SOBRE EL TERCER OJO

Milenarias tradiciones esotéricas lo consideran el órgano de la percepción extrasensorial, el órgano de la percepción extrasensorial, la premonición y la espiritualidad profunda. La ciencia tras siglos de indiferencia, considera hoy seriamente la posibilidad de su existencia.
¿Qué es el "tercer ojo"?
En la India se considera que el tercer ojo u ojo de Shiva es el órgano físico de la visión etérea o astral. Está ubicado en el cráneo, a la altura del entrecejo y en Occidente se lo conoce como glándula pineal, órgano que desde siempre se ha considerado atrofiado, sin una utilidad biológica muy clara, pero que en apariencia permanece latente. Se cree que el hombre primitivo se conecta con sus mundos internos a través de esta glándula y que en el futuro todos los seres humanos volverán a descubrir su utilidad. Los místicos sostienen que quien activa su tercer ojo logrará ver el cuerpo astral de todos los seres, anticiparse al futuro, conectarse con la divinidad y experimentar toda la gama posible de percepciones extrasensoriales.
¿Por qué razón los hombres de ciencia descreyeron de la existencia de este "tercer ojo"?
Fundamentalmente, porque el mismo no es visible. Cuando los lamas hablaban de ese "órgano del alma", situado en la frente, sobre los ojos, y haciendo de vértice de un triángulo perfecto, los científicos se limitaban a sonreír. De nada servía que muchas experiencias, relatadas en numerosas crónicas, hablaran sobre las cualidades de ese órgano invisible. Recién en época cercanas, la ciencia ha comenzado a afirmar que se trata de una glándula semiatrofiada, en la mayoría de los mortales, que con una adecuada ejercitación ayuda a incrementar el potencial extrasensorial de todos los seres humanos poseen en forma latente.
¿Es cierto que en la antigüedad el "tercer ojo" era visible?
Esa es una teoría que nunca pudo ser probada, aunque algunas corrientes del esoterismo la sostienen. Lo que sí se sabe es que los antiguos hombres de la Edad de Piedra conocían su existencia, ya que se han encontrado cráneos trepanados justo en el sitio de la frente donde se afirma que se halla dicho órgano. Algunos estudiosos de la religiones de la antiguedad manifiestan que esa práctica estaba reservada a ciertos personajes, tal vez con investidura sacerdotal, pero que de ninguna manera era una técnica conocida por el vulgo. Lamentablemente, lo que podemos saber sobre las costumbres sagradas del período paleolítico no es demasiado.
¿Y en lo que atañe a la formulación mística del "tercer ojo"?
Los estudiosos advierten que, aunque hay algunas ideas dispersas, en la antigüedad persa y en la hindú, la teoría más completa hasta ese momento fue formulada en el Egipto faraónico. Los sacerdotes del Nilo decían que solamente ellos y los faraones poseían ese ojo inmaterial, llamado "ojo de Horus". En casi todas las obras religiosas del Antiguo Egipto, como por ejemplo "El libro de los muertos" en los jeroglíficos de los templos consagrados al dios Toth, aparece el tercer ojo, en ocasiones, representado como una serpiente enrollada en la frente del faraón o del iniciado en los misterios sacerdotales. Otras veces se lo representa como un ojo subdividido en tres partes iguales, símbolo de los dos ojos del cuerpo y del "órgano del alma" (la definición pertenece precisa mente, a los antiguos pobladores del Valle del Nilo).
¿Qué poderes se le atribuía a los faraones que poseían ese tercer ojo?
En primer término, una comunicación directa con los dioses de su cultura. El faraón no era solamente el individuo que gobernaba las cuestiones materiales de su pueblo, sino también quien -como delegado de la divinidad en la tierra conducía los asuntos del espíritu (o dicho con más propiedad, del alma). Según narran las crónicas, el faraón solía pasar largo tiempo concentrado, comunicándose con los dioses mediante su tercer ojo. Los egipcios iniciaticos manifestaban que su faraón poseía el don de "ver" lo que ocurría en otras partes de la Tierra (concretamente, era una visión que incluía la abolición de las barreras temporales). Esta virtud -que hoy denominaríamos parapsicológica- se debía exclusivamente a la posesión del "tercer ojo" u "ojo de Horus". Por esta causa, los habitantes del Antiguo Egipto vivían en un estado de postración permanente ante el faraón, ya que ni siquiera podían estar tranquilos en sus casas: igual que ante los dioses, no podían eludir nunca la "mirada" del faraón. Eso está magníficamente graficado en gran cantidad de sarcófagos, tumbas reales y relatos en piedras.
¿Qué ocurría entre los lamas tibetanos?
También ellos desarrollaron teorías esotéricas vinculadas con la existencia del "tercer ojo". Incluso, puede decirse que fueron los estudiosos del Tíbet y sus costumbres, como el inglés Lonbsang Rampa, los que popularizaron en occidente la cuestión del "tercer ojo". Para los monjes hindúes y los lamas tibetanos, este órganos del alma era el punto de conexión con la conciencia cósmica. Los lamas asociaban el tercer ojo con Ajna o el chakra Frontal, ubicado en el centro del entrecejo. Este chakra se encuentra vinculado con los sueños y la capacidad de vaticinar el futuro. Los especialistas afirman que está rodeado de energía rosada, amarilla y azul.
En líneas generales, puede decirse que es una centro de comando que tiene el organismo para dirigir adecuadamente todas las facultades mentales.
¿Todos los lama tienen desarrollado este "tercer ojo"?
Todos aspiran a tenerlo desarrollado, aunque no se puede saber cuántos lo logran realmente. Durante un tiempo fue costumbre entre los sacerdotes tibetanos una práctica similar a la que aparentemente realizaban los hombres del Paleolítico europeo y americano. Se trataba de la trepanación del cráneo, a la altura del sitio indicado en centenares de grabado esotéricos: en el entrecejo, en medio de la frente. Aparentemente, estos había sido una desviación de la antiguas enseñanzas, por cuanto al desarrollo del "tercer ojo" no necesita de dicha trepanación. También desde el punto de vista médico como desde la óptica espiritual, la intervención física en el desarrollo del tercer ojo es considerada altamente peligrosa. Por un lado, por las consecuencias orgánicas que la misma pueda acarrear, pero fundamentalmente por el desarrollo compulsivo de un don que debería ser fruto de la ejercitación constante y la meditación profunda. No es conveniente que una persona no preparada para la visión cósmica se encuentre, de buenas a primeras, con la posesión de dicha facultad.
¿Se sabe cómo se realizaban estas prácticas trepanatorias?
Se han realizado diversos estudios en cadáveres de lamas tibetanos. De allí, se han sacado algunas conclusiones que pueden ser complementadas por los relatos de viajeros que han tenido la suerte de convivir con los sacerdotes del Tíbet (hay que señalar, no obstante, que todos los relatos son sola mente aproximaciones a la realidad ya que los que llegan a poseer el conocimiento cabal del desarrollo del tercer ojo, raramente retornen a la vida cotidiana tal como la conocemos).
Sin embargo, podemos tener una idea, aunque sea aproximada, del acto de la trepanación sagrada. Aparentemente, cuando un lama iba a ser "operado" permanecía un tiempo en la más completa oscuridad. Algunos dicen que basándose en el precepto de que "es en lo oscuro donde se ven mejor las cosas". Otros manifiestan que era una manera de preparar físicamente al adepto, en un tiempo en el que no existían técnicas de anestesia total. Se habla de hierbas anestésicas que eran dejadas sobre la frente del alma en las horas previas a la trepanación.
¿La intervención era realizada por un médico?
Depende de lo que nosotros entendamos por médico. En realidad, los sacerdotes tibetanos eran -y son- individuos que han desarrollado en forma paralela varias formas del conocimiento científico. Una de esas formas es la medicina natural, de la que han sido pioneros. La trepanación dl cráneo era llevada a cabo por otros lamas, generalmente acompañados por pares o discípulos suyos. Una vez realizada la ceremonia religiosa de iniciación el lama era conducido a una habitación donde los otros sacerdotes le introducían un punzón esterilizado en la frente. El instrumento quirúrgico debía llegar hasta el hueso, tras lo cual una astilla de madera era incrustada en la herida abierta. Así permanecía el lama durante varios días el cabo de los cuales la astilla era quemada como una ofrenda a la divinidad. Precisamente el fuego terminaba de cauterizar la herida, la cual, cuando el lama salía de la habitación, tenía la forma casi perfecta de un ojo. Según dicen las tradiciones, con la mera trepanación ya bastaba para que el lama se le abrieron el tercer ojo. Esto ha sido puesto en duda en los últimos tiempos.
¿Por qué se duda hoy de eso?
Porque no cualquier mortal puede tener el "tercer ojo" desarrollando. Esto no quita que todos los seres humanos lo poseen en forma latente. Ocurre que las prácticas y técnicas que hay que aplicar para la "apertura" de este "órgano del alma" existen un abandono total de la vida mundana y la concentración casi exclusiva en la evolución espiritual propia. Si bien no es imprescindible ser un lama tibetano para desarrollar el "tercer ojo", lo que sí resulta necesario es estar dotado de altas facultades espirituales y practicar el ascetismo.
¿Qué sostiene la ciencia en la actualidad?
Lo correcto sería decir lo que sostienen determinados científicos con respecto al llamado "tercer ojo". Muchos todavía prefieren ignorar el tema. Fue recién a fines de la época del cincuenta cuando un investigador norteamericano, Aaron Lerner, descubrió ciertas propiedades de una glándula denominada pineal, que para los biólogos del siglo XIX no era otra cosa que un órgano atrofiado que había perdido su función en la antiguedad prepaleolítica. Lerner averiguó que esta glándula producía una hormona que llamó melatonina.
¿Y eso qué tenía que ver con el "tercer ojo"?
Bastante más de lo que se creyó en un primer momento. El sabio norteamericano descubrió que, a pesar de encontrarse casi en el centro de la masa encefálica, la glándula pineal era sensible a la luz igual que la retina ocular. Sin embargo se producía un mecanismo a la inversa. Mientras la oscuridad la activaba, la luz la asumía en una especie de letargo. En el primer caso producía mayor cantidad de melatonina en el segundo, la producción casi desapareció.
¿Qué es la melatonina?
Es una hormona que se encuentra vinculada con el desarrollo sexual del individuo y la aparición o desaparición de cuadros depresivos. Con las investigaciones de Lerner pudo averiguarse la razón por la cual los esquimales y en general, los pobladores de las zonas de escasa luz solar, tenían una maduración sexual tardía y frecuentes cuadros depresivos. Estudios complementarios permitieron averiguar que en regiones como el Tíbet se deban otras características como por ejemplo, un crecimiento notorio de la actividad parapsíquico.
¿Esos estudios tuvieron su correlato en otras disciplinas?
Sí, por ejemplo en la zoología y la paleontología. Los investigadores descubrieron que varios animales poseían una especie de glándula pineal que operaba como una suerte de reloj biológico. Las palomas y ciertos peces, por dar un caso, se vale de esa glándula para distinguir los rayos ultravioletas y los cambios que se operan en la intensidad de los mismos. Gracias a eso, ven realidades que para los seres humanos son invisibles. Uno de los últimos científicos que trabajaron en el tema fue el español José Luis Bardasano, quien en 1971 elaboró la tesis que lleva su nombre. La teoría de Bardasano sostiene que la glándula pineal es la sede anatómica de la percepción extrasensorial y que aunque en el ser humano no está muy poco desarrollada, la misma puede ser activada con meditación profunda y ejercitación lumínica.
¿Esto no es bastante similar a lo que hacían los lamas tibetanos en las prácticas no trepanatorias?
Efectivamente. Los lamas tibetanos, los sacerdotes hindúes y los faraones egipcios -para citar solamente a algunos exponentes vínculos al desarrollo del "tercer ojo" -tenían una técnica de "apertura" relacionada con la luz. La misma consistía en concentrarse en la observación de cristales de roca, bolas de cristal o, incluso, fuentes plateadas con agua dentro, que reflejaban la luz multiplicada. Esas prácticas durante los cuales los adeptos no comían ni bebían. Esta técnica de desarrollo del "tercer ojo", que como vemos coincide con las apreciaciones y las teorías de Bardasano, es aún considerada por los especialistas en esoterismo como la más viable para el completo desarrollo del llamado "órgano del alma".
¿Alguien con su tercer ojo activo está capacitado para hechizar con el llamado mal de ojo?
No existe una relación directa entre la apertura del tercer ojo con la posibilidad de dañar con la mirada, aunque en ambos casos, en el del iluminado que ha desbloqueado su chakra frontal y el de quien posee capacidades paranormales, se trata de seres con un gran control sobre sus energías inconscientes y espirituales. Por su puesto, quien trabaja para la apertura de su tercer ojo está enfrentando una situación delicada, donde es necesario ejercer un permanente control de la propia capacidad.
¿En qué consistiría el peligro?
En primer lugar nadie, ni siquiera el más evolucionado de los seres humanos, lograría soportar que este chakra se encontrase en continuo funcionamiento. Para comprender esto hay que imaginar a alguien que estuviese recibiendo imágenes procedentes del pasado, el presente y el futuro desde todos los sitios del Universo, alguien similar a una antena gigante que captase los pensamientos y las vibraciones espirituales de
sus semejantes. Este ser, sometidos a una presión constante, enloquecería. Por eso, además de abrir este chakra es fundamental lograr cerrarlo a voluntad, para que la cegadora luz de la verdad divina no aniquile a quien se enfrenta con ella.
¿Gracias a este chakra se consiguen ver imágenes o también se activan otros sentidos?
Fundamentalmente se logran ver imágenes, pero también funciona como un canal telepático ya que se escucha el pensamiento de los demás seres humanos, incluso, se experimentan sensaciones ajenas a las propias y estados de ánimo como el miedo, al angustia, etc. También la comunicación con seres no físicos es posible y experiencias en donde todos los sentidos están despiertos, recibiendo información del medio ambiente, como sucede durante los llamados viajes astrales, cuando el cuerpo astral se desprende del cuerpo físicos.

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