EL RITO DEL CUMPLEAÑOS





El rito del cum­pleaños no existe desde siempre. En la anti­güedad no se conmemoraba ese aniversa­rio porque no se ano­taba la fecha de nacimiento, sólo se recordaba la fecha de la muerte. Los primeros festejos de cumpleaños comenzaron hace unos 3000 años en Egipto. Los agasajados exclusivos eran los faraones porque eran consi­derados dioses.

Por su parte los griegos imitaron es­te rito para halagar periódicamente a los integrantes de su corte celestial. Los persas, que tenían fama de bue­nos reposteros, agregaron la torta, que en sus orígenes tenía carácter de ofrenda sagrada. Los romanos llega­ron a transformar la celebración del nacimiento de sus personajes públicos en toda una fiesta nacional.

Estas costumbres se perdieron con el cristianismo: la nueva religión de­cía que se nace con el pecado original y que hasta la llegada de la muerte no hay motivos para ninguna celebra­ción. En el siglo IV la Iglesia reconsi­deró su posición y reinició la tradi­ción con el festejo de la Natividad de Jesús. Pero fueron los campesinos medievales de Alemania quienes reto­maron las viejas costumbres griegas. Celebraban el cumpleaños de los ni­ños con una gran torta, en recuerdo del convite de caridad que los primeros cristianos llama­ban "ágape". El niño debía apagar todas las velas de un solo soplo para que se cumpliese su deseo. Y sólo una vela de­bía seguir brillando: aquella que sim­bolizaba su porvenir. Este rito de la "vela de la vida" no sobrevivió en otros países y sólo llegó hasta noso­tros la costumbre de poner en la torta tanta cantidad de velas como la edad del agasajado.

CUMPLEAÑOS FELIZ

Actualmente, en nuestro día de cumpleaños, se reviven algunas anti­guas costumbres casi sin que nos de­mos cuenta. Nos cantan el "cumplea­ños feliz", pedimos tres deseos, sopla­mos las velas, comemos un trozo de torta, recibimos algunos regalos y, a veces, hasta nos tiran de las orejas tantas veces como años cumplimos.

Pero, además de estos ritos habitua­les, conviene que llevemos a cabo un gran ritual aniversario que nos permi­tirá tener un año pleno de realizacio­nes y en el cual estemos siempre pro­tegidos.

Además, en primer término, lo esencial será que tengamos una acti­tud positiva durante ese día, pues la melancolía, los miedos o el enojo du­rante esa jornada tan especial pueden atentar contra la dicha de los doce meses subsiguientes.

PARA DESBLOQUEAR SUS CANALES ENERGÉTICOS

Resulta fundamental comenzar bien el día, para eso nada mejor que iniciarlo con un baño de descarga. Prepárelo así:




• Disuelva en una bañera llena de agua caliente un cuarto kilo de sal gruesa (o mejor sal marina). Sumérja­se quince minutos y, al terminar, sé­quese la piel con suaves golpecitos con las yemas de los dedos. Evite to­mar una ducha enseguida. De este mo­do conservará los poderes curativos por mayor tiempo. Si no tiene bañera disuelva sal marina en un gran reci­piente con agua tibia, dúchese y, al terminar, rocíe su cuerpo con el agua salada del cuello para abajo.

• A continuación vístase con ro­pa clara y efectúe una breve me­ditación. El objetivo será poner la mente en blanco, relajarse y una vez que su ser esté en completa calma, meditar so­bre sus objetivos para los me­ses siguientes. El ser ha nacido con li­bre albedrío, por lo tanto, no hay ley para mí. Todo aquello que decrete se transformará en mi ley. Por eso decreto que desde hoy yo dispongo de mi vida y voy a vivirla en plenitud, sin temores, con todo mi potencial de poder, sabiduría y amor, expresándome sin dificultad a través de mis cuerpos inferiores. Quito todo poder a toda limitación, a todo mandato negativo que yo haya creado. Yo soy autorrealización.

UN FESTEJO MÁGICO

Es muy importante celebrar el cum­pleaños en compañía de los seres queri­dos, tomando en cuenta todos estos buenos consejos:

• El cumpleaños, tal como afirmaban nuestras abuelas, debe festejarse en el mismo día del aniversario o, a lo sumo, una semana después y jamás antes de la fecha exacta.

• Invite solo a las personas que, usted ama, evite las in­vitaciones "por compromiso" y prefiera a quienes sean individuos positivos, alegres y que deseen lo mejor para usted.

• Vista en la ocasión prendas de colo­res claros.

• Estrene ropa interior de color blanco.

• Si celebra con una comida, ocupe la cabecera de la mesa.

• Adhiera una hojita de laurel a su ca­misa o coloque un trocito en su zapato derecho. Si puede, consérvelo allí todo el día y luego guárdelo en su billetera por el resto del año.

• En el champán, vino o sidra del brindis eche tres gotas de agua de ro­sas, repitiendo tres veces: "por un año repleto de amor".

• Cuando brinde deje unas gotas en el fondo de su copa y -si quiere, disi­muladamente-, humedezca sus dedos y haga sobre su pecho la señal de la cruz, rogando por su salud.

• Pida que le regalen una rosa blanca o una pluma blanca de ave. Eso ayuda­rá a que la paz lo rodee hasta el próxi­mo aniversario.

Y ANTES DE APAGAR LAS VELITAS...


Recuerde que:

• Las velitas sirven para iluminar los secretos.

• Encenderlas es un rito por el cual se invoca a las fuerzas de la naturaleza.

• Donde hay una vela encendida se apartan las sombras y la oscuridad.

• La falta de fe es el motivo por el cual muchas personas no logran resul­tados positivos cuando tienen un deseo. La fe es el acto de creer y el creer es la energía que da forma a los pensamientos. Por eso el saber popular afirma que "la fe mueve montañas".

• Es mejor encender las velitas con fósforos de madera.

• Sóplelas una sola vez para asegurarse la buena suerte.

• Cuando pida tres de­seos, imagine lo más clara­mente que pueda que ya se están cumpliendo.

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