PANTÁCULOS Y TALISMANES
Uso
y fabricación
La
necesidad para el operador en magia de garantizarse contra los eventuales choques
de retroceso conduce, en virtud de la teoría de las correspondencias, a
utilizar pantáculos y talismanes.
Importa,
primero de todo, no confundir estas dos expresiones.
La
palabra pantáculo (cuyo ortografía Pentáculo es errónea) procede
del griego pantakléa, que no es un vocablo de la lengua clásica, sino un
compuesto del plural neutro de pantos, que significa todo, y del
substantivo kleos (cuyo nominativo del plural es klea), queriendo
decir acción gloriosa. La expresión significa, por lo tanto, totalidad
de acciones honoríficas; así el pantáculo sólo se emplea para actuar
solemnemente. Si no ha penetrado el término en la lengua literaria de los
helenos, por lo menos posee un carácter regular, ya que Pantaklés existe
como nombre propio.
La
palabra talismán procede también del griego, pero pasando Por el árabe.
Es la reproducción de la palabra telsam o telesm, que representa
al griego telesma, queriendo decir operación mágica.
Así
pues, el talismán es un objeto únicamente mágico, mientras que el pantáculo
puede tener otro destino, la mayor parte de las veces honorífico.
Los
pantáculos están constituidos por medallas metálicas que comprenden:
1. Un exergo sobre el que se graban las letras
(constituyendo en conjunto una sentencia legible).
2. Una parte central en la cual se encuentran
diversos signos acompañados o no de letras (formando o no palabras legibles).
Los
talismanes son, por el contrario, sortijas, bien entendido metálica,
engastando (léase engarzado) piedras preciosas y llevando signos grabados (bien
en el exterior o en su interior).
Pero,
por confusión, se ha denominado talismanes a medallas poco regulares en
su establecimiento que, en realidad, deberían haberse llamado pantáculos; toda
vez que, por su destino, poseen más bien los caracteres de los talismanes, se
les debería llamar, con el fin de diferenciarlas, medallas Talismánicas.
El
pantáculo es un instrumento de protección para el operador en magia.
Tiene una función de aislante. Como tal aislante es esencialmente
impersonal. El mismo pantáculo sirve, por lo tanto, para una idéntica
operación, independientemente del operador.
El
talismán, por el contrario, tiene un carácter eminentemente personal. Su
papel es comparable al de un generador secundario que el operador
utiliza para reforzar sus propios fluidos biológicos con el fin de poder
ponerlos mejor en acorde con la frecuencia de los fluidos cósmicos. El talismán
no puede prestarse.
Al
establecer las medallas Talismánicas se ha querido reunir en un solo
objeto el efecto aislante y el generador: se ha tenido la idea de establecer un
pantáculo que sirviera al mismo tiempo de talismán.
Con
toda seguridad, un objeto de este tipo no tendría nada de práctico para el
rito, pero se relacionaría con lo que se puede llamar magia utilitaria, cuyas
aplicaciones han sido y siguen siendo muy numerosas.
Siendo
el pantáculo, por definición, una medalla metálica, no hemos de omitir que las
correspondencias de los metales utilizados poseen una importancia primordial.
Todos
los metales son susceptibles de constituir medallas y ser grabados; excepto el
mercurio, que a la temperatura ordinaria se presenta en estado líquido.
Un
pantáculo cuya correspondencia sea la del planeta Mercurio no puede establecerse con el metal del mismo nombre, sino
que se fabrica con una pieza de cobre dorado al mercurio.
El
empleo del cobre (metal de Venus) y el oro (metal del Sol) fijo sobre el
precedente, con ayuda del mercurio, corresponde muy exactamente al papel
cósmico de los planetas interiores (Venus y Mercurio) en relación con el Sol.
El planeta Mercurio es, como se sabe, rara vez visible porque se encuentra
ahogado en la irradiación solar; por lo tanto, el metal mercurio desaparece,
quedando sólo visible el oro. Pero el Sol, cuyo papel es el de inductor
general en el "sistema planetario", tiene como primer inducido
visible al planeta Venus; por lo tanto, el pantáculo en cuestión debe fabricarse
con el metal que corresponde al planeta que se constata visiblemente como
más próximo al Sol, es decir, el cobre, pero dorado al mercurio para que una
capa de oro lo cubra de la misma forma que los fluidos de Mercurio se
interponen entre los de Venus y el Sol.
Los
exergos de los pantáculos están constituidos por sentencias extraídas
de textos fundamentales -no de los textos secundarios- y reproducen
frases rituales que, por su composición literaria, tienen poder
vibratorio debidamente acorde con los fluidos representados por el signo
planetario correspondiente al metal utilizado.
La
parte central, situada entre los dos círculos concéntricos que encierran
el exergo, lleva unos grabados que representan siempre una figura
simbólica. Esta se elige según la función particular que los fluidos
llamados planetarios deben asumir durante tal operación definida. Representa,
por lo tanto, la manera en que una inducción planetaria actúa para
proteger al operador, y con objeto de que la indicada manera no pueda
olvidarse o confundirse con otra semejante sobre un pantáculo que corresponda a
un planeta diferente, la acompañan inscripciones, pero éstas son muy breves y
significativas.
A
veces, una cifra, expresada por figuras convencionales -tales como las
atribuidas a Cornelio Agrippa-, completa estas inscripciones para recordar con
un número (generalmente simbólico) el uso que debe hacerse del
pantáculo.
Los
talismanes -o sortijas rituales- son, lo mismo que los Pantáculos,
teóricamente hechos en un metal correspondiente a un determinado planeta.
El
astro elegido es el que, en el tema del operador, es el regente (dicho
en estilo astrológico) de las posibilidades operatorias. El papel de este
astro es, por lo tanto, particular e individualizado en relación con cada
operador, de forma que las posibilidades operatorias no se encuentran siempre
representadas por el mismo astro en todos los temas.
Prácticamente,
por razón de la alteración que sufren en contacto con la piel la mayoría de
los metales, los talismanes se hacen sobre todo de oro (a título del mejor). La
regla estricta de las correspondencias sufre, por tanto, en la especie una
excepción. Esta excepción no tiene la importancia que se le podría atribuir en
una primera aproximación, por el hecho de que el oro tiene el mismo papel que
el Sol, con el que está en correspondencia, y se conduce como un inductor
general.
Es
por esto que se engarza una piedra preciosa que representa, entonces, la
correspondencia planetaria a la cual se debería haber adoptado el metal.
Ritualmente,
la piedra engarzada debe estar tallada de manera que tenga la forma
correspondiente al astro con el cual se encuentra en acorde atómico.
La
talla, para algunas piedras que se consideran preciosas a causa de su valor
mercantil, puede ser diferente a causa del cincelado, racionalmente
utilizado con el fin de obtener una mejor reflexión y refracción de la
luz. En este caso se impone un grabado, bien sobre la piedra -lo cual no
resulta siempre posible- o en la propia sortija en los alrededores de la
piedra.
El
grabado en cuestión reemplaza la talla ritual, que no ha podido hacerse sobre
la piedra. Puede representar tal signo o tal símbolo correspondiente al astro
considerado. Puede estar constituida, bien por un grabado propiamente dicho, o
por una ornamentación de la piedra.
Ha
sido a imitación de este género de grabado como en magia utilitaria se
establecieron diferentes sortijas, que han llegado a ser de uso corriente.
Pero
independientemente de las prescripciones precedentes, es obligatorio que el
talismán que lleva sobre sí el operador lleve, bien en su parte externa, bien
en su parte interna, signos que indiquen su personalidad propia.
En
suma, estos signos representan las cualidades que el operador posee para actuar.
Grabadas
en la parte externa del anillo, corresponden a las cualidades que el
operador muestra al hacer un gesto; así un talismán revela lo que es. Pero
grabadas en la parte interna del anillo, disimulan las cualidades
similares y no pueden revelar más que la personalidad a condición de retirar el
talismán del dedo y darlo a examinar.
Esto
pone de manifiesto las diferencias que es necesario considerar entre los grabados
externos y los internos de cualquier talismán.
Todo
grabado, llamado externo por encontrarse en una parte fácilmente visible
del anillo -el que se lleva sobre el dorso de la mano-, manifiesta la cualidad
ordinaria del operador. Se ve inmediatamente de qué género de operaciones es
capaz; y el género se caracteriza como usual y ordinario, puesto que
todo guardián de un templo iniciático debe conocerlo con el fin de dejar
penetrar a un operador desconocido, pero reconocido por sus cualidades.
Todo
grabado, llamado interno en razón de su posición, bien en la parte del
anillo que se dirige hacia la palma de la mano, o que se encuentre en contacto
con la piel del dedo, indica, por el contrario, en el operador cualidades
excepcionales y, por lo tanto, poco ordinarias, que sólo alguien algo más
instruido que un simple guardián puede reconocer.
Los
escritos árabes -en especial Las mil y una noches (texto eminentemente
esotérico)- mencionan muy frecuentemente a personajes que giran el engarce de
sus sortijas en determinadas circunstancias; la razón de lo que precede es
fácil de comprender.
En
un principio, la fabricación de pantáculos y talismanes se hacía por los
propios magos. De ello ha resultado una regla según la cual todo operador debe
establecerlos con sus propios medios. Esta regla constituye una pura
superstición.
Cuando
no existían orfebres era preciso que los magos los suplieran lo mejor posible.
Sin embargo, cuando la orfebrería y la joyería se han convertido en oficios
practicados por artesanos, los magos han podido dirigirse a ellos para
confeccionar no sólo las Medallas y las sortijas que necesitaban, sino también
la totalidad de los objetos necesarios a las ceremonias. Se tiene la prueba de
ello por todo lo que se ha encontrado de este género en las excavaciones
realizadas en Grecia, Egipto, Asiría y otros puntos. Los diversos objetos
mágicos de la antigüedad están muy lejos de tener un carácter grosero, hablando
artísticamente, pues su confección exigía la labor de especialistas artesanos
sobre el tema, de talento muy grande. Las cualidades del mago eran diferentes.
De
esta forma, se recomienda, en los escritos técnicos que han llegado hasta
nosotros, proceder previamente a un exorcismo e inmediatamente a una consagración
de estos diferentes objetos antes de utilizarlos en magia. Ello sin
mencionar que los exorcismos y consagraciones no se operan más que una vez por
todas en relación con cada objeto.
Los
pantáculos, que tienen como objetivo definido proteger al operador, se llevan o
se colocan:
1. Sobre el pecho, suspendidos con ayuda de un
cordón o cinta de seda llevada en escapulario; en este caso, el color
del cordón al que el pantáculo se une es, por la teoría de las correspondencias,
el que se refiere al mismo planeta que el pantáculo (el operador no utiliza,
entiéndase bien, más que un pantáculo).
2. Sobre el perímetro de la operación en los
puntos indicados en los esquemas (generalmente por pequeños pentágonos).
Nota.
Es con toda seguridad la presencia de estos pequeños pentágonos
lo que ha conducido a la ortografía Pentáculo, que no posee ningún
carácter etimológico; se ha buscado un parentesco a las dos palabras.
Los
talismanes se ponen en el dedo; pero en la mano izquierda y no en la derecha,
porque la mano izquierda (mano pasiva) es de la que se servirá el operador para
el cumplimiento de los gestos mágicos.
La
razón, si uno se refiere a la actitud que el operador observa
ritualmente, resulta fácil de comprender. Mirando hacia el Sur y teniendo a su
izquierda el Oriente, el uso de la mano derecha tendría como efecto
natural actuar al contrario del movimiento diurno; mientras que el de la mano
izquierda permitiría realizar sin esfuerzo gestos en el sentido de este
movimiento. Además, la mano izquierda tiene un carácter generalmente pasivo, y
es necesario recordar que el operador utiliza los fluidos, los conduce en una
dirección dada, pero no actúa por sí mismo; son las fuerzas cósmicas las que
actúan.
El
dedo que ha de llevar el anillo no es indiferente. Cada dedo, como la Quirología
usual que ha conservado el recuerdo tradicional, se refiere a un planeta
preciso:
- El pulgar es de Venus.
- El índice, de
Júpiter.
- El medio, de Saturno.
- El anular, del Sol.
- El dedo pequeño, de Mercurio.
De
ahí que resulte iniciático llevar el talismán en el dedo anular; y este
dedo es, en todos sentidos, bien determinado. En efecto, el Sol caracteriza el
movimiento diurno y juega el papel de inductor general.
Es
en la falange más próxima a la palma en la que se coloca. En las otras,
evidentemente, correría el riesgo de perderse; pero mágicamente esta razón no
tendría más que un valor secundario, y haría falta una mejor. Se la encontrará
en las falanges más próximas a la palma, que son vecinas a lo que en
Quirología se denomina el campo de Marte, y que es la porción Central de
la palma de la mano; como quiera que el planeta Marte en el hombre representa
las energías activas, y los gestos del operador se realizan en un sentido de
acción, es una razón más para ello.
Derivaciones
de acuerdo con la magia utilitaria
Lo
que se puede llamar magia utilitaria consiste en la adopción de
objetos, positivamente mágicos por su primitivo destino, para un uso corriente
y que nada tiene de iniciático, que con el correr del tiempo se ha hecho
habitual, sin que se sepa exactamente el porqué de haberse perpetuado esta
costumbre.
En
este sentido, la magia utilitaria se extiende a otros objetos que no son
esencialmente mágicos, pero que, sea por su origen, sea por su constitución,
tienen un carácter netamente esotérico, que, entiéndase bien, se ha olvidado y
pasa desapercibido.
Los
pantáculos, siendo, después de todo, medallas, han dado lugar a todas las
imitaciones del mismo género:
1. Las medallas representativas de la cualidad
del iniciado que era necesario poseer para penetrar en los locales reservados a
las enseñanzas secretas (de éstas es la medalla de la isla de Creta que
reproducía un laberinto y podía, con todo rigor, servir para encontrar
el camino más corto que daba acceso a las salas del monumento iniciático).
2. Las medallas
conmemorativas, que, recordando en principio un hecho notorio de la vida
iniciática (colectivo o individual), se han convertido en conmemorativas de
acontecimientos de la vida cotidiana (tales son las medallas de Constantino
conmemorando el Edicto de Milán, y muchas otras anteriores y posteriores).
3. La moneda corriente, que para garantizar su
autenticidad ha tomado todos los caracteres de un pantáculo.
4. Las condecoraciones, cuyo origen es la
insignia en forma de pantáculo que los iniciados llevaban encima en el curso de
las ceremonias solemnes (efectivas o simbólicas) y que, en los tiempos
modernos, con la abolición de las órdenes de caballería (todas más o menos del
género iniciático), se han convertido en las actuales condecoraciones.
5.° Los escudos de armas de los caballeros, que
en principio reproducen los signos distintivos de las órdenes a que
pertenecían, con el fin de que en el campo de batalla o en el curso de sus
viajes y peregrinaciones fueran reconocidos por sus asociados y tratados como
convenía. Con el tiempo se convirtieron en conmemorativas del jefe de la
familia y fueron adoptadas por los que tenían una ascendencia cuyo efecto se
traducía por determinados derechos sociales.
6. Los escudos de las ciudades y los Estados, que
en un principio fueron constituidos a título de pantáculo protector, y cuyas
divisas, ingeniosamente establecidas -por lo general en latín, incluso cuando
se presentan en países con otra lengua- recuerdan los elementos principales,
siempre con las fechas precisas, que proceden del tema gentiliaco, bien de la
ciudad, del estado o del fundador de una dinastía o un estado.
7. Las marcas de fábrica, que fueron en
principio marcas de corporaciones y signos de reconocimiento de las guildas (grupo
de artesanos o personas de oficio) y más tarde se hicieron de uso corriente en
la industria y el comercio.
A
lo anterior hay que añadir todo lo que se parece o deriva de estas categorías
utilitarias, y que va desde la medalla llamada de santidad o escapulario hasta
los ex-libris e incluso determinados graffiti, como consecuencia
de la tendencia natural que tiene el hombre de manifestar su propiedad y su
paso por el mundo.
También
se parecen a esto los Dioses-Términos y los Hermes de los romanos
y los griegos, símbolos protectores de la propiedad; y también los menhires
galos, protectores, en general, del camino a seguir en un trayecto
determinado.
La
superstición inevitable y la tradición conservada han, por otra parte, dado
lugar a toda suerte de medallas talismánicas llamadas más
particularmente talismanes, que se han establecido como dadoras de
buena suerte, de conformidad mayor o menor con los pantáculos rituales.
Estaría
uno
tentado a tomarlos por verdaderos pantáculos protectores si, por el
conocimiento de las reglas que presiden estrictamente el establecimiento de
los objetos rituales, no se estuviera juiciosamente advertido.
Pero
el fetichismo, siempre latente en la masa, ha favorecido singularmente, en las
épocas de ignorancia, la pululación de estas medallas talismánicas.
Los
talismanes propiamente dichos, y como consecuencia las sortijas, han llegado
con derivación utilitaria.
1. ° Los anillos indicativos de una casta, en
principio iniciática, más tarde religiosa y después civil (las sortijas de los
caballeros romanos se llevaban en este sentido, y de forma paralela los
caballeros fueron confeccionando los sellos con los escudos heráldicos).
2. ° Los anillos de desposorios y matrimonio proceden
igualmente de esta idea mágica, según la cual se opera el rito del sellado asegurando,
con un gesto hecho por el operador con la mano anillada, el enlace con
los fluidos activos.
3. ° Los pendientes, tanto los que se cuelgan
de las orejas como los que se colocan en la nariz, que están
todavía en uso en determinadas poblaciones aparentemente no civilizadas;
objetos precedentes en un sentido de la
jerarquización de la cara, pero además, en otro sentido, de la
utilización a este efecto de anillos que lógicamente no deberían llevarse más
que en el dedo.
4. ° Los brazaletes para los brazos
(ordinariamente) y para los tobillos (excepcionalmente), que no han tenido
jamás otro objeto que la ornamentación, y cuyo uso procede de una extensión y
una derivación del uso de los anillos rituales.
En cuanto a los collares, no derivan ni de los talismanes ni de los pantáculos,
sino simplemente del cordón que sostiene en escapulario el pantáculo del
operador.
Los exergos de los pantáculos, con las Cruzadas, han incitado a
constituir las divisas heráldicas -por aplicación de los principios del
esoterismo-. Dieron lugar también al uso de la inscripción de sentencias -más
o menos literalmente sacadas de los textos fundamentales o secundarios- tanto
en los monumentos como en los interiores, e incluso en los más diversos
objetos.
La propia heráldica lleva a la idea de manifestar la personalidad por
medio de monogramas, o por reunir iniciales, en donde la fantasía se
deja o puede dejarse libremente.
Existen monogramas hebreos -Cornelio Agrippa ha presentado varios-; los
hay góticos, y desde tiempos muy anteriores a la Edad Media existen los
monogramas chinos; ha habido en toda época monogramas árabes, y los de Santa
Sofía de Estambul son célebres por reproducir versículos enteros de las suras
coránicas. Estos monogramas servían y pueden todavía servir de sello; de esta
manera se graban en las sortijas.
Damos a continuación un ejemplo de monograma árabe, que es moderno.
Pero es preciso mencionar también el uso de piedras preciosas en el adorno personal, lo que en Bizancio se llegó a hacer de manera verdaderamente abusiva. Este uso es muy natural, porque las piedras preciosas constituyen por sí mismas una joya y no se puede catalogar esta aplicación entre las derivaciones mágicas. Cabe decir otro tanto del uso corporal de los perfumes.
Por el contrario, una derivación mágica que puede parecer insólita es la
del uso en el arte culinario de condimentos aromáticos.
Si bien el salar los alimentos aparece como natural, y el agregarles
determinados productos en polvo -como la guindilla, muy usada en la antigüedad,
o la pimienta, como hacemos en nuestros días-, se comprende por la necesidad de
dar mejor sabor a los alimentos y estimular el apetito; al menos el uso del
laurel, tomillo, romero, nuez moscada, jengibre, azafrán, canela, vainilla y la
totalidad de los aromas, pone de manifiesto sin discusión una ciencia de la
que sólo han quedado algunos rasgos y que estaba muy emparentada con la magia.
Era de esta manera como la entendían los griegos, puesto que entre ellos
la palabra magia evocaba la idea de preparación culinaria.
En cuanto a la sacralización de la cara, en la que los pendientes
y los zarcillos nasales son los principales elementos, ha sido objeto por todos
los magos y magistas de un estudio erudito, como puede comprobarse en las
pinturas egipcias, asirías, hindúes, chinas (por lo general entre todas las
orientales).
Su derivación es el tatuaje. Aunque mal ejecutados en Papuasia,
África, América, los tatuajes de la cara, si se les presta atención, ponen de
manifiesto ideas netamente esotéricas cuyo fin es darle a la cara un aspecto
sagrado (por lo general terrorífico, Para imponer respeto).
Sobre el resto del cuerpo, entiéndase bien, no tienen la misma razón de
ser; pero la superstición y la costumbre tradicional no han dejado de darles
una extensión exagerada.
Aún entre muchos pueblos que poseen una estructura tribal, y en los que
la mujer pertenece, como nacionalidad solamente, a la tribu, se tatúa a las
niñas antes de llegar a la nubilidad.
La idea no es tan salvaje como pudiera parecer a primera vista.
Si se reflexiona, indica incluso un avance en la evolución social.
Procede del hecho de que al casarse la mujer debe adoptar -como incluso los
evangelios recuerdan- las convicciones de su marido, sin lo que el hogar no
puede funcionar correctamente, porque entonces ella adopta también su
nacionalidad, y como decían los romanos, sale de su gens para entrar en
la de su esposo, adquiriendo así la totalidad de las tradiciones ancestrales de
las que los dioses lares y penates son la expresión. En estas condiciones -e
incluso nuestros códigos civiles lo prevén- se hace necesario considerar una
legislación en este sentido. Entre los pueblos llamados salvajes, la indicada
legislación es simple; sólo existe la tribu, que constituye cuanto se llama
Estado; por lo tanto, nadie debe salir de la tribu bajo pena de perder sus
derechos civiles -es preciso señalar que sucede lo mismo hoy día, pero ahora
el Estado es la nación, y no la tribu-; como consecuencia, una mujer no puede
casarse fuera de la tribu. Con el fin de que en caso de rapto la muchacha pueda
ser proclamada -sin posible discusión-, se la tatúa con el tótem de la tribu en
la frente. Y este tótem -no se ha comprendido nunca- no es otra cosa que el
escudo de armas, el monograma, el signo protector, en suma, la tribu; su pantáculo,
para decirlo de una vez. Nada es menos salvaje. Pero el hecho manifiesta
sobre todo el patriarcado.
En fin, la magia utilitaria debe reconocerse en un determinado número
de objetos que no se puede decir que sean mágicos, puesto que nada tienen de
rituales y no han sido nunca supersticiosos, pero es preciso convenir que
tienen un origen esotérico.
Estos eran -y son todavía, a veces muy secretamente- los instrumentos
de demostración práctica que los educadores utilizan en la enseñanza
iniciática. La derivación ha hecho de ellos juegos.
Entre éstos están:
Los juegos de naipes, derivados del Tarot, que sigue
siendo esotérico incluso después de las correcciones introducidas en tiempos
de Carlos VI, cuando se suprimieron las 22 láminas (o cartas) llamadas
mayores y los cuatro caballeros; pero los nombres que llevan los reyes, las
damas y los valéis siguen siendo muy significativos*.
El juego de ajedrez, conocido desde la más remota antigüedad,
que es más misterioso e iniciático aún que el precedente; los escoceses conocen
todavía su valor esotérico, puesto que de tiempo en tiempo juegan una partida
sobre el césped, convenientemente dispuesto como un tablero, mientras que las
piezas están representadas por personas adecuadamente vestidas; se trata del
pajeante, como ellos dicen, palabra que deriva de la antigua francesa pageant,
que es el término que utilizan, y que en francés arcaico derivaba de la voz
page (paje), por el papel que éstos desempeñaban en el juego.
El juego de las damas, bien entendido porque se juega igualmente
en un tablero (damero), y que la totalidad de los dameros -el gran matemático
Euler lo ha observado muy acertadamente- no son nunca cuadrados mágicos.
El juego de la oca -griego por excelencia, más antiguo que la
guerra de Troya-, que implica una espiral representando la totalidad de las
gradaciones que el iniciado debe seguir para alcanzar el summum del
conocimiento, comprendiendo determinados retrocesos resultantes del hecho de
que no se han superado satisfactoriamente los exámenes.
El juego del halma -de una palabra griega que significa salto-,
en cierta época de una gran actualidad y que todavía se encuentra en el
comercio, donde cuatro series de pequeños conos diversamente coloreados han de
librar un combate sobre un damero, combate que se refiere a la lucha que las
fuerzas, hablando de los cuatro puntos cardinales, van desarrollando en la
sociedad, lo mismo que en el ser vivo, para ir constituyendo el imboglio de
la vida.
El juego del chaquete, donde el determinismo, fatal e imprevisible,
entra en el juego por medio de proyectos, mientras las damas, conformándose con
el número designado por la suerte, avanzan sobre triángulos muy significativos
por su forma; juego que, según una elemental idea esotérica, reproduce el
antagonismo de dos voluntades encontradas, mientras que se va entremezclando
el destino.
El juego del dominó, que ha sido reconocido particularmente como
matemática y que, si se mira de cerca, no es otra cosa que una máquina de
calcular en la que las progresiones están netamente indicadas por
números representados con ayuda de puntos provistos de barras de fracción.
Desde hace mucho tiempo se ha señalado que en materia de juegos no se
inventaba nada, más que combinaciones; porque cuando se busca un juego nuevo, o
bien se copia, muy poco afortunadamente, lo que existe, o bien se crea un
medio de entretenimiento que carece de interés.
La razón es que todos los juegos poseen un carácter iniciático y
descansan sobre el esoterismo. No existe excepción -incluso en la ruleta de
Montecarlo, cuyo tapiz reproduce (pero sólo por transposición de números)
la tabla de epactas lunares, que sirve en astronomía para calcular la
fecha de la fiesta de Pascuas- ni siquiera en los juegos infantiles: el escondite,
las cuatro esquinas y otros muchos.
Por otra parte, es necesario recordar todas las canciones infantiles
cuya arcaica terminología evoca los tiempos en que la caballería -esotérica
siempre, e iniciática con frecuencia- era popular: Mambrú se va a la guerra,
El pequeño Roussel, Guardad la torre, Los compañeros de Marjolaine, etc.
La magia utilitaria -es decir, la perpetuación del esoterismo- existe en
muchas más cosas de las que se cree, y entre todos los pueblos.
Pero hay un juego que los chinos introdujeron en Europa a principios del
siglo XX, y que no se conocía anteriormente: es el majong. Paralelamente
a los otros, éste tiene un nimbo esotérico que es muy evidente y se manifiesta
en los apelativos utilizados. En todo caso, el majong, tal como se
utiliza, está sólo compuesto de una parte de objetos semejantes a los que se
encontraban en el interior de los palacios reales de Pekín y que fueron
dispersados o se perdieron en el curso de las diversas revoluciones chinas. El
majong debe considerarse como una reducción práctica del conjunto
de estos objetos, cuyo carácter es eminentemente iniciático; en este sentido,
el majong equivale al actual juego de cartas, que es una reducción
práctica del Tarot.
Pantáculo universal
La clave general de Salomón, que es la inversa de la que figura
aquí arriba, se utiliza para establecer los pantáculos que sirven para las
ceremonias llamadas simbólicas, o que se consideran como aproximativas; es
decir, en las que no se tiene en cuenta el tiempo mágico. Se reemplaza
simplemente la Parte central por tal o cual símbolo adecuado. El pantáculo es,
por tanto, universal.
Pantáculo del Sol
Este
pantáculo sirve en las evocaciones de los Espíritus del Sol. La cabeza que
figura en él representa al ángel Mitatrón.
Pantáculo del Sol
Este
pantáculo sirve para las ceremonias del Sol; procura además, la ayuda de los
espíritus que son propicios a facilitar la levitación.
Pantáculo del Sol
Este pantáculo es una protección contra los peligros del encarcelamiento. Sirve también para perpetuar evasiones.
Este
pantáculo procura la realización del poder, la gloria, el éxito general en la
vida. El nombre divino bajo el que está establecido es IEVE.
Pantáculo del Sol
Este pantáculo sirve para ganar en el juego y para
adquirir beneficios en el comercio, cuando está grabado sobre oro, amalgamado.
Gravado sobre oro puro proporciona la invisibilidad.
Pantáculo de Mercurio
Este
pantáculo aumenta la comprensión metafísica y sirve para conciliarse con los
espíritus.
Pantáculo de Mercurio
Este pantáculo aumenta las facultades psíquicas y sirve en las
ceremonias en que se invoca a los espíritus de Mercurio.
Pantáculo de Venus
Este
pantáculo, en las invocaciones de Venus, sirve de protección contra los malos
espíritus.
Pantáculo de Venus
Este
pantáculo sirve para procurarse el amor de una persona mencionada. Da también
simpatía al que lo lleva.
El
ángel que está ligado a él se llama Monachiel;
el nombre de la potencia superior es Veralian.
Este
pantáculo da la victoria sobre los adversarios y la felicidad en los procesos y
lo combates.
Pantáculo de Marte
Pantáculo de Marte
Este
pantáculo sirve de protección contra el choque de retroceso, en los hechizos de
odio. Sirve también para triunfar contra las emboscadas.
Pantáculo de Marte
Este
pantáculo sirve de protección en la guerra, permitiendo evitar los peligros y
las heridas.
Pantáculo de Marte
Este
pantáculo es ritual para todas las ceremonias, a falta de otro. Sirve también
de protección contra las fiebres agudas, las emboscadas y las heridas. Los
ángeles que le están ligados son: Madimiel,
Barzakiah, Eskiel, Ithmiel.
Debe
fabricarse cuando la Luna esté en cuadratura con el Sol.
Pantáculo de Marte
Este pantáculo sirve para invocar a los espíritus de
Marte. El ángel que está ligado con él es Hevel.
Pantáculo de Júpiter
Este
pantáculo garantiza contra todo tipo de peligros. Está bajo la protección del
ángel Michael.
Pantáculo de Júpiter
Este
pantáculo aumenta la videncia. Debe ser consagrado un sábado, a la hora de
Júpiter.
Pantáculo de Júpiter
Este pantáculo protege al operador en las invocaciones
de los espíritus de Júpiter.
Pantáculo de Júpiter
Este
pantáculo favorece la adquisición de riquezas y la obtención de honores.
Está
bajo la protección del ángel Bariel.
Debe
grabarse en plata el día y la hora de Júpiter, cuando dicho astro se encuentre
en el signo de Cáncer.
Pantáculo de Júpiter
Este pantáculo da la gloria, el renombre, los honores,
las riquezas. Sirve para descubrir los tesoros y protege al operador contra los
malos espíritus, en las ceremonias de Júpiter.
Pantáculo de Saturno
Este pantáculo protege al operador en las invocaciones
de los espíritus de Saturno, sobre todo durante la noche; aleja a los espíritus
que guardan los tesoros.
Pantáculo de Saturno
Este pantáculo sirve para invocar a los espíritus de
Saturno. Los nombres de las potencias que le están ligadas se encuentran
inscritas en el exergo: Omliel, Anachiel,
Araukiah, Anazachia.
Pantáculo de Saturno
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Instituto CEPE de Argentina
Escuela de Parapapsicologia y disciplinas Complementarias
ABIERTA LA INSCRIPCIÓN TODO EL AÑO PRESENCIAL YA DISTANCIA
LLAMAME
Licenciatura en Parapsicologia Integral con Orientacion a la Alta Magia Psiquica “o” a las Disciplinas Complementarias
COMIENZA EN MARZO / ABRIL Y FINALIZA EN DICIEMBRE DE CADA AÑO – DURACION 3 AÑOS
Incluye, entre otros, estos cursos: Numerología, Grafología, Tarot, Astrología, Quirología, Manejo Alternativo de las Energías. Ritual de Alta Magia y Psíquica, etc.
Egreso como Parapsicólogo Profesional para Trabajo de Consultorio y de Campo
Matricula con Respaldo CEPE / APAPRA – Fundado el 5 de junio de 1985
Asociación Civil Personería jurídica Otorgada por la Inspección General de Justicia de la Nación Argentina – Bajo Resolución 0001185/05
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