COMO USAR LA RESPIRACION CURATIVA


La respiración es un proceso totalmente automático que comienza con el nacimiento y continúa hasta el día en que morimos. No se necesita ayuda en forma alguna y sabemos que podemos dormir toda la noche y mientras dormimos la respiración continúa, sin que jamás tengamos que pensar en ello. Lo mismo que cuando digerimos nuestros alimentos, el proceso de digestión se hace solo.

Esta cualidad de la respiración de poder ser a la vez' consciente e inconsciente es única. Podemos detener la respiración cuando queremos y volver a respirar profundamente. Podemos llenar completamente los pulmones de aliento o respirar ligeramente, dejar salir el aire en un suave suspiro o soplarlo como un fuerte viento. Respirar produce un gran beneficio físico, mental, emocional y espiritual.

La respiración consciente nos comunica con la totalidad del medio ambiente del que somos parte. Los distintos aspectos del ser humano tales como emociones, pensamientos, reacciones y expresiones tiene su punto de unión en el pecho y allí se armonizan o no las diferentes partes. En la cavidad pectoral se encuentran los dos pulmones, que son los órganos implicados en el proceso respiratorio. Su función primordial consiste en regular y procesar la inhalación y exhalación del aire que da vida. En la terminología del yoga respiración se traduce en pranayana y el aire es el prana, también llamado fuerza vital. Para que el ser humano haga uso pleno de esta fuerza debe emplear toda su capacidad respiratoria. Normalmente sólo que hagamos un trabajo muy agotador, casi todos nosotros empleamos un pequeño porcentaje de nuestro potencial respiratorio. Cuando respiramos ligeramente no sólo reducimos nuestra absorción del prana vital sino que al respirar ligeramente, los pulmones pierden la flexibilidad y esto empeora nuestra capacidad respiratoria. Muchas personas respiran ligeramente y rápidamente cuando están nerviosas. Si usted prueba respirar de esta manera podrá comprobar que comenzará a sentirse nerviosa, así se puede observar cómo ciertos estados de ánimo afectan al cuerpo y ciertas enfermedades tienen un apoyo corporal, de allí que se habla de enfermedades psicosomáticas. Cuando respiramos ligeramente como defensa contra una mala experiencia emocional, los músculos que rodean a los pulmones así como el diafragma que se encuentra debajo de ellos se empiezan a poner rígidos y se produce una tensión muscular crónica. Respirando profundamente curamos nuestro cuerpo y mejoramos nuestro estado de ánimo.

Formas de respiración consciente: nos dice Michael Sky en su libro "Respirar": no hay una sola forma correcta de respirar, en todo momento. Como regla general respirar por la nariz tiende a producir calma y a centrarnos, mientras que respirar por la boca tiende a ser más movilizador y expansivo.

Respiración circular: en la respiración circular se respira continuamente, sin interrupción o pausa. Se inhala y luego se exhala sin ninguna pausa entre respiraciones, éstas fluyen y se crea la imagen de un círculo en movimiento de respiración/energía. Se puede producir durante este tipo de respiración, hiperventilación y una sensación de mareo, pero esto no es negativo, en realidad es una respuesta a una rutinaria incorporación de oxígeno. La hiperventilación llena al cuerpo de grandes cantidades de energía.

La respiración circular crea un fuerte circuito de fuerza vital que fluye a través del cuerpo y la mente.

Respiración de limpieza: sirve para cuando nos sentimos tensos e intoxicados. Inhalar por la nariz e imaginar que el aire penetra por la planta de los pies hacia arriba, recorre todo el cuerpo y barre con todas las energías negativas. Luego exhalar soplando, imaginando que con el aire se expulsan todas las tensiones y al contacto con el aire explotan y se desintegran.

Respiración profunda liberadora: inhalar por la nariz, exhalar por la boca, luego hacer una pausa, esperar conscientemente, hasta que el cuerpo inicie la próxima inhalación. La clave para la pausa entre respiraciones consiste en permanecer consciente, concentrado y esperar intencionalmente que el cuerpo elija inhalar. Durante cada pausa permitir que el cuerpo se relaje profundamente.

Respiración con retención: inhalar por la nariz, con lentitud y calma y al final de la inhalación mantener el aire dentro sin esfuerzo ni tensión y sentir cómo la energía retenida se mueve alrededor del cuerpo. Cuando llegue el momento de exhalar. Entonces soltar la energía y hacer una pausa entre respiraciones tratando de relajarse en cada una un poco más.

Respiración rítmica: respirar con un ritmo estable y controlado durante un período prolongado puede tener efectos calmantes y energizantes para quien respira. Inhalar por la nariz contando lentamente hasta ocho. Retener el aliento mientras se cuenta hasta cuatro. Luego continuar durante varios minutos.

Respiración con alternancia de cavidad nasal: durante el transcurso del día nuestra respiración tiende a fluir más fuerte por un lado de la nariz que por otro, cambiando la alternancia cada cuatro horas. Esto refleja la polaridad de nuestro cerebro. Podemos ayudar a nuestra respiración en su búsqueda de equilibrio alternando los lados de la nariz. Colocar el pulgar bajo una narina de modo que la cierre, respirar contando lentamente hasta ocho. Luego retener el aliento mientras cuenta hasta cuatro y cambiar el pulgar a la otra narina.

Energía circulante: inhalar imaginando que el aire ingresa por su mano izquierda y sube por su brazo izquierdo hasta la base del cuello. Al exhalar permite que la energía fluya por el brazo derecho y salga por su mano y dedos del mismo lado. Continuar durante varias respiraciones, luego invertir el flujo, inhalar por el lado derecho y exhalar por el izquierdo. Luego pasar a las piernas y realizar lo mismo. Respiración purificadora: tomar aire por la nariz, lentamente, estando de pie y con las piernas separadas; luego tirar el aire por la boca pero dejando salir el aire apenas por una pequeña abertura formada por los labios y de manera que sean muchas exhalaciones cortas y abruptas.

Para fortalecer los nervios: posición de pie y con las piernas separadas. Tomar lentamente aire por la nariz al tiempo que los brazos se van levantando hacia adelante, a la altura de los hombros y con las palmas hacia arriba, luego retenemos la respiración al tiempo que se cierran las manos y entonces se tiran los puños hacia atrás a la altura de los hombros, lo cual se repite dos o tres veces aguantando el aire en los pulmones.

Para la circulación de la sangre: parado y con las piernas separadas tomar mucho aire por la nariz al tiempo que se levantan los brazos sobre la cabeza. Retener un poco la respiración. Luego entrenar el cuerpo hacia adelante aflojando los brazos, se echa el aire por la boca y se produce el sonido JA que debe ser muy potente. Este tipo de respiración beneficia la circulación de la sangre y purifica los órganos respiratorios.

Para estimular las células pulmonares: parado y con el cuerpo erguido, manos a los lados. Tomar aire por la nariz muy lentamente, mientras se va golpeando el pecho con la punta de los dedos. Cuando los pulmones se llenen de aire se aguanta la respiración e inmediatamente se golpea el pecho con las palmas y se exhala por la nariz.

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