HUMANOS CON COLA

HUMANOS CON COLA

 

Todos sabemos que el resultado de lo que somos en la actualidad es origen de una clara evolución donde determinados órganos se han desarrollado según nuestra funcionalidad, mientras otros, sencillamente, han desaparecido.

Y es que hace muchos, muchos años que dejamos nuestra vida de primates saltando de árbol en árbol para dominar la tierra, para convertirnos en brillantes homo sapiens pendientes de nuestros teléfonos móviles y nuestras tabletas de última generación. Apenas queda nada ni recordamos nada de esos años oscuros en que nuestro cuerpo, estaba cubierto de pelo y… teníamos cola.

Pero lo creas o no aún existen casos, casos muy particulares donde, por alguna razón, ciertas personas nacen aún con esos vestigios del pasado. Personas que vienen al mundo con un apéndice al final de su columna vertebral, es decir, una cola. Es lo que en la ciencia se llama "órganos vestigiales".

 

 

EL VESTIGIO DE LA COLA HUMANA.

La cola vestigial es una extrañeza en el ser humano, un rasgo fenotípico que se presenta en poco más de 100 personas en todo el mundo. Para los científicos se trata  de un error, de una incongruencia en nuestro ADN donde se activa por alguna razón esos rasgos pretéritos del ser humano, es decir, la cola de nuestros ancestros. De hecho, suele decirse que el cóccix es de por sí el resto de esa cola perdida, un vestigio del pasado al igual que las muelas del juicio, o incluso el fenómeno de la carne de gallina… porque ¿Sabes qué función se supone que tiene tener la piel de gallina? Elevar el vello del cuerpo para simular tener un tamaño mayor y poder asustar así al enemigo. Increíble ¿Verdad?

Estos genes quedaron inactivos hace mucho, hace decenas de miles de años, pero de algún modo queda instalado en nuestros genes para demostrarnos de donde vienen nuestros orígenes. ¿Alguien puede seguir creyendo quizá que procedemos de esa famosa pareja del Edén llamados Adán y Eva? Los Darwinistasexhibieron con placer a aquellas personas que presentaban estos vestigios, eran la prueba directa de nuestra relación con los primates.

Las personas que nacen con este defecto o error genético suelen extirparse a los pocos días esta cola, un apéndice compuesto de músculos, nervios y vasos sanguíneos, aunque en ocasiones también presentan vértebras y cartílagos, una cola con movilidad propia que casi nadie desea conservar por muy original y llamativo que resulte. Una lástima…

EL MITO DE LA COLA DE REPTIL EN EMBRIONES HUMANOS

El ser humano sí conserva un elemento vestigial de una cola, el cóccix. Se trata de un hueso en la parte final del sacro (el final de la columna vertebral) y salvo que tiene algún papel poco importante en funciones como sentarse o ejercer de "airbag" durante una caída, es un elemento que no aporta demasiada utilidad. Sin embargo, en muy raras ocasiones (hay poco más de 100 casos documentados), un bebé nace con algo más que el cóccix: una cola.

Normalmente suele extirparse nada más nacer pero, a veces, esto no ocurre y encontramos adultos que siguen conservándola:

Aunque en medicina se le llame cola, en la mayoría de los casos, no lo es tal. Una cola normal, que podemos ver por ejemplo en cualquier gato o perro, posee una serie de huesos, cartílagos, médula espinal y una serie de músculos asociados que permiten su movimiento. Los niños que nacen con cola normalmente no van a tener huesos, cartílagos ni médula espinal y los pocos músculos que se encuentran, al carecer de huesos a los que insertarse no van a permitir una contracción coordinada. Lo que sí que hay será tejido conectivo, músculos, vasos sanguíneos, nervios y piel.

Todo esto lleva a que la cola pueda moverse y contraerse a voluntad del niño, aunque estos movimientos van a ser limitados e incoordinados.

En estas dos radiografías podemos ver más claramente las diferencias entre la cola de un gato y las de un bebé con una cola "normal".

En la fotografía de arriba se puede ver muy bien los distintos huesos (vértebras) de la cola. Además, el gato posee una dislocación (cosa que nunca ocurriría en la cola de un bebé puesto que no hay huesos), por eso está algo desviada en donde apunta la flecha.

Aquí, en cambio, es prácticamente imposible distinguir la cola en la radiografía al no existir huesos. Además, elementos como el tejido conectivo, músculos, vasos sanguíneos, nervios y piel que sí están presentes, no suelen distinguirse entre sí en las radiografías. Por lo que aunque estén ahí, se "camuflan" con los tejidos de alrededor que tienen una tonalidad similar. Si se hubiera tomado la radiografía en otra posición, con la cola apartada del cuerpo, se podría distinguir muy levemente unos tejidos. Esa radiografía corresponde al tipo de cola que se suele encontrar de forma más frecuente (dentro de la rareza) y corresponde a esta niña:

Aunque antes mencionaba que las colas normalmente no suelen ser tales, muy excepcionalmente aparecen colas auténticas en humanos, que, a diferencia de las anteriores, poseen vértebras y cartílagos. Debido a ello, son totalmente visibles en las radiografías:

A pesar de que la causa de esta rareza todavía no se conoce con profundidad, se piensa que se debe a una mutación genética que reactiva un carácter oculto de nuestro desarrollo evolutivo que se ha mantenido reprimido en el genoma. De la misma forma que hace poco unas mutaciones en unos pollos provocaron que les salieran dientes y justamente se trataran del mismo tipo que el de sus antepasados.: Pollos mutantes con dientes

Recientes investigaciones refuerzan aún más esta teoría. Gracias a que se descubrieron los genes que controlaban el desarrollo de la cola en ratones y otros vertebrados, se pudo comprobar que estos genes también se han descubierto en el genoma humano. La razón por la cual, no llegamos a desarrollarla a pesar de tener los genes para ello se debe a una regulación a la baja de estos genes que provoca al final la apoptosis (muerte celular programada) de las células que estaban destinadas a formar una cola. Explicado de forma sencilla, tenemos las órdenes del jefe para desarrollar una cola, pero el mensaje termina perdiéndose por el camino. Como consecuencia de ello, la única etapa en la que se observa una cola en el ser humano es entre las cuatro y ocho semanas de embarazo. Exceptuando, claro está, a aquellos que poseen una auténtica cola, que la poseerán toda la vida si no se extirpa.

Si los que tanto criticaban y se mofaban de Darwin levantasen la cabeza y vieran a estos niños se darían cuenta de cómo la ironía de una imagen se puede volver en su contra justo como un boomerang:

No está de más volver a recordar la antigua broma, no vaya a ser que los creacionistas y su vertiente más moderna, los defensores del diseño inteligente, carezcan de memoria histórica. Ya se sabe que quién ríe el último, ríe mejor.

 

VISTA CEPE DE ARGENTINA

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