¿Cómo es posible LEER el FUTURO?
¿Como es posible leer el futuro?
Los sistemas desarrollados en torno a la enseñanza del Tarot suelen basarse en un adoctrinamiento sistemático en torno a la opinión del instructor acerca de los sistemas y significados que él da a las cartas, pero probablemente se omita demasiado a menudo el preocuparse de los mecanismos que conducen a ese extraño factor que llamamos videncia.
La videncia es un factor latente en cada ser humano, pero que a menudo no llega a aflorar más que de un modo muy casual en forma de lo que tal vez llamaríamos intuición o presentimiento. En realidad, para entender el proceso debiéramos comenzar por entender el significado del término "subconsciencia".
Podemos reconocer fácilmente en nosotros dos formas de "consciencia" totalmente distintas. La primera es la consciencia vigílica, nuestro estado normal de conciencia cuando nos hallamos despiertos, la que nos permite razonar, observar, analizar, comprender, actuar y ser conscientes de las circunstancias que se desarrollan a nuestro alrededor al cabo del día. Tu consciencia objetiva o vigílica es la que ha tomado la decisión de abrir estas páginas y la que está estudiando y analizando su contenido.
La otra modalidad de consciencia será lo que llamaremos "subconsciencia", un nivel de consciencia que se desarrolla por debajo de nuestros niveles de consciencia normales, como si dijéramos "subterraneamente", y se desenvuelve y desarrolla al margen de nuestro deseo y voluntad. La comprenderemos tal vez mejor por medio de su manifestación más conocida, pues es el tipo de consciencia que se expresa a través de los sueños.
Carl C. Jung planteaba que la subconsciencia, o el inconsciente, no era algo limitado a cada individuo en particular, sino que se extendía más allá de él como un gran mar conectando todos los subconscientes entre sí. Así, el subconsciente mantendría las características de lo que los ocultistas llaman "plano astral" y establecería un registro de todas las experiencias y pensamientos humanos, desde el inicio de los tiempos. No solo eso, sino que enlazaría dos mentes cualesquiera entre sí. Aún hay más, puesto que el subconsciente contendría también todo el poder psíquico que podamos recabar en la producción de cualquier fenómeno "mágico", "milagroso" o paranormal, y estos puntos hacen de este plano la fuente del poder de videncia.
Por otra parte, el mecanismo de la videncia se movería sobre hilos de sucesos encadenados, prolongados hacia el futuro, a los que llamaremos "líneas de destino".
Para entender el proceso podríamos remitirnos a las ideas de un investigador sobre estos campos que planteaba los sucesos futuros como una inevitable sucesión lógica de sucesos presentes y pasados. Dicho investigador planteaba que si colocáramos todos los datos de la vida de una persona en un hipotético ordenador, suponiendo que realmente pudiéramos añadir hasta el último retazo de información acerca de esa persona (aficiones, pasado, características de la gente de su círculo, sentimientos reales,...) dicho ordenador hipotético podría indicarnos una cierta "línea de destino" con más probabilidades de suceder.
El ordenador no indicaría el verdadero destino sino el "más probable destino", incidiendo en mayores posibilidades de error cuanto más se proyectara en el tiempo hacia el futuro.
Pero aunque no poseemos tal ordenador o tal programa, nuestro subconsciente posee la capacidad de recoger y procesar toda esa intuición o videncia ese "más probable destino". Así pues, nuestra videncia lo que hace es elaborar la más posible línea de destino a escoger desde el momento presente, incorporando en ella las experiencias que, dentro de la orientación del consultante, deberán ocurrir para aportarle las lecciones precisas a su estado de evolución y sus posibles respuestas a esas lecciones.
Así pues, ¿el destino obtenido en las cartas es falso?. En absoluto es eso lo que pretendo decir. El destino "visto" (en una videncia auténtica) es totalmente real y será el que se produzca si no se introduce un factor de cambio, lo que no sucede a menudo dado que el ser humano es por lo general cómodo y su inercia lo lleva a someterse a esa tendencia marcada por su "más probable línea de destino". Igualmente, el ser humano es cobarde cuando se trata de afrontar un cambio de actitud ante la vida capaz de alterar esa línea de destino.
Pero a pesar de todo, esa "línea de destino" puede ser alterada, lo que resulta más fácil contra más lejos nos proyectamos en el tiempo, de ahí que sea conveniente evitar las predicciones a plazos muy largos a menos que entremos en una "Línea Kármica", de las que hablaré más adelante.
LA VIDENCIA
Vamos a ceñirnos en este último punto.
El estado de videncia nos coloca "un poco por encima de la realidad", tal como ocurre con el ojo. Mientras el conductor de un coche solo puede ver hasta la próxima curva, el que alcanza una visión más elevada puede percibir que más adelante la carretera llevará al conductor hasta un estrechamiento de la calzada, con el que deberá tener cuidado. Algo más allá una roca ha caído sobre la carretera, obligándole a sortearla cuando llegue hasta ella. Más adelante viene un camión a toda velocidad... . Conociendo al conductor podemos adivinar que ocurrirá al enfrentarse a estos casos y advertirle al respecto de tal modo que modere su velocidad o aumente su atención. Pese a todo el conductor se encontrará realmente con todos esos problemas porque forman parte de la carretera que ha elegido, aunque cambiará algo su modo de afrontarlos debido a nuestras advertencias.
Pero puede suceder que algo imprevisto, una decisión súbita, lleve al consultante a tomar un camino vecinal y a abandonar la carretera hasta meterse en otra carretera distinta. Si eso ocurriera jamás se encontraría con el estrechamiento, la roca o el camión, encontrándose en cambio con nuevas y desconocidas posibilidades. Y aunque esta situación es poco frecuente, cuando sucede altera todas las líneas de destino "vistas" en un momento dado, eligiéndose otras nuevas. De ahí que hasta los videntes más serios puedan errar a veces.
Por otra parte, a veces nuestra visibilidad puede no ser muy clara y llevarnos a una visión vaga de algo que no logramos definir del todo y cuya interpretación puede resultar errónea en su aspecto exterior aunque acertada en su fondo. Será preciso entonces bucear en los rasgos más profundos de nuestra intuición.
Bien, hemos mencionado que nuestro inconsciente tiene un increíble poder, pero lamentablemente eso no implica que sea fácil usarlo. No basta con chasquear los dedos y ordenar que la visión aparezca para que así suceda. De hecho, el subconsciente ni siquiera entendería lo que le estamos diciendo, simplemente porque consciente y subconsciente no hablan el mismo idioma.
El consciente funciona con términos lógicos y elabora ordenes concretas (dibuja un árbol, coge una manzana, abre un libro...). El subconsciente, en cambio, funciona con términos abstractos y se expresa con el lenguaje del símbolo, igual que lo hace en nuestros sueños, y no entiende las ordenes concretas ni se expresa en una forma que nuestra lógica pueda entender. Así pues, aunque conocemos la fuente de poder que puede proporcionarnos la información que precisamos, es preciso desarrollar algún tipo de lenguaje que nos permita abrir las puertas del subconsciente y, lo que es más importante, convertir la información que obtengamos de él en términos lo más comprensibles posible. Y puesto que el lenguaje del subconsciente opera a través del símbolo, el mejor sistema será aquel que se introduzca en la forma de un juego en el que mediante símbolos el inconsciente pueda recoger la pregunta que se le haga y al mismo tiempo escoger los símbolos cuya interpretación permita al consciente deducir la respuesta.
Cualquier sistema adivinatorio utiliza esta técnica , y entre ellos el Tarot es especialmente útil por estar compuesto de un amplio conjunto de láminas que se componen de símbolos dentro de símbolos, facilitando el flujo de información procedente del subconsciente y sirviendo como válidos canales a la intuición.
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