental, la creencia en la transmigración aparece por primera vez en forma doctrinal en la recopilación religiosa y filosófica india de los Upanishad, traducida al persa por el príncipe Dara Sukoh durante el siglo XVII, y desde entonces el samsara ha sido uno de los principales dogmas de las tres principales religiones orientales: el hinduismo, el budismo, y el jainismo.
Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está determinado por las buenas o malas acciones (karma) realizadas en anteriores encarnaciones. Las almas de los que hacen el mal, por ejemplo, renacen en estados inferiores (como animales, insectos, y espíritu de los árboles).
La liberación del samsara y del karma se consigue después de la expiación de las malas acciones y del reconocimiento de que el alma individual, el atman, y el alma universal el brahman son idénticas.
Así, el samsara (en sánscrito, ‘deambular’), es el concepto fundamental de la doctrina de la reencarnación en el hinduismo. Designa el ciclo de vidas, muertes y renacimientos que cada ser experimenta como consecuencia de su karma. Cada ser viaja por esta rueda, que abarca desde los dioses hasta los insectos y el sentido de su trayectoria lo marca el contenido de sus actos.
El hinduismo se esfuerza en trascender este proceso mediante la liberación definitiva que supone el acceso al nirvana, o sea, el estado ideal y supremo que consiste en la liberación de todo dolor y en la ausencia de todo sentido de individualidad

La reencarnación en el budismo
Según el budismo, todos los seres humanos pasan por diversas existencias y así se sube o se baja en el camino de la perfección hasta llegar al nirvana. Los tibetanos usan 17 vocablos distintos para definirla. Es más bien un concepto filosófico de la "continuidad".
El budismo, que prevalece en partes de la India y en todo el resto de Asia, deriva su doctrina del renacimiento (diferente a la de la reencarnación) del hinduismo. De acuerdo con el canon Pali primeras escrituras de la escuela theravadzBuda enseñó que la persona posee un yo inferior que muere con el cuerpo y un yo superior que sobrevive. Sin embargo, el budismo ha evolucionado con el concepto de anatta o "no yo" (o "ausencia del yo") que sostiene que no hay personalidad o ego que permanezca intacto en el tránsito de una vida a otra. Lo que sucede es que, al morir, la personalidad se desintegra en chispas o pedazos que posteriormente se funden con otras chispas para formar una nueva personalidad. Lo que sobrevive es la fuerza vital o voluntad de vivir, que lleva consigo los atributos kármicos buenos y malos desarrollados durante la vida. Las encarnaciones son causadas por el karma y los deseos terrenales, los que deben ser superados en la búsqueda de la perfección espiritual. Antes del renacimiento, los padres son escogidos por razones kármicas.
La liberación del ciclo de renacimientos se logra cuando la persona supera las "tres raíces nocivas" el deseo, el odio y el engaño y alcanza el nirvana (la "extinción") o iluminación, que es un estado de paz inefable.
La rueda de los renacimientos abarca seis estadios de la existencia, que deben ser atravesados por todos los seres dotados de sensibilidad mientras haya en ellos karma negativo que eliminar: dioses (devas), asuras (fuerzas elementales), seres humanos, animales, pretas (fantasmas hambrientos que viven en un purgatorio de deseos insatisfechos) y los habitantes del infierno. Para el budismo, "el infierno" es otro estado purgatorio temporal cuyo carácter y duración es determinado por el karma. Sólo en el estadio humano la persona tiene la oportunidad de despertar espiritualmente, y cuando lo logra, deja de estar atada a la rueda de renacimientos, aunque uno puede elegir renacer si así lo quiere. Igual que el hinduismo, el budismo percibe el renacimiento como una desgracia y una carga. Tanto los hindúes como los budistas creen que el último pensamiento en el momento de la muerte determina el carácter de la próxima encarnación. Es por ello que el morir adecuadamente resulta de vital importancia, y existe un arte yóguico de morir y elegir el próximo vientre materno, que es enseñado a los adeptos. De acuerdo con el Libro Tibetano de los Muertos, el Bardo, o estado posterior a la muerte dura 49 días y consta de tres etapas de deterioro de la conciencia: la de Luz Clara, o serenidad suprema; la de visitas de las deidades Apacibles e Iracundas, y la de un recuento del karma que concluye con el renacimiento. La misma transición de la oída a la muerte se produce en un estado de inconciencia en un plazo de tres y medio a cuatro días. El Libro Tibetano de los Muertos contiene el procedimiento para lograr esa transición sin perder la conciencia.

La reencarnación en el judaísmo

Gilgul es el término hebreo que significa "transmigración" o tránsito del alma de un cuerpo a otro a través de la muerte. En la Torá no se hace referencia directa al gilgul, aunque se le puede inferir de algunas alegorías. Sin embargo, sí aparece en la kabbalah, el cuerpo de conocimientos místicos basados en las enseñanzas esotéricas primitivas que empezaron a ser compilados por los rabíes a principios de le Edad Media.
De acuerdo con la kabbalah, los judíos primitivos creían en la transmigración de los grandes profetas: Adán se había convertido en David, el que a su vez se convertiría en el Mesías. El Zohar (El Libro del Esplendor), obra muy influyente publicada por primera vez c. 1280 pero cuyo contenido se atribuye a enseñanzas del siglo I d.C., hace extensivo el gilgul a todas las personas. "Todas las almas están sujetas a la prueba de la transmigración..."
Sin embargo, no todos los kabbalistas contemplaban el gilgul como una ley universal; algunos la relacionaban con los pecados contra la procreación y con los tabúes sexuales. Para otros, la reencarnación era el castigo por el asesinato de Abel a manos de Caín, que cesaría sólo cuando todos los muertos hubieran resucitado. La kabbalah ocupó un lugar preeminente en el pensamiento judío desde cerca del siglo XIII hasta el siglo XVIII. Las obras kabbalísticas posteriores a esa época desarrollaron la idea de las "almas principales" pertenecientes a una raíz, que era Adán. En el siglo XIX la kabbalah perdió el favor de los escépticos eruditos judíos, con lo que el concepto de Gilgul desapareció de la tradición. Desde los inicios del siglo XX, el gilgul no ha sido enseñado en ninguna de las tres ramas principales del judaísmo -la reformista, la conservadora y la ortodoxa- aunque se sigue enseñando en la secta hasídica.

El judaísmo, el islam y el cristianismo no aceptan la reencarnación. En efecto, ésta no es compatible con la revelación del Antiguo Testamento ni con la del Nuevo Testamento. Esta doctrina es totalmente incompatible con las tesis católicas sobre el alma. El alma es la forma sustancial del cuerpo, que le da el ser específico, por lo que no puede llegar a ser la forma de otro cuerpo (cf. Santo Tomás, De spiritalibus creaturis, a.9, ad 4). Además, la resurrección de los cuerpos contradice totalmente la metempsícosis, así como la doctrina de las penas eternas del infierno.

La reencarnación en el cristianismo


El Concilio Vaticano II rechaza le reencarnación al referirse al “único curso de nuestra vida terrestre” (L G. 48). Esta frase fue añadida por pedido de 123 obispos, la mayoría de ellos brasileños, dato que no resulta sorprendente si se considera la alarmante difusión en el Brasil de una secta como Umbanda, mezcla sincrética de religiones africanas con espiritismo kardecista.
El interés secular occidental en la reencarnación se vio reavivado en el siglo XIX cuando madame Helena P. Blavatsky introdujo el pensamiento esotérico oriental en Occidente a través de la teosofía. En Isis Unveiled, Madame Blavatsky sostiene que la reencarnación era producto de la "ignorancia de los sentidos".
Ninguna de las principales religiones cristianas reconoce o enseña oficialmente la idea de la reencarnación, aunque diversos miembros de sus clerecías han especulado sobre ella o la han apoyado. La Unity Church (llamada a veces la "Iglesia de la Nueva Era") reconoce la reencarnación e invita a que sea enseñada a sus feligreses. Esta iglesia hace hincapié en la "regeneración" más que en la reencarnación, afirmando que la regeneración, o purificación del alma, es lo que eventualmente hace innecesaria la reencarnación.
En el año 553 el Concilio de Constantinopla, no presidido por el papa sino por un laico (Emperador Justiniano I) hizo que se declarara "herejía" la enseñanza de Orígenes de Alejandría y otros Padres de la Iglesia, todos ellos reencarnacionistas. Quince postulados fueron condenados por el concilio entre ellos: la preexistencia de las almas, la reencarnación, la eternidad de la creación, etc. Hoy debido a la natural evolución humana y al despertar mental que actualmente sucede, despertar que no es igual para todos dado que hay almas con más y con menos experiencias, la mayoría aceptaría la reencarnación y otras verdades por inspiración y no por dogma. El fin del siglo 19 hubiera sido muy distinto, con una aceptación mayoritaria entre los cristianos, si el concilio no hubiera decretado lo que decretó simbólicamente como clave para el futuro; lo hizo reteniendo por la fuerza en Roma al Papa Virgilio quien debía presidirlo y que hubiera aceptado las enseñanzas tal como se transmitían , por ser reencarnacionista. El Papa Virgilio y sus sucesores Pelagio I, Pelagio II y Gregorio I, rechazaron lo dispuesto por el concilio. Esto duró hasta el año 604. En occidente, actualmente los más reacios a aceptar la posibilidad de la reencarnación, por lo general, son los grupos cristianos, para quienes nada se ganará con mostrarles algunos versículos bíblicos destacados por los estudiosos del tema; igual le darán otra explicación a esos versículos. Este conocimiento es milenario, pero nuevo en su concepción cósmica a la luz de la evolución humana actual y de la ciencia física moderna. Sin embargo no podemos desconocer que los primeros Sabios Padres de la Iglesia ligados a la enseñanza dejada por Jesucristo aceptaban la reencarnación. Justino Martir (100 - 165) expresó: " El alma vive más de una vez en un cuerpo humano, pero no puede recordar sus experiencias anteriores". San Clemente de Alejandría (150 - 220) señaló: "Antes de la creación del mundo preexistíamos en Dios, nosotros criaturas racionales del Verbo de Dios a causa de lo cual nos remontamos al principio". Orígenes de Alejandría (185 - 254) destacó varios principios teológicos. El decía: "Existe la preexistencia de las almas: el alma es inmaterial y por lo tanto no hay ni principio ni fin de su existencia. Hay un proceso constante hacia la perfección, siendo nosotros primero como vasos de barro, luego de vidrio, luego de plata, para finalizar como cálices de oro. Todos los espíritus fueron creados sin culpa, y todos han de regresar, por fin, a su perfección original. La educación de las almas continúa en mundos sucesivos. Hay innumerables mundos que se siguen unos a otros durante eras eternas. ¿No será más conforme a la razón que cada alma por ciertas razones misteriosas es introducida en un cuerpo de acuerdo con sus méritos y acciones anteriores?". Sinesio (370 - 430) manifestó: "Padre. concede que mi alma, estando en la luz ya no sea sumergida en la ilusión engañosa de la Tierra. El alma que no regresó pronto a la región celestial de donde fue mandada a la Tierra, tiene que pasar por muchas vidas recorriendo el mundo". Arzobispo Puacher Passarelli de la orden de los Capuchinos, predicador apostólico adjunto al Santo Sínodo (Vaticano) es partidario de la tesis de la reencarnación, escribiendo al senador Taurredi, su compañero de creencias, las siguientes palabras: "Si fuese posible popularizar la idea de la pluralidad de las existencias en este mundo, sería un medio de realizar la voluntad divina de permitir al hombre expiar sus pecados, purificarse y esforzarse en ser digno de Dios y de la vida inmortal. Esto sería un gran paso que resolvería intrincados y dolorosos problemas que angustian al alma humana. Pienso cada día más en esta verdad, que será pródiga en beneficios para la religión y para la sociedad." Si bien es verdad que en nuestro mundo occidental está tomando fuerza tal idea, la creencia y doctrina de la reencarnación es conocida desde la antigüedad y sostenido por las diversas religiones actuales de toda el Asia y enseñada por múltiples escuelas filosóficas y espiritualistas. Muchos filósofos antiguos bien conocidos, tales como Pitágoras, Sócrates, Platón y muchísimos otros, sostuvieron como verdad la ley de los renacimientos. Hay una frase de Pitágoras a sus discípulos más adelantados: "Una vida en la carne, no es más que una anilla en la larga cadena de la evolución del alma". La reencarnación o vuelta a la vida física, está muy clara en el Nuevo Testamento. Cuando Jesús, el Mesías, habló a la multitud que le seguía, y refiriéndose a Juan el Bautista dijo: "Y si queréis oírlo, él es Elías que había de venir". (S. Mateo XI v. 14-15). Pues, esta vuelta de Elías a la carne, a la vida física, había sido anunciada por el profeta Malaquías (IV-5). Y en el Evangelio de San Mateo (C. XVII v. 12-13) , en el de San Marcos (C. IX v. 10-12), en el de San Lucas (C. I v 13-14-15-16-17), refieren claramente que Jesús dijo que Elías había venido en la persona de Juan el Bautista. Podéis comprobarlo. O sea que, Jesús, el Mesías, afirmó que Elías, el espíritu de Elías naturalmente, había vuelto a la vida física, había reencarnado en la persona de Juan el Bautista (Johanan, hijo de Zacarías e Isabel). Ante esta afirmación del Mesías, cabe alguna duda?. ¿Por qué, entonces, es ocultada esta verdad por las iglesias cristianas?. La reencarnación formaba parte de la doctrina cristiana, en los primeros siglos del cristianismo primitivo, aquel cristianismo puro, de amor y renunciación. Este fundamento del progreso espiritual por medio de los renacimientos, ha surgido de nuevo a mediados del siglo XIX, por el esfuerzo de un misionero del espiritismo, conocido con el nombre de Allán Kardec quien ha contribuido grandemente a dar nueva vida a esta verdad en nuestro mundo occidental. Sólo pasando a través de muchas existencias podemos lograr que evolucionen los valores del alma, y la raza humana pueda mejorar en su conjunto. En realidad hay tres posturas o teorías en este tema: 1. La Teoría Materialista sostiene que la vida es un viaje del nacimiento a la muerte; que la mente es el resultado de ciertas correlaciones de la materia; que el hombre es la más elevada vida inteligente del Cosmos; y que su inteligencia perece cuando el cuerpo se desintegra después de la muerte. No hay absolutamente nada más allá de la muerte. 2. La Teoría Teológica afirma que a cada nacimiento un alma recién creada por las manos de Dios entra en la experiencia de la vida, pasando de un estado invisible, a través del nacimiento, a una existencia visible. Al fin del corto período de nuestra vida en el mundo material pasamos, a través de la muerte, al más allá invisible, de donde no se vuelve más y que nuestra felicidad o desdicha queda determinada por toda la eternidad por las obras que hemos hecho durante el infinitesimal período comprendido entre el nacimiento y la muerte. Infinitamente infinitesimal si lo comparamos con el Universo. Esta teoría sostiene la inmortalidad del alma. 3. La Teoría de la Reencarnación o renacimiento enseña que cada alma es una parte nacida de Dios, y que está desarrollando todas las posibilidades divinas, así como la semilla desarrolla una planta; que por medio de encarnaciones repetidas en un cuerpo humano vamos mejorando la calidad gradualmente y desarrollando los poderes dados por nuestra naturaleza divina; que toda la humanidad alcanzará la meta de la perfección y el retorno a su origen, la divinidad. El alma es inmortal pero se desarrolla a través de múltiples encarnaciones. Vida tras vida, mediante la evolución, se cumple el camino de retorno a nuestro creador; que no hay personas superiores ni inferiores, pues todos somos hermanos y como espíritus, hijos de la divinidad, siendo algunas almas encarnadas más evolucionadas que otras, ya que han nacido con anterioridad unas de otras. No somos culpables de nuestra ignorancia y de nuestro actuar ignorante. No es culpa del destino ni del azar nacer como nacemos, ni ser quien somos. El universo es regido por Leyes Divinas a las que no escapamos. Todo tiene su justa razón de ser. No debes dañar a otros, pero a su vez no debes aceptar ser dañado por otros. No debemos atacar pero sí defendernos.

Reencarnación en el sexo opuesto


Las creencias en el desplazamiento sexual varían de una cultura a otra. En las sociedades en las que la condición de la mujer es considerada muy baja (como en el caso de los drusos del Líbano), se considera imposible que un hombre reencarne en una mujer o bien se considera como un castigo kármico. Algunos kabbalistas de los primeros tiempos sostenían que el cambio de género era contra natura, y que el hombre que reencarnase en una mujer sería estéril.
Los creyentes occidentales en la reencarnación aceptan por lo general el cambio de sexo como parte del desarrollo del alma. Stevenson y otros investigadores han recopilado casos de cambio de sexo.

Reencarnación de seres humanos en formas no humanas


Entre hindúes, budistas, muchas tribus africanas y algunas tribus de aborígenes norteamericanos como los inuit, existe la creencia en la transmigración del alma humana hacia dominios inferiores. En África son más comunes las creencias en el renacimiento del alma humana en formas no humanas que las creencias en el renacimiento entre seres humanos. Las formas no humanas comprenden mamíferos, pájaros, reptiles, insectos, plantas y monstruos fabulosos.
En el antiguo Egipto existía la creencia de que el alma humana podía ocupar formas animales en su proceso de perfeccionarse a sí misma, y que podía permanecer hasta tres mil años en la forma animal antes de retornar a la forma humana. Los griegos de la antigüedad tomaron de los egipcios su concepto de metempsicosis, o tránsito del alma del cuerpo de un ser humano al de otro ser humano, o al de un animal. No es seguro que Pitágoras y Platón enseñaron el concepto de metempsicosis de manera literal aun figurada. Según algunos seguidores de Platón, un alma humana que involucionaba no se convertía realmente en el alma de un animal, sino que tomaba posesión del cuerpo a la manera de un daimón o espíritu guía. Justino Mártir, filósofo del cristianismo primitivo (c.100-165), creía que las almas humanas "indignas' eran asignadas a animales salvajes. Esta idea que impugnada por otros cristianos de la época como Tertuliano (c.160-230), que la consideraba ridícula. En el Occidente contemporáneo la transmigración de almas humanas a animales es ampliamente rechazada incluso por quienes creen en la reencarnación, como la Unity Church. El principal argumento que se esgrime contra esta creencia es que la extremadamente desarrollada conciencia humana no podría funcionar en una forma de vida inferior. Además, la ley del karma no se cumpliría, porque un animal no podría entender o percibir de manera alguna lo que está sucediendo. Stevenson no ha podido encontrar en sus investigaciones pruebas convincentes en apoyo de la transmigración a formas inferiores de vida. Las lecturas de Cayce no mencionan ningún hecho de esa clase, aunque Cayce sí declaro que la actitud de la especie humana hacia los animales y la forma en que los trata, produce una reacción kármica del mismo reino animal.

Reencarnación en dominios infrahumanos


Los hindúes y los budistas creen que todas las formas de vida reencarnan como parte de su propia evolución espiritual. En Occidente, algunos creen en un proceso unívoco en el que entidades infrahumanas se elevan hasta el dominio humano y aún más allá.
De acuerdo con la teosofía, las especies infrahumanas pertenecen a un "alma grupal", una conciencia colectiva. Así, por ejemplo, cuando un animal muere, su individualidad es absorbida en el grupo. Las nuevas almas de animales renacen de chispas desprendidas del alma grupal, de manera similar a la idea budista del renacer entre los hombres. La teosofía sostiene igualmente que en el planeta Tierra epa ten varias líneas de evolución paralelas. Una de ellas se inicia en los minerales y se abre camino hasta las plantas, los arbustos, los árboles, los reptiles antediluvianos, los mamíferos inferiores, los mamíferos superiores y los animales domésticos, hasta alcanzar finalmente a los seres humanos (que a su vez pueden dividirse en tres niveles: primitivos, corrientes y avanzados). Otra corriente comienza igualmente en los minerales, pero sigue una senda distinta a través de las hierbas, las hormigas, las abejas, las criaturas etéreas, las hadas, los espíritus del fuego, las sílfides, los devas astrales y los devas superiores. Las aves pertenecen a una línea evolutiva que culmina en los espíritus de la naturaleza y los devas.
Basado en la Ley de Causa-Efecto, la posibilidad de continuar con las experiencias después de la muerte nos da la ocasión de poner en práctica todas las enseñanzas espirituales y de poner remedio a los errores cometidos en la vida anterior para poder alcanzar después el conocimiento que permite el dominio del espíritu sobre la materia

Pruebas de la reencarnación


Los creyentes en la reencarnación no abundan mucho en Occidente, pero su número ha ido creciendo lentamente desde finales del siglo XIX, fundamentalmente debido a la influencia de la teosofía y del médium norteamericano Edgar Cayce, así como a la introducción de las religiones orientales.
El Manual de Annie Besant sobre Reencarnación dice entre otras cosas: las pruebas de la reencarnación no alcanzan una demostración completa y general, pero establecen una presunción tan firmemente fundada, como lo permite la naturaleza del caso. La teoría que contiene ofrece la única explicación satisfactoria del crecimiento y decadencia de las naciones, de los hechos, de la evolución individual, de las diversas capacidades de los hombres, de la repetición de los ciclos en la historia, de los caracteres humanos excepcionales.
Dentro de los límites de una familia, hay ciertas particularidades hereditarias que reaparecen y algún “parecido de familia” une los miembros de la misma. Estos parecidos físicos son patentes y están considerados como testimonios de la ley de la herencia. Pero ¿cuál es la ley que explica las sorprendentes diferencias de capacidad mental y de carácter moral, que se encuentran dentro de los estrechos límites del círculo de una sola familia, entre hijos de unos mismos padres? En una familia de hogar tranquilo y de temperamento afectivo, nace un muchacho de espíritu salvaje vagabundo, que ninguna disciplina puede dominar, ni ningún incentivo contener. ¿Cómo es, pues, que se encuentra un tipo semejante y en circunstancias tales, si la naturaleza mental y moral nacen de fuentes hereditarias?
En este caso, como en todos los casos, la reencarnación da la respuesta, colocando las cualidades mentales y morales en el Alma inmortal y no en el cuerpo físico nacido de los padres. Se encuentran grandísimos parecidos físicos entre hermanos cuyos caracteres mentales y morales son polos opuestos. La herencia puede explicar lo primero, pero no así lo segundo.
La observación de las extraordinarias diferencias entre las personas para asimilar conocimientos, nos lleva a la misma conclusión: la reencarnación. Ésta, como ninguna otra teoría, explica la existencia humana, los problemas de disparidad de circunstancias, las diferentes capacidades y las diferentes oportunidades.
En esencia, ¿qué es la reencarnación? Es la creencia de que cada uno de nosotros pasa por vidas sucesivas, con el propósito de crecer en espíritu y de recobrar la plena conciencia de su naturaleza divina. El punto de vista de Cayce excluye la metempsicosis o transmigración de las almas, según la cual los humanos pueden reencarnarse en forma animal. A la vez, provee un marco filosófico para el pasado, poniendo especial énfasis en la manera de asumir nuestra existencia actual: debemos vivir el momento presente, procurando desarrollarnos espiritualmente y ayudarnos los unos a los otros. Las lecturas enseñan que el recorrido que hemos efectuado nos ha traído al punto en que nos encontramos.
Sin embargo, lo esencial no es quiénes hemos sido o qué hemos hecho antes, sino cómo reaccionamos frente a las oportunidades y a las pruebas que surgen ahora mismo, dondequiera que nos hallemos. En efecto, nuestras elecciones y conducta del momento, provenientes de nuestro libre albedrío, son las que realmente importan. La perspectiva de Cayce, para nada fatalista, abre horizontes casi ilimitados.
Cayce señaló también el peligro de comprender incorrectamente la reencarnación. Indicó que ciertas teorías alteraban su verdadero significado. En particular, todas las que no reconocían la libre voluntad creaban lo que llamó "un monstruo kármico", es decir una idea errónea que no tomaba en cuenta los hechos auténticos, ni la estrecha conexión existente entre el karma, el libre albedrío, el destino y la gracia.
Aún hoy en día, mucha gente interpreta, de manera equivocada, la reencarnación como un eslabonamiento o una concatenación ineluctable de experiencias y de relaciones que nos impone nuestro karma. Si así fuera, nuestras decisiones anteriores nos obligarían a seguir una trayectoria marcada con acontecimientos específicos, y nuestro porvenir ya estaría fijado. Esta visión difiere totalmente de la de Cayce, pues las lecturas destacan que el pasado no proporciona sino una coyuntura posible o probable. Muestran que, lejos de ser meros espectadores, a veces reticentes, desempeñamos un papel dinámico en el desenvolvimiento de nuestra propia existencia.
La palabra "karma" es un término sánscrito que significa "obra, hecho o acto". A menudo se le da el sentido de "causa y efecto". Las lecturas concuerdan con esta acepción, pero añaden la noción filosófica inédita y exclusiva de que el karma puede definirse como una memoria. Por ende, no se trata de una "deuda" que tenemos que pagar conforme a algún criterio universal, ni de una serie de experiencias determinadas por nuestras previas acciones, buenas o malas.
El karma es sólo una memoria, una fuente de información que incluye elementos 'positivos' y otros aparentemente 'negativos', en la cual el subconsciente busca los datos que utiliza en el presente. Esto explica, por ejemplo, las afinidades o las animosidades espontáneas que sentimos por ciertas personas. Aunque esa memoria subconsciente se refleja en nuestra fisonomía e influye en nuestros pensamientos, reacciones y decisiones, siempre podemos recurrir al libre albedrío para orientar nuestra vida.
Las lecturas de Cayce mencionan que cuando fallecemos, no nos reencarnamos de inmediato. Puesto que lo que llamamos subconsciente en el plano físico viene a ser nuestro consciente en el más allá, el alma recapitula todo lo que ha atravesado y escoge, entre las lecciones que debe aprender, las que se siente capaz de asumir ahora a fin de seguir su evolución. Entonces aguarda el momento propicio para renacer en la tierra. Ordinariamente, elige un entorno que ha conocido antes.
En cada nueva vida, opta por un cuerpo masculino o femenino, según el objetivo de su encarnación. Además, selecciona el ámbito y las condiciones (padres, familia, lugar, época, etc.) que le permitirán perfeccionarse y cumplir con lo que espera realizar. Sin embargo, sus experiencias dependerán de la forma en que emplee su libre albedrío dentro de ese contexto. En efecto, podemos considerar nuestras tribulaciones como obstáculos e impedimentos o, por el contrario, transformarlas en situaciones beneficiosas, en oportunidades de elevar nuestro nivel de conciencia. El proceso de reencarnación continúa hasta que logremos personificar el amor universal en el mundo y expresar nuestra esencia divina en todos los aspectos de la vida terrenal.
Conviene notar que talentos y cualidades nunca se pierden, de modo que las facultades cultivadas en cada encarnación se suman al capital del futuro. Por ejemplo, el don de los niños prodigios es el resurgimiento de un talento ejercitado en una o varias existencias previas. Asimismo, un excelente profesor de literatura podría haber sido escritor, historiador y copista en vidas anteriores. De hecho, nuestras aptitudes se manifiestan en función del motivo de nuestra encarnación actual.
Las lecturas revelan que el karma no se instaura entre los individuos, sino únicamente con uno mismo. En otras palabras, "uno siempre se enfrenta a sí mismo". En consecuencia, el curso de nuestra existencia se basa en las decisiones que tomamos a fin de responder a la coyuntura que nosotros mismos hemos suscitado. No obstante, la noción más difícil de entender es que, en general, se nos brinda la posibilidad de resolver nuestros propios problemas kármicos a través de nuestras interacciones con los demás. Por esta razón, en lugar de aceptar la plena responsabilidad de nuestros fracasos y decepciones, tendemos a imputárselos a otros.
Así nuestro karma nos es personal, pero nos sentimos constantemente atraídos por la gente o los grupos que nos ofrecen ocasiones favorables de asumirlo. De manera similar, ellos se acercan a nosotros en su recorrido individual para satisfacer su memoria kármica. Por lo tanto, nuestras relaciones con los demás nos permiten enfrentarnos a nosotros mismos y vivir sucesos que nos enseñan y nos ayudan a avanzar en el sendero espiritual. Con frecuencia, los episodios vividos en grupo reaparecen, en encarnaciones posteriores, como vínculos familiares, profesionales, culturales o étnicos. Las lecturas subrayan que nunca nos encontramos con alguien accidentalmente, porque las coincidencias no existen. Del mismo modo, no experimentamos de entrada una profunda simpatía o antipatía sino hacia personas que hemos conocido antes.
Debemos atenernos a las consecuencias de nuestras decisiones y actitudes previas, ya que cosechamos inevitablemente lo que hemos sembrado. La Biblia dice: "Todo lo que sembrare un hombre, eso mismo cosechará". Los adeptos de la reencarnación suelen afirmar: "Atraemos lo que es semejante a nosotros". Esto implica que, algún día, tendremos experiencias análogas a las que nuestras elecciones han producido en la vida de otros.
A diferencia de las doctrinas fatalistas que nos reservan una suerte inmutable, la teoría de Cayce asevera que somos dueños de nuestro destino. En efecto, podemos controlar nuestros pensamientos, palabras y acciones, y escoger nuestro comportamiento ante las circunstancias que nosotros mismos hemos engendrado. Comprendamos que todo lo que acontece en nuestra existencia es el fruto de nuestra propia creación, y que nuestras tribulaciones siempre contribuyen a nuestro desarrollo cuando las consideramos como oportunidades de corregir los errores del pasado o de adquirir sabiduría y entendimiento.

Investigaciones Científicas

La cuestión de la reencarnación ya no es mas una cuestión de fe solamente. Hoy en día el concepto de la reencarnación es tema de investigación científica empírica, como parte de los estudios de la conciencia y de otros fenómenos para-psicológicos. Gracias al trabajo de muchos científicos en la actualidad contamos con evidencias objetivas que comprueban la reencarnación como elemento esencial en la vida venidera o vida futura después de la muerte (afterlife).
Se han realizado esfuerzos para investigar científicamente la reencarnación y verificar las afirmaciones acerca de vidas anteriores. El más importante de ellos ha sido la investigación de Ian Stevenson, profesor de psiquiatría de la Universidad de Virginia, que empezó a investigar en 1960 los recuerdos espontáneos de reencarnaciones entre los niños de todo el mundo. Aunque la reencarnación todavía tiene que ser probada científicamente, Stevenson reconoce la existencia de pruebas en favor de la reencarnación. Un serio problema en la reconciliación de la reencarnación con la ciencia consiste en que esta última no reconoce la existencia de la conciencia independientemente del cerebro, como una esencia que sobrevive al cerebro después de la muerte. Para la ciencia, la herencia y el ambiente son los únicos factores responsables de la formación del cuerpo y la personalidad.
Un magnífico resumen de estos trabajos científicos puede encontrarse en el siguiente enlace, el cual es una traducción del Capítulo 24 La Reencarnación del libro de Victor Zammit ¨Un abogado presenta el caso por la vida póstuma¨:El Caso en favor de la Reencarnación
Además de los sobresalientes trabajos científicos mencionados en el enlace anterior sobre la reencarnación vale la pena citar explícitamente los siguientes:
Los trabajos del Dr. Ian Stevenson sobre casos de niños que recuerdan sus vidas pasadas. Dr. Ian Stevenson (Personality Studies: Children Past Lives) Centro de Investigación del Vidas Pasadas en Niños (Children Past Lives)
Sobre estos trabajos vale notar que además de los casos ya clásicos como los de Shanti Devi, Ravi Shankar y otros mencionados en los enlaces anteriores, en la actualidad continúan apareciendo nuevos casos con más frecuencia de lo que muchas personas creen, por ejemplo el programa de televisión The Unexplainable (Lo Inexplicable) de la cadena ABC recientemente presentó un documental sobre el caso de un niño de 6 años que recuerda su vida pasada como piloto de la Segunda Guerra Mundial: El caso de James Leininger
La Xenoglosia y las marcas de nacimiento son otras clases de fenómenos también investigados por el Dr. Stevenson y que se pueden explicar mediante la reencarnación. La Xenoglosia es un fascinante fenómeno psíquico que consiste en la habilidad de ciertas personas de hablar y escribir en un idioma que nunca han aprendido.
http://www.victorzammit.com/book/spanish/chapter22.htm
La investigación del Dr. Raymond Moody sobre Experiencias de Muerte Cercana (Near Death Experiences o NDE). Dr. Raymond Moody (Near-Death Experiences) Centro de Investigación de NDE
Los estudios del Dr. Brian Weiss, autor de 'Muchas Vidas, Muchos Sabios', sobre adultos que recuerdan sus vidas pasadas usando la regresión hipnótica y las aplicaciones terapéuticas de esta técnica. Dr. Brian Weiss (Adults Past Lives)
Los Fenómenos de Voces Electrónicas (Electronic Voice Phenomena o EVP) y de Transcomunicación Instrumental (Instrumental Transcommunication o ITC). Es interesante notar que los fenómenos de EVP - ITC son aceptados por la Iglesia Católica y que entre sus más notables investigadores se encuentran varios destacados teólogos cristianos. Electronic Voice Phenomena (EVP)Electronic Voice Phenomena (American Association)
Los Experimentos de Scole. Una de las más fascinantes demostraciones de fenómenos psíquicos ocurrió al final de los años 1990 en la villa de Scole, aunque mas tarde fueron reproducidos en otras localidades también por varios científicos. Estos experimentos son reconocidos como una de las más fuertes evidencias de la existencia de la vida futura espiritual. The Scole Experiments (links)
Los Experimentos de laboratorio conducidos por el Dr. Gary E. Schwartz con la ayuda de varios médium ya se han convertido en trabajos clásicos de gran rigor científico que confirman la realidad de la vida futura y de los fenómenos de comunicación después de la muerte (llamados ‘After-Death Communications’ o ADC en Inglés).
http://veritas.arizona.edu/
Los trabajos del Dr. Dean Radin y del Dr. Edgar Mitchell sobre la conciencia y las potenciales psíquicas de los seres humanos.Laboratorio de Investigaciones en Fenómenos Psíquicos (El Universo Conciente)
La entrevista con el Dr. Jim Tucker quien habla de las investigaciones sobre la reencarnación en la Universidad de Virginia se puede descargar en la sección In Another Life- Interviews. El Dr. Tucker es uno de los expertos entrevistados en el video. Resulta interesante conocer que las investigaciones sobre la reencarnación en la Universidad de Virginia surgieron al apoyo de Chester Carlson, inventor de la fotocopiadora Xerox.
Cada escuela de pensamiento varía en su enseñanza con relación a cómo uno logra la liberación final del ciclo de la reencarnación. La mayoría concuerda en que solo desde la forma humana uno puede lograr la unidad con lo divino. La liberación de la cautividad del cuerpo puede ser lograda a través de diversos medios. Algunas escuelas enseñan que, mediante la iluminación que viene del conocimiento, la meditación y la canalización, uno puede romper el ciclo. Otras escuelas enseñan que la liberación viene a través de la fe y el servicio a una deidad o manifestación específica de lo divino. A cambio, la deidad lo ayudará en su búsqueda del moksha. Otras escuelas enseñan que uno puede lograr la liberación a través de la disciplina y las buenas obras.
Gran parte de la enseñanza sobre la reencarnación en Occidente está adaptada de las enseñanzas de las religiones orientales. ¿Existen evidencias que demuestren que la reencarnación es verdadera? Las examinaremos a continuación.
Uno de los principales investigadores de la reencarnación, el Dr. Ian Stephenson, jefe del departamento de Neurología y Psiquiatría de la Universidad de Virginia, cree que hay evidencia convincente a favor de la reencarnación. Los proponentes dan cinco pruebas: regresión hipnótica, déjà vu, xenoglosia, marcas de nacimiento y la Biblia.La primera prueba es la regresión hipnótica. Los proponentes de la reencarnación citan ejemplos de personas que dan descripciones vívidas y precisas de individuos, lugares y sucesos que la persona no podría haber conocido previamente. Hoy hay una pequeña rama de la psicología que practica la terapia de vidas pasadas, la creencia de que los problemas presentes de una persona son resultado de problemas de una vida anterior.Sin embargo, la precisión de los datos obtenidos de la hipnosis sigue siendo altamente cuestionable. Primero, se sabe que algunas personas han mentido bajo hipnosis. Segundo, la memoria humana está sujeta a distorsiones de todo tipo. Tercero, bajo hipnosis la percepción de un paciente de la fantasía y la realidad se desdibuja. El Dr. Kenneth Bowers, un psicólogo de la Universidad de Waterloo, y el Dr. Jan Dywane, de McMaster University, dicen:". . .si bien la hipnosis aumenta la memoria, también aumenta los errores. En su estudio, los sujetos hipnotizados recordaron el doble de artículos que los integrantes de un grupo de control no hipnotizados, pero también cometieron tres veces la cantidad de errores. Durante hipnosis, uno está creando memorias". Cuarto, los estudios han demostrado que, bajo hipnosis, los pacientes son influidos fácilmente por preguntas capciosas. En el proceso de la hipnosis, se le pide al paciente que suelte el control de su conciencia y su cuerpo.Hans Holzer dice: "En general, las mujeres son más fáciles de hipnotizar que los hombres. Pero hay excepciones, aun entre las mujeres, que pueden tener dificultad para soltar el control de su cuerpo y personalidad, algo esencial si ha de tener lugar una hipnosis auténtica". En este estado, las memorias pueden ser alteradas por los indicios del hipnotizador. Por estas razones, muchos tribunales no consideran que el testimonio bajo hipnosis sea una evidencia confiable.La memoria de vidas pasadas puede atribuirse también a la influencia de la cultura. Las culturas fuertemente impregnadas de la doctrina de la reencarnación crean un entorno conducente a la memoria de vidas pasadas. Los países de India, Sri Lanka, Myanmar (ex Birmania) y Asia occidental tienen una cantidad muy alta de casos. Muchos que afirman tener memoria de vidas pasadas logran el respeto de su sociedad. Si la reencarnación es verdadera, la memoria de vidas pasadas debería ser predominante en todas las culturas, y no principalmente en una región.Los estudios han demostrado que, bajo hipnosis, los pacientes son influidos fácilmente por preguntas capciosas. En el proceso de la hipnosis, se le pide al paciente que suelte el control de su conciencia y su cuerpo. Hans Holzer dice: "En general, las mujeres son más fáciles de hipnotizar que los hombres. Pero hay excepciones, aun entre las mujeres, que pueden tener dificultad para soltar el control de su cuerpo y personalidad, algo esencial si ha de tener lugar una hipnosis auténtica".
En este estado, las memorias pueden ser alteradas por los indicios del hipnotizador. Por estas razones, muchos tribunales no consideran que el testimonio bajo hipnosis sea una evidencia confiable.
La memoria de vidas pasadas puede atribuirse también a la influencia de la cultura. Las culturas fuertemente impregnadas de la doctrina de la reencarnación crean un entorno conducente a la memoria de vidas pasadas. Los países de India, Sri Lanka, Myanmar (ex Birmania) y Asia occidental tienen una cantidad muy alta de casos. Muchos que afirman tener memoria de vidas pasadas logran el respeto de su sociedad. Si la reencarnación es verdadera, la memoria de vidas pasadas debería ser predominante en todas las culturas, y no principalmente en una región.
Finalmente, la mayoría de los incidentes ocurren entre niños. El Dr. Stephenson dice: "Muchos de los que dicen haber vivido anteriormente son niños. A menudo se emocionan mucho cuando hablan de la persona que solían ser, y dan detalles minuciosos de la vida que vivieron".
Los niños son los más susceptibles a la sugestión y su testimonio debe ser considerado con cuidado.
Cuando mucho, la evidencia de la regresión hipnótica solo puede sugerir la posibilidad de la reencarnación, pero no la prueba concluyentemente.
El déjà vu se refiere a una sensación distintiva de que uno ha estado en un lugar o ha realizado algo antes, mientras está ocupado en algo que ocurre en el presente. Los proponentes de la reencarnación atribuyen esto a una vida anterior. Sin embargo, los investigadores dan explicaciones alternativas. En nuestro subconsciente, a menudo relacionamos un suceso presente con uno pasado que la mente consciente no recuerda. Dado que los dos sucesos son similares, a menudo los fusionamos en nuestra mente, con lo cual creamos la impresión de que hemos experimentado esto antes. Otros investigadores han demostrado que los datos que ingresan al ojo a veces se demoran un microsegundo en su camino hacia el cerebro. Esto lleva a uno a pensar que ha visto los datos antes.
La xenoglosia es la capacidad repentina de hablar un idioma que uno nunca ha aprendido. Los que abogan por la reencarnación atribuyen esto a un idioma hablado en una vida anterior. Sin embargo, la criptomnesia puede explicar este fenómeno. En la criptomnesia, una persona olvida información que fue aprendida anteriormente y la recuerda posteriormente, sin saber su origen. Es posible que uno pueda escuchar términos extranjeros a través de los medios o de niño, y los recuerde ante una indicación.
La cuarta prueba es la aparición de marcas de nacimiento únicas que son similares a las que tiene una persona fallecida. Sin embargo, es difícil mostrar alguna conexión con la reencarnación. La similitud no demuestra igualdad.
Estas explicaciones alternativas pueden dar cuenta de la mayor parte de las evidencias a favor de la reencarnación. Sin embargo, donde se quedan cortas, debemos considerar la posibilidad de la posesión demoníaca, donde un espíritu extraño toma control de la persona, según aparece varias veces a lo largo del Nuevo Testamento. Los espíritus demoníacos han existido durante miles de años y no están limitados por el tiempo y el espacio. La información que poseen puede ser inyectada en la mente de una persona durante la posesión. Las técnicas de meditación oriental permiten esta posibilidad. El Dr. Bro escribe acerca de Edgar Cayce, padre del movimiento de la Nueva Era: "El poder de Cayce venía sin equipos, en la quietud. Parecía vaciarse, ahuecando su conciencia como un receptáculo, un conducto".

Hasta los que abogan por la reencarnación creen que muchos casos de memoria de vidas pasadas pueden atribuirse a la posesión. Confiesan que es difícil determinar si una memoria de una vida pasada es el resultado de la reencarnación o de la posesión. William de Arteaga dice: "Con referencia a la hipótesis de falsificación demoníaca, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que, para muchas visiones de vidas pasadas, es la hipótesis más sólidamente verificada de todas".

Edgar Cayce dijo: "Es lo que siempre pensé, y contra esta idea pongo la idea de que el Diablo podría estar tentándome a hacer su trabajo al operar a través de mí cuando estaba lo suficientemente engreído como para pensar que Dios me había dado un poder especial . . . "
Si bien la evidencia puede ser interpretada como un apoyo de la reencarnación, no puede respaldarla concluyentemente.

Reencarnación y resurrección

La Biblia enseña que lo que ocurre luego de la muerte es una resurrección, no una reencarnación. Primera de Corintios 15 es uno de los pasajes más claros sobre lo que ocurre con el alma humana luego de la muerte. Como los proponentes de la reencarnación, estamos de acuerdo en que el componente inmaterial del hombre se separa del cuerpo al morir y sobrevive eternamente. Ambos coincidimos en que el alma habita otra forma corporal.
La principal diferencia es esta: los proponentes de la reencarnación creen que el alma habita muchas formas corporales en un progreso evolucionista hacia la unión con lo divino. Esto puede ocurrir a lo largo de millones de años, o en un período más breve. La Biblia enseña que vivimos una vez, morimos una vez y luego ingresamos al estado eterno.
Nuestro estado eterno se describe en 1 Corintios 15. El versículo 20 dice: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho". Al decir "primicias", Pablo toma del simbolismo encontrado en el Antiguo Testamento. Las primicias eran anteriores a la cosecha principal y servían como ejemplo y seguridad de que venía la cosecha. Así que la resurrección de Cristo es precursora y garantía de la resurrección del creyente. Su resurrección difiere mucho del modelo de la reencarnación.
Primero, el cuerpo resucitado de Cristo se parecía físicamente a su cuerpo terrenal. Tenía propiedades físicas demostradas por el hecho de que podía ser tocado, se comunicó y comió. Su cuerpo glorificado también poseía atributos sobrenaturales. Podía atravesar paredes, aparecer y desaparecer, y ascender al cielo.
Pablo describe el cuerpo glorificado como teniendo un diferente tipo de carne del cuerpo terrenal. Dice: "No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales. . ." (vv. 39, 40). El nuevo cuerpo será imperecedero e inmortal. Será un cuerpo espiritual que ha sido diseñado para la vida en el cielo. El cuerpo glorificado no sufrirá los efectos del pecado ni del tiempo, la enfermedad o el dolor.
Los injustos, en cambio, ingresan a un estado de tormento eterno inmediatamente después de la muerte. Lucas 16:19-31 demuestra este punto. En este ejemplo, el rico injusto ingresa al infierno inmediatamente después de morir. En Mateo 25, los cabritos ingresan a un estado de castigo eterno sin ninguna esperanza de escapar.
En resumen, estas son las diferencias. Primero, la reencarnación enseña que la migración del alma ocurre a lo largo de muchas vidas, en tanto que la resurrección ocurre una vez. Segundo, la reencarnación enseña que habitamos muchos cuerpos diferentes, mientras que la resurrección enseña que habitamos un solo cuerpo en la tierra y un cuerpo inmortal glorificado en el cielo, que se asemeja a nuestro cuerpo terrenal. Tercero, la reencarnación enseña que estamos en un progreso evolucionista hacia la unión con Dios, mientras que la resurrección enseña que llegamos a nuestro estado último inmediatamente después de morir. La Biblia no apoya la reencarnación y ésta no debe ser confundida con la doctrina de la resurrección, que es muy diferente.

Conclusión


La definición de reencarnación nunca ha sido expresada de una manera más elevada y bella que en las famosas frases del Bhagavad Gita con que Krishna alentaba a Arjuna(el discípulo) a luchar por la eternidad. Le dice Krishna:”estos cuerpos finitos que envuelven las Almas que los habitan, se dice que pertenecen a aquel Espíritu Eterno, imperecedero e incognocible que está en el cuerpo…Están igualmente engañados los que piensan que el Espíritu es el que mata y los que piensan que el Espíritu puede ser destruido; pues ni mata ni puede ser destruido. No es una cosa de la que un hombre pueda decir: ha sido, va a ser o será en adelante; pues ni ha nacido ni parará en la muerte; es antiguo, permanente y eterno y no perece cuando éste cuerpo mortal se destruye”.

Y agrega “así como el hombre arroja sus vestidos viejos y se pone otros nuevos, así el morador del cuerpo (el Espíritu), después de abandonar sus antiguas envolturas mortales, entra en otras nuevas”

No podemos entender el sufrimiento ajeno sin padecerlo previamente en nosotros mismos. No podemos disfrutar plenamente de la libertad sino hemos sido esclavos de nuestros sentidos. No podemos entender, sentir ni expresar amor, bondad, caridad, paz, perdón, comprensión, humildad, fe, fraternidad sino hemos superado antes el odio, la maldad, la avaricia, la envidia, los celos, la venganza, el fanatismo y todos los aspectos del amor propio. Esa evolución natural se logra en varias vidas, las que permiten a nuestra alma ir manifestando en cada una de ellas algunos de nuestros atributos positivos con el fin de crecer y desarrollarnos. Recordemos que cada vez que un atributo positivo es manifestado desaparece la vibración negativa opuesta, dado que en la evolución lo positivo es permanente y lo negativo es transitorio. Por lo tanto todo lo malo y lo negativo que una persona es, corresponde a la falta de manifestación de los atributos positivos.
Todo lo positivo logrado en la encarnación vibra en nuestro espíritu y lo ayuda a crecer. Todo lo negativo constituye una deuda con la ley que habrá que saldar en las próximas encarnaciones. Esas deudas se adhieren a nuestro espíritu pero no forma parte de él.
La verdadera enseñanza señala que siempre hay evolución, existiendo en cada vida una relación causa y efecto con la vida anterior, naciendo nuevamente con el fin de redimir los errores y manifestar nuevos atributos positivos.
Lo negativo es una vibración cuya frecuencia está en oposición a la frecuencia positiva del alma o sea que no puede anidar en ella en forma permanente. Esto nos explica por que jamás hay un castigo eterno, ni jamás hay un retroceso en la evolución individual. Los ciclos de nacimiento-muerte, muerte-nacimiento son una constante espiral en ascenso que arranca desde un punto inicial primitivo, básico, hasta llegar a la divinización , es decir volver al punto de origen de donde partimos como una semilla divina, volver como espíritu divinizado, con todos nuestras facultades y poderes desarrollados.
El cuerpo morirá pero hay algo dentro del cuerpo que nunca muere.
Los templos que se han creado por miedo a la muerte no son templos de Dios. Sólo el que está lleno de la alegría de la vida alcanza el templo de Dios. El reino de Dios está lleno de alegría y de belleza, y las campanas del templo de Dios sólo repican para los que se han liberado de los temores.
“Necesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia. “PITAGORAS
“Como creo en la teoría del renacimiento, vivo con la esperanza de que, sino en esta vida en alguna otra, podré abrazar con amor a toda la humanidad.” MAHATMA GANDHI

Bibliografía y Notas
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Dr. Ian Stephenson, citado en Life Beyond by Hans Holzer, Chicago: Contemporary Press, 1994, 167
Harmon Bro, A Seer Out of Season: the Life of Edgar Cayce, (New York: New American Library, 1989), 13.

William de Arteaga, Past Life Visions: A Christian Exploration (New York: Seabury, 1983), p. 174, según cita de Geisler and Amano en The Reincarnation Sensation, 80.
Thomas Sugue, The Story of Edgar Cayce: There is a River, (Virginia Beach: Association for Research and Enlightenment, 1973), 219, según cita de Geisler and Amano en The Reincarnation Sensation, 79.
Edgar Cayce, Reencarnación y Karma
Michael Arden, Qué es la reencarnación (Ediciones Beal 1993)
Richard Simonetti, Todo lo que usted necesita saber sobre Reencarnación
Pedro Cortines Hernandez, La reencarnación
http://www.buenasiembra.com.ar/
http://www.losenigmas.com.ar/
Osho, Aquí y Ahora
Boaventura Koppenburg, La reencarnación (Bogotá 1979)

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