COMO TRABAJA UN VIDENTE

COMO TRABAJA UN VIDENTE
Poseer el don de la videncia no es suficiente, también es necesario tener un método propio para desarrollarlo y ponerlo en práctica. Al menos, así lo aseguran quienes son capaces de anticipar el futuro y asomarse a los sucesos del pasado, gracias al auxilio de diversas técnicas que hoy le revelamos a usted.



Desde tiempos inmemoriales, los hombres han recurrido a la videncia del algunos elegidos para poder conocer la buena suerte o las desgracias que les deparaba el destino, así como los caminos que debían seguir para que la fortuna estuviera de su lado. De tal forma, los videntes se convirtieron, por peso propio, en los principales consejeros de reyes y emperadores, mientras que el pueblo también podía recurrir a ellos en templos consagrados a diferentes cultos.

Con el correr del tiempo, las pitonisas y los videntes salieron de los sitios sagrados y comenzaron a atender en sus propias casas, ya sea en las ciudades o en la campiña. Perseguidos en ciertos períodos históricos, casi adorados en otros estos seres extremadamente sensitivos nunca dejaron de ser consultados cuando las circunstancias así lo requerían. Algunos como Nostradamus o Cagliostro pasaron a la historia gracias a sus vaticinios; otros, como el Mago Merlín, por sus poderes para cambiar el rumbo de las cosas. En nuestro siglo, a pesar del fuerte positivismo que impera en el pensamiento occidental, la videncia sigue ocupando un lugar de importancia en los propios centros del poder mundial, donde muchos gobernantes son asesorados por estos dotados. Para citar sólo dos ejemplos, hay que recordar que el Pentágono norteamericano contó durante varios años con los consejos de una célebre pitonisa, o que la ultracientífica Scotland Yard tiene desde hace casi dos décadas un departamento de videntes que ayuda, con bastante éxito, a resolver los crímenes que se cometen.

Cada vidente posee sus propios métodos de trabajo, los cuales se van modificando a medida que acumula mayor experiencia. Algunos de ellos actúan por inspiración, dado lo cual es prácticamente imposible -a veces ni ellos mismos lo consiguen- explicar su metodología. Sin embargo, la mayoría de estos profesionales se adaptan a un cierto método, respaldados por sus dotes naturales.

En estos apuntes vamos a describir la forma de trabajo de un grupo importante de videntes y detallar aquellos conocimientos que es preciso poseer para iniciarse en la videncia. Como es natural, una vez más recalcamos que -como en cualquier otra actividad relacionada con lo oculto- toda la energía movilizada debe ser utilizada con un fin positivo.

Todos tenemos facultades

Un especialista en el fenómeno de la videncia, Antoine Souiree, quien la ha estudiado de manera científica, sostiene que la mente humana se halla capacitada para imaginar en forma bastante exacta los fenómenos que pueden acaecer en un futuro más o menos lejano. En tal sentido señala que la mente humana es capaz de una ideación abstracta e imaginativa, idea que más tarde pueden traducirse y concretarse en hechos, a lo que añade que fuerte es admitir que todos los seres humanos poseen una facultad adivinatoria especial, un don de la naturaleza, que lo faculta en mayor o menor grado para formarse representaciones más o menos exactas del porvenir, facultad variable en cada persona o individuo, dependiente más que nada de un factor congénito hereditario, desconocido en su esencia hasta el presente.

Por otra parte, Henry Price, profesor de lógica de la Universidad de Cambridge y parapsicólogo, está persuadido de que el inconsciente nos envía continuamente mensajes precognitivos en clave. Según este científico, el problema consiste en interceptar el mensaje del inconsciente, el cual, probablemente, ya está tratando de eludir los obstáculos colocados por la censura. Incluso ha ido más lejos, recomendando el siguiente ejercicio para mejorar la capacidad de precognición: para conocer algo que está más allá de las fronteras espaciales o temporales se debe primero poner la mente en blanco (haga el vacío en su mente dice él) y aguardar a que aflore una imagen o una palabra. Nueve veces de cada diez -dice Price- aquello que se presenta espontáneamente en el pensamiento no es la clave del hecho futuro pero sí alguna palabra o imagen asociada, como por ejemplo visualizar una valija que cae en el vacío como anticipo de un accidente aéreo. Esto se debe a las leyes psicológicas de semejanza o continuidad, que enmascaran los sucesos, creando una línea de menor resistencia para superar el obstáculo. Sin embargo, esa palabra o imagen -si se sigue una cadena mental automática, es decir no guiada por el raciocinio- en un alto porcentaje de casos anticipa algo que está ocurriendo en ese momento, pero en un lugar alejado o bien de algún suceso futuro.

Existen infinidad de casos de videntes no conscientes de su don, que un buen día se encuentran vaticinando determina dos hechos o viendo acontecimientos extraños que ocurren en sitios lejanos, sobre todo aquellos vinculados con catástrofes; ya que está comprobado que las grandes tragedias o los movimientos populares masivos provocan ondas de energía lo suficientemente fuertes como para poder ser captados con antelación, superando las barreras espaciales.

Para dar un ejemplo tenemos el caso del Titánic, el famoso transatlántico que se fue a pique el 14 de abril de 1912, en el curso del viaje inaugural, luego de haberse estrellado contra un iceberg. Cuatro días antes del hundimiento del barco, una señora llamada Marshall, habitante de una casa con azotea en las orillas del estrecho de Solent, se encontraba con su marido y un numeroso grupo de gente observando el paso del Titánic. En un momento dado -señala una crónica del suceso-, como si hubiese sido víctima de una crisis nerviosa, la mujer se puso a gritar; afirmando que la nave se hundiría antes de llegar a destino y que veía centenares de personas lanzadas al agua helada. Trataron de calmarla, pero la mujer seguía gritando no estéis allí mirándome, haced algo. ¿Estáis tan ciegos que vais a permitir que se hunda? Evidentemente la señora Marshall era una vidente muy bien dotada, aunque hasta ese momento nunca -según se sabe- había dado señales de su don.

Sin embargo, la carga emocional de más de un millar de personas que viajaban en el transatlántico rumbo a la muerte entraron en sintonía con la sensibilidad de la señora Marshall, provocando con ese contacto la visión del hecho futuro.

Vale aclarar que en los prolegómenos del viaje del Titánic se contabilizaron centenares de videncias relacionadas con la tragedia. Hubo, incluso, pasajeros que ya habían adquirido los pasajes y, asustados por las visiones premonitorias, desistieron de lo que se consideraba por entonces la más segura he histórica de las travesías hasta la fecha.

Todo esto nos indica que cualquier persona puede tener videncia, aunque esto traiga aparejado una serie de inconvenientes relacionados con el nuevo don, aunque no todos los dotados estén preparados para romper esas barreras que diferencian a los videntes asumidos de los individuos normales.

La pregunta que al respecto se formula la ciencia es: ¿cuál es el origen de esta capacidad humana para el vaticinio? Muchos biólogos afirman que esos mecanismos de percepción extrasensorial ayudaron a nuestros antepasados, hace millones de años, para sobrevivir. Los seres primitivos, que no poseían el raciocinio ni la facultad del habla que posee el hombre de hoy, habrían reemplazado esta carencia con estratos de comunicación telepática, poderes que luego perdió, con el advenimiento -en el proceso evolutivo- de otras formas para interrelacionarse con sus semejantes.

Videncia con fotos

Uno de los métodos que sugerimos para desarrollar la videncia es relacionarse con hechos futuros o distantes mediante fotos. El procedimiento es sencillo, ya que existe una suerte de irradiación muy especial en las imágenes que, aunque no se descubra a simple vista, queda igualmente registradas.

El vidente debe poner su mente en blanco, en un cuarto completamente a oscura y con la fotografía sobre una mesa en la que no habrá ningún otro objeto. Cuando el vidente lo considere suficiente, encenderá una luz que sólo ilumine la imagen reproducida.

Un especialista en esta técnica narraba su experiencia con paisajes de este modo: se trataba de un sitio arbolado, con una casa sobre el margen derecho y un perro recostado en un jardín muy cuidado. Lo primero que hice fue visualizar la totalidad de la imagen para luego pasar de un árbol a otro; de allí al jardín, luego al perro, a continuación a la construcción, sus ventanas y su puerta, y finalmente me vi a mí mismo ingresando a la casa. Me deje llevar por las imágenes que se presentaban en mi mente, vi el living, la cocina, una escalera y me encontré con una puerta que en el marco tenía colgado un crucifijo. Entré y vi una cama. Sobre ella había una mujer vestida con un traje floreado, que leía un libro o una carpeta con tapas ilustradas. De golpe ingresó en la habitación un hombre alto, con una bata, que comenzó a insultar a la mujer, la tomó de un brazo y la tiró al piso. La imagen se hizo borrosa y las dos personas desaparecieron, de pronto me vi nuevamente en el jardín, donde ya no estaba el perro y las plantas se habían secado. Lo único que se mantenía en buen estado era el bosque aledaño. La sensación tremenda que me invadió fue que la pelea había terminado en tragedia y en esa casa ya no habitaba nadie. Más tarde me enteré que la mujer que me ha traído la fotografía era la misma de mi visión y que, después de una golpiza el marido, había roto con su matrimonio. Ambos abandonaron la casa.

En el anterior relato pueden encontrarse las claves para abordar una fotografía y extraer datos sobre los seres relacionado con ella. En lo que atañe a las personas, la técnica es similar, sólo que una de las normas es buscar con la mirada los ojos del sujeto fotografiado. En caso de no ser posible, hay que dejarse llevar por la energía emanada de la imagen reproducir la biografía, pasada y futura, de la persona en cuestión. No es necesario conocer datos sobre la vida del sujeto.
Basta con la fotografía.
La bola de cristal
Una de las más antiguas maneras de ser testigo de los acontecimientos distantes o futuros es la utilización de la bola de cristal. Objeto tantas veces caricaturizado en películas, tiras cómicas o historias en las que se pretende desprestigiar a las artes adivinatorias. Sin embargo, la bola de cristal es uno de los mejores métodos inductores para la visión de imágenes a modo de espejismo, por lo cual la cristalomancia (criptesia) se practica desde hace miles de años.

Los especialistas en esta mancia recomiendan utilizar una bola de cristal de roca, que posee, más que ningún otro objeto de la naturaleza inanimada, propiedades etéricas. Como resulta difícil conseguirla (debido a su altísimo costo) en la actualidad se utiliza, con igual éxito, bolas de cristal ordinario, que suelen ser ovoidales o esférica. El color puede ser violeta, verde o azul, aunque también son utilizadas las blancas transparentes, que son las que gozan de mayor prestigio entre los videntes modernos.

Es necesario que la bola de cristal sea sintonizada con el vidente, para lo cual éste la tomará en sus manos durante 5 minutos antes de iniciar la sesión de videncia, tratando de elegir las horas del amanecer. Los pasos a dar, antes de comenzar a visualizar imágenes, son los siguientes:

1) Colocar la bola de cristal sobre un soporte, que preferentemente será de madera.

2) Orientar correctamente la bola de cristal, para evitar que cualquier reflejo de luz destruya en magnetismo acumulado.

3) Sentarse ante la mesa donde está ubicada la bola de cristal con la espalda recta, sin cruzar las piernas,
evitando toda tensión corporal que puede obstaculizar
las visiones.

4) Colocar la bola de cristal de tal manera que la distancia entre ésta y los ojos no sea superior ni inferior a los cuarenta centímetros.

Una vez que se haya realizado todos estos pasos, habrá que fijar la atención en la bola de cristal, y con la mirada puesta en ella, se verá cómo comienzan a aparecer imágenes y colores, con diferentes movimientos de acuerdo a su significado.

Por ejemplo, si la figura -sea nítida o no- asciende, es un signo positivo, mientras que si desciende se trata de una mala señal. A su vez, lo que se desplaza hacia la izquierda se refiere a lo espiritual, en tanto que lo que se corre hacia la derecha nos está hablando de acontecimientos lejanos en el tiempo, ya sean hechos pasados o futuros. Por otro lado, aquellas imágenes o colores que se manifiestan en un primerísimo plano representan aquellos episodios que tienen lugar en el presente, el futuro o el pasado inmediato.

En lo que respecta a los colores, el negro es de mal augurio, mientras que los colores pastel y el blanco simbolizan la buena fortuna. El amarillo, representan situaciones problemáticas y contratiempos; el rojo, accidentes y violencia; el verde y el azul, los acontecimientos que derivarán en una solución auspiciosa. Aún cuando las figuras que pueden aparecer sean susceptibles de ser interpretadas según la experiencia de visionarios de renombre, lo mejor será que el propio vidente las analice de acuerdo con su intuición profunda. Cabe aclarar que si el trabajo se realiza según las pautas fijadas y la persona que lo lleva a cabo posee una sensibilidad hiperdesarrollada (aún cuando no lo sepa) puede llegar a ver situaciones completas y sincronizadas, de tal forma que parezca una película con argumento.

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