TIAHUANACO

TIAHUANACO
LA GRAN INCOGNITA

¿Fueron Tiahuanaco, Nazca y el Cuzco regiones habitadas por los atlantes? ¿Qué sorpresas cabe esperar de esta fascinante civilización? ¿Se halla el el Lago Titicaca la clave del misterio?


LA PUERTA DEL SOL
TIAHUANACO

Aunque mucho se ha publicado sobre las ruinas de Tiahuanaco y mucho se ha descubierto, todavía siguen las investigaciones en torno a una civilización que se supone data de hace 10 mil años y que, sin duda, prometen reservarnos sorpresas alucinantes.

A un kilómetro al sur de la Akapana en Perú, se elevan por encima de los palacios las ruinas de una pirámide dislocada, del cual se distinguen todavía algunos pisos. Estas plataformas superpuestas son las más colosales de toda la América del Sur; el peso de algunas de las ellas se calcula en 100 toneladas. Hay que echar la imaginación hacia atrás para intentar saber cómo eran esas ruinas antes de que la ignorancia de los conquistadores se cebase en destruirlas. Las losas que cubren el suelo de las pirámides miden 8 metros de largo, 4,2 cm de ancho y 2 metros de espesor. Para colocarlas una encima de otras, los tihuanacos inventaron un sistema de ángulo rectos adyacentes y derramaron en las hendiduras cobre, bronce y plomo fundido. De esta manera los monolitos se mantienen de pie, incólumes e imperturbables al discurrir de los tiempos y de los cataclismos. "Sencillez, simetría y solidez son las tres características que distinguen ventajosamente a todas las edificaciones peruanas", es lo que dijo Humbolt tras su visión del mundo andino.

Fue 1968, cuando la tesis de los defensores de una Atlántida situada en América del Sur y en algunas islas de las Bahamas volvió a tomar una fuerza inusitada. No sabemos, no podemos asegurar que Nazca, Tiahuanaco, o el Cuzco fueran regiones habitadas por los atlantes, pero sí podemos afirmar que una civilización superior, que conocía perfectamente el cálculo astronómico y dominaba la geometría y las matemática, pasó un día, tal vez hace más 12 mil años, por aquellos lugares. De la época inca y de su historia, el conocimiento que tenemos es muy amplio, gracias a la meritoria labor de los cronistas de los tiempos del descubrimiento y la conquista. Posteriormente, las ciencias modernas han completado aquel primario acercamiento de una de las culturas más importantes del mundo.

Sin embargo, tal vez debido a la particular naturaleza de la evolución de las culturas amerindias, sobre todo comparadas con las europeas y asiáticas, el mundo de los incas produce una sensación de ambivalencia, como si se tratara de algo borroso y mítico, muy lejano en el tiempo.

Es preciso adoptar un criterio objetivo al remontarse a los 13 mil años a de C. del Tiahuanaco original, muy diferente al Tiahuanaco inca del siglo XIII, cuando era conquistada por Mayta Capac y reconocer que entre ese inmenso abismo de tiempo desaparecieron generaciones enteras de seres humanos, sus ciudades e incluso sus restos.

De esta manera semejante a lo que sucedía en la Europa del siglo XIII puede suponerse, teniendo en cuenta la tradición histórica, que un guerrero llamado Nanco Capac, al frente de una conjura, se levantó contra el rey de Tiahuanaco y con su ejercito marchó desde su feudo de Tambo-Toko, en la región de Titicaca, hasta la ciudad de Cuzco, que sometió.

¿Cuantos reinos había entonces en Perú? Lo único que sabemos es que los incas, en los más de 300 años de expansión territorial, se preocuparon de "re-escribir" la historia de modo que sus hazañas y conquistas fueran resultado de imperativos divinos, con lo que impusieron "su verdad". ¿Y cómo lo lograron? Eliminando todos los testimonio de la verdad contraria y enseñando "su verdad" a las nuevas generaciones.

Se sabe, no obstante, casi todo de sus creencias, religión, organización social y política, así como la naturaleza de sus recursos humanos, de modo que la capa de misterio que ellos quisieron sobreponer a la investigación histórica, no cubrió las cosa por mucho tiempo. Y se sabe asimismo que los colonizadores españoles no supieron ver la realidad, obsesionados por la idea de desarraigar la idolatría y las supersticiones e implantar la "verdadera religión". Así, se aplicaron con auténtico furor a la destrucción de grandes cantados de ídolos, quipús y petroglifos del tipo Ica. Sin advertir que estaba destruyendo toda una biblioteca de saberes, y no objetos mágicos y diabólicos.

LA IDIOSINCRASIA DEL PUEBLO INCA

Se suele afirmar que los "seres protectores del pueblo inca y de sus obras, a juzgar por las tradiciones verbales transmitidas de generación en generación, y por las pruebas arqueológicas descubiertas, fueron de dos categorías: una de carácter divino en relación directa con los elementos de la naturaleza -antropomorfismo y leyes científicas-, y otra de índole humana- los antepasados. "Las religiones del Perú -dice Franz hampl, estudioso del tema-, y especialmente la de los incas, pueblo que pertenencia al grupo lingüístico quechua y que desempeño el papel político directivo a partir de cierto momento de su historia, tienen un carácter totalmente distinto del de las religiones mesoamericanas, lo que puede estar basado en los presupuestos culturales y en los sincréticos. En México y en la América central, la coalición de las tribus en estados confederales tuvo como consecuencia el desarrollo de sistema divinos sincréticos. En cambio, en el área de la alta cultura andina, la tribu de los incas, de gran capacidad de organización, creó un gran Estado basado en una política de conquista puramente guerrera y elevó a su propia religión tribal solar en lo esencial no modificada por las creencias de las poblaciones sometidas a la religión de ese Estado. Esta fue impuesta a los pueblos vencidos. La imposición del culto solar de los incas no produjo una síntesis, sino una adaptación de los cultos de los pueblos sometidos a la religión solar del Estado".

Queda pues, suficientemente claro que son diferentes el tema de la cultura inca y el de las culturas preincaicas. Inti, pues, suficientemente claro que los incas consideraban su "huaca", es decir su fuerza congenial. No era el "dios supremo" al que no se tributaba culto, sino veneración, pues en realidad no era propiamente un dios en las lejanas épocas preincaicas, sino el fundamento de los existente. Su deificación antropomorfo es muy tardía como Viracocha, y así lo conceptuaban los pueblos de toda el área andina ya en los tiempos de su sublevación de la tribu inca. Muchos miles de años después, era un "contenido científico" elaborado por los antepasados y enseñado a sus descendientes, corrompiéndose sin embargo su significación a través de las generaciones.

Todo huaca tenía su manifestación no humana sobre la tierra, y esta manifestación se llamaba "huauqui". Pues bien, el huauqui de Inti era el halcón, coincidencia algo más que circunstancial en Horus, el dios-halcón de los egipcios, y Horus era la "obra maestra de los teólogos" de Heliópolis, la ciudad del Sol del antiguo Egipto.

Los incas de otra parte, consideraban "fetiche", asiento de varios huacas o "fuerzas" a los Wakas, piedras monolíticas esculpidas, como los tótems norteamericanos de madera, o metálicos como las columnas de hierro de Mohenjo-daro, aunque también como momias en forma de paquetes funerarios, tal y como los hacían egipcios y sumerios.

Como los egipcios, los incas momificaban a los cadáveres extrayéndoles las vísceras, pero en lugar de sarcófagos, utilizaban tinajas de barro, como por su parte hacían en Mesopotamia.

PIRAMIDES Y URUS DEL LAGO TITICACA

Las pirámides del desierto ribereño del Pacífico sudamericano obedecen al mismo tipo de construcción que las sepulturas egipcias. Las pirámides peruanas son preincaicas, como el propio Cuzco, Machu Pitchu y la fortalece de Sacsahuamán. Parce ser que todo empezó a orillas del lago Titicaca, obra de los antiguos urus. Pero el misterio de su origen merece algo más que una simple referencia historica, siendo más rica la leyenda.

Dice la mitología que llovió durante sesenta días y setenta noches, hasta que todo desapareció bajo las aguas. Como ejemplo para los pueblos venideros, Viracocha hizo en piedra la imagen de "los que ya no están". Sus restos pueden verse, efectivamente, en las ruinas de Pukará, a diez leguas del Lago Sagrado.

Todo esto sucedió antes de que el dios supremo creara una raza de hombres nuevos, los de la segunda edad, después del diluvio.

Así pues, algo ciertamente importante sucedió hace muchos miles de años en esta parte de la tiera, aunque esa sospecha deba hacerse extensiva a todo el planeta. Una tremenda catástrofe asoló los, pueblos de entonces. Tradiciones de lluvias torrenciales, de terremotos y erupciones que modifican en parte la superficie de la tierra dejaron una honda impresión en la memoria de las gentes. Enormes masas de tierra fueron sepultadas en la mar, mientras que otras nuevas emergían.

Las tradiciones de todos los pueblos dan fe de una época de catástrofes y cambios de lugares hundidos y culturas desaparecidas de la faz del mundo, aunque haya sido posible restrearlas...

El término "antediluviano" ha quedado para definir una etapa de la historia de la humanidad que, pese a no estar demasiado lejana en la memoria de los tiempos, se halla cargada de misterios, una época oscura que es empleada para explicar todo aquello que es inexplicable.

Así, no es extraño leer por los Andes son fruto de ese cataclismo al que hacemos referencia y que lo que en la actualidad a 4.000 metros de altura estuvo antes al nivel del mar. "¿Sucedieron de este modo las cosas? Tal vez, pero la geología nos dice, que por entonces, el ser humano no era siquiera un proyecto biológico.
Retomando, pues, el hilo de lo que pudo ocurrir en las regiones adyacentes al Lago Titicaca, parece ser que su origen es paralelo al desarrollo de una etapa del pasado difícil de explicar.

El que fue lago sagrado para los yamaras, cuya extensión es de 3.812 metros navegables, siendo el de mayor altura del mundo, sirvió de cuna a Tiahuanaco, que ya era un campo de ruinas ciclópeas a la llegada de los incas. ¿Qué otra explicación podría darse que no tuviese relación con la mitología, atribuyendo a los dioses la magnitud de aquellos vestigios escultóricos? En su leyenda, aquella era la tierra donde nació el imperio del dios "Kon Tiki Viracocha".

Hoy el paisaje es bien distinto. Falta casi todo aquello que dejó mudos de asombro a los "hijos del sol". Las piedras de Tiahuanaco han sido repartidas y forman parte de iglesias, casas y carreteras, cuando no se hallan diseminadas, por la fuerza de la dinamita, en los firmes del cercano ferrocarril.

ANTIGÜEDAD DE TIAHUANACO Y PRUEBAS CIENTIFICAS

No obstante las tropelías ocurridas en las región, las ruinas que se conservan son materia suficiente para el asombro y la investigación científica. En una mescolanza heterogénea, hay piedras intactas junta a otras muchas primorosamente labradas, así como esculturas de figuras casi recientes y otras gigantescas que parecen pertenecer a seres de otros planetas, con turbante y con casco de guerra.

Da la impresión de que en estos pocos kilómetros cuadrados se hayan sucedido varias esculturas, cada una de ellas igualmente desconocidas y misteriosas. Ya desde tiempos inmemorables se cuenta que algo sucedió allá arriba, algo que confirió al lugar un carácter mágico inconfundible. Este rastro se encuentra incluso en las tradiciones aborígenes de Norteamérica.

Respecto de tan extrañas piedras se ha escrito mucho. Los trabajos de Ponce Sanginés merecen una consideración especial. Según este notable investigador es preciso hablar de cinco estado o etapas diferenciadas. La aplicación del isótopo radiactivo C-14 (carbono radiactivo 14), confiere a la primera de estas una antigüedad de 237 años a. de C.; 43 d. de C. para a segunda, 299 d. de C. para la tercera, 667 d. C. para la cuarta y 1.500 años d. C, para la quinta de las culturas. Como puede apreciarse, la existencia del Yiahuanaco ante diluviano queda en entredicho.

Tal vez convenga aclarar que la utilización del carbono-14 sólo es fiable en los restos orgánicos, no en las piedras. De hacer caso a los datos reseñados por Sanginés, habría que afirmar que durante casi 1.000 años Tiahuanaco estudo despoblado.

La realidad respecto a Tiahuanaco es que las viejas piedras han sido algo "vivo" durante siglos y milenios, testigos de todos los cambios tecnológicos, militares y sociales de varias generaciones. la llamada "Puerta del Sol" presentan rasgos de una antigüedad remota, como el hermoso friso en bajorrelieve, cuyas figuras se han interpretado como pertenecientes a un calendario. La peculiaridad de este calendario es que muestra el año natural divino en doscientos noventa días, distribuido en doce meses de veinticuatro días cada uno. Se ha querido ver asimismo en el mismo calendario el movimiento de la luna, según el cual invertía ocho días, en aquella época, en dar una vuelta completa en torno a la tierra.

También se ha querido demostrar que dicho calendario no obedece a leyes terrestres, perteneciendo en realidad a los movimientos del planeta Venus, tesis defendida por los científicos soviéticos Jikov y Kanzantsev, que dan una antigüedad a la "Puerta del Sol" de unos 15.000 años "solamente". Para justificar la existencia del calendario lo relacionan con algunas leyendas de la región. La diosa "orejona", protectora de los pueblos que tuvieran su sede en el lago Titicaca, era venusiana, como se aprecia en todas las estelas, relieves y esculturas de Tiahuanaco. Los uros, habitantes de la región del lago, son descendientes de aquellos colonizadores venusianos, y de ahí la razón de que ellos dijeran ser distintos a los demás hombres por tener la sangre negra. Y es cierto que sus actuales pobladores tienen la sangre más oscura y espesa de lo normal, como lo es que a esa altitud de 4.000 metros, el número de litros necesarios para una oxigenación normal del organismo es mucho mayor que es circunstancias normales.

LA PUERTA DEL SOL

La Puerta del Sol está tallada en un solo bloque de andesita, de unos cuatro metros de ancho, tres de alto y casi uno de espesor. Su peso es una doce toneladas.

La puerta en sí es pequeña; permite el paso de una persona. Por una de sus caras, la que puede considerarse como extrema, está primorosamente labrada, en tanto que la otra es más tosca y presenta varias oquedades, posiblemente para encajar con el resto de la estructura de una construcción que ya no existe.

Lo más interesante de la Puerta del Sol, como hemos apuntado, es el calendario. Está formado por una figura central y cuatro hileras de figuras más pequeñas; las tres superiores interrumpida por la central, llamada "dios llorón" por los dos diminutos agujeros que presenta en cada mejilla y que a primera vista parecen lágrimas.

Esta figura, sin duda protagonista del friso y su descripción, representa a un ser desproporcionado, de enorme cabeza en relación al cuerpo; lleva en las manos dos cetros terminados en una cabeza de ave, y está adornada con una serie de atributos de no fácil identificación, en los que destacan dos pequeñas cabezas humanas que cuelgan de sus brazos y varias cabezas de felino que adornan el cuerpo y que también rematan 6 de los 19 rayos que rodean la cabeza del ídolo. El rostro es de realización muy simple, y son notables dos adornos a modo de insólitos anteojos (?) que rodean sus ojos y mejillas, terminando en cabeza de felinos, en actitud estática, exentas de agresividad.

Las figuras del friso son de dos tipos; unas con cabezas de pájaro y otras con cabezas humanas. Ambos grupos están de perfil, tienen adornos similares a los de la figura central, aunque más sencillo, u están dotados de alas, llevando un centro casi idéntico al del "dios llorón". Los dos tipos de figuras soportan en el rostro la misma forma de anteojos. Hay, sin embargo, una particularidad aún más sorprendente en estas figuras, algo que las hace diferentes a las restantes esculturas de Tiahuanaco y, en realidad, a las de cualquier otras parte del mundo: las manos de los ídolos ídolo tienen cuatro dedos.

No es, por descontado, un error del artista que realizó en relieve, ya que el trabajo en conjunto es meticuloso y perfecto; si las manos sólo cuentan cuatro dedos es porque se hizo así intencionalmente. ¿Existieron algunas vez seres "humanos" con cuatro dedos en cada una de sus manos?.

LA PIRAMIDE DEL PODER

Estructurada en varias clases perfectamente jerarquizadas, la sociedad incaica tenía un jefe supremo de la pirámide de poder, el inca (rey), hijo del sol, como lo fueron los faraones y los actuales emperadores del Japón. Es preciso aclarar que los japoneses son muy afines a los andinos, siendo además un pueblo relativamente "nuevo" en el área geográficamente de Extremo Oriente. El inca, el hijo de Inti, tenía como señales de su poder el "llantu" o cordón de colores, y la "mascapaycha" barba postiza de color rojo, con gran semejanza a los faraones egipcios. Se teñía el pelo de rojo o rubio, tonos de los metales solares.

MANOS DE CUATRO DEDOS

Una particularidad sorprendente en las figuras que forman el friso de la "Puerta del Sol", algo que las hace diferente a las demás figuras de Tiahuanaco: sus manos sólo tienen cuatro dedos. No se trata de un descuido por parte del artista que realizó el bajorrelieve, el trabajo es meticuloso y perfecto, y si las manos son de cuatro dedos es porque intencionadamente se han interpretado así. Las explicaciones que se han apuntado son para todos los gustos, y no faltan las que sugieren posibles visitas de seres extraterrestres. Sin embargo, no tenemos elementos de juicio. Se trata de un misterio insoluble.

EL ENIGMA DEL "DIOS LLORON"

La figura central, llamada "el dios llorón" por dos pequeños agujeros que tiene en cada mejilla y que a primera vista parecen "lágrimas", es sin duda la protagonista del friso de la "Puerta del Sol". Representa a un misterioso y desproporcionadamente ser, de enorme cabeza, con relación al cuerpo, lleva en las manos dos cetros o armas terminados en una cabeza de ave. Está adornado con una serie de atributos de difícil identificación, en los que se destaca dos pequeñas cabezas humanas que cuelgan de sus brazos y varias cabezas de felinos que adornan el cuerpo. ¿A quién representa este misterioso rostro, rodeado de "rayos"?.

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