DADOMANCIA

DADOMANCIA


Ya desde la más remota antigüedad -acaso desde hace más cuatro milenios, tal y como han señalado notables estudiosos de las "Ciencias Adivinatorias"- se lanzaban los dados con fines predictivos y se fiaba el conocimiento del porvenir a los resultados obtenidos por las distintas combinaciones de sus números. El azar se erige en poderoso juez cuando se tiran los dados y se confían a su resultado la buena o mala suerte de las personas. En tal sentido, las tiradas de los dados aparecen rodeadas de toda una serie de ritos ancestrales que, en cierto modo, contribuyen al mejor conocimiento del porvenir. Lo mismo ocurre con las formas variadas de los dados, de las cuales se deriva una especie de arte relativo al diseño.

Y así, abundan desde antiguo los dados con figura de hexaedro o cubo; de aquí que, en ocasiones, se denomine "Cubomancia" a la adivinación por medio de dados. Quienes utilizaron este tipo de dados de seis caras fueron los antiguos egipcios y los etruscos. Se han descubierto dados "marcados" entre los muchos útiles que los egipcios -y otros pueblos antiguos del Lejano Oriente- depositaban en las tumbas para que acompañaran a sus muertos pues, según las ancestrales creencias de estos pueblos, había un juicio después de la muerte (el "Ka" o "doble vida"), por esto hacían ofrendas a los difuntos; los antropólogos sacan sus propias conclusiones al respecto, y señalan que los dados tenían una función no sólo esotérica, sino también lúdica, es decir, sobre todo servían para jugar y realizar apuestas, de ahí que estuvieran "marcados" para, de ese modo, jugar con ventaja y hacer trampas en el juego. Entre los romanos era frecuente utilizar dos tipos de dados: unos eran alargados, en forma de tablillas, y tenían la inscripción "malest" (que significa "mala suerte") en una de sus caras; mientras que otros dados se caracterizaban por tener catorce caras. Entre los pueblos asiáticos, la forma más común de los dados ("dados largos asiáticos") era cilíndrica, cual palillos cortados, y poco o nada se parecían a los dados clásicos de seis caras. Había, también, dados artísticos, que consistían en figurillas con el número clásico de caras.

"ASTRAGALOMANCIA"

Aunque, como útil más conocido, común y popular se usaba el astrágalo o taba para la adivinación y la predicción. De aquí que la "Astragalomancia" fuera uno de los métodos de adivinación más frecuente utilizados por quienes fiaban el conocimiento del porvenir al azar y sus imprevisibles, caprichosas e inexorables leyes. En su origen, la "Astragalomancia" constituyó una de las artes adivinatorias más populares, ya que se hacía con dos tabas (la taba, o astrágalo, es el nombre que se le da a uno de los huesos del tarso que se articula con la tibia y el peroné) de las patas de un animal, por lo general de un cordero. Cada una de las cuatro caras de estos huesos tenía un sentido simbólico y, tal como explican los estudiosos de las "Ciencias Adivinatorias", se les asignaban un alcance predictivo y un valor esotérico que, ya desde antiguo, aparecían recogidos en unas tablas que era obligatorio consultar, y que se habían confeccionado conforme a unas reglas tradicionales.

Es famoso, al respecto, el denominado oráculo astragalomántico, el cual, en tiempos, fue consultado con frecuencia por los pueblos de civilizaciones clásicas. Según cuentan las crónicas, este oráculo estaba erigido bajo la protección de Hércules y, en todo caso, corrió la misma suerte que la ciudad en la que residía -la ciudad de Bura-, pues desapareció con ella hace ya más de dos milenios. En épocas mucho más recientes, concretamente a partir del siglo XIX, se utilizaron huesos de las vértebras cervicales como método predictivo idóneo para desvelar aspectos determinados del porvenir. A tal efecto, se grababa letras en las caras de las vértebras y se pretendía, mediante el lanzamiento de estos huesos, hallar un nombre, o una clave, que diera respuesta a las preguntas formuladas por los presentes. Había dados de formas, tamaños y materiales diversos: dados hasta con 20 caras; dados de madera, de hueso de marfil y hasta de metales nobles.

No obstante, los más conocidos y populares han sido los dados de seis caras. No había, por lo demás, una norma general para arrojar los dados y, por lo mismo, podían hacerse predicciones lanzando un solo dado, dos dados o tres dados. Ya en la antigua Grecia se utilizaron los dados de seis caras para predecir el futuro afectivo a lado de una persona determinada y, en tal sentido, la mejor jugada, o la mejor de las combinaciones, era la denominada "jugada de Venus", la cual se caracterizaba porque cada uno de los dados aparecía con una cara distinta, es decir, se trataba de combinaciones en las que no se repetía ninguno de los valores de los dados en la misma tirada. Era labor de expertos lanzar y leer los dados y, en cualquier caso, existen diversas apreciaciones en cuanto al sentido y al valor de las diferentes combinaciones.

Y así, se ha dicho que con los dados de seis caras, numeradas del 1 al 6 (ya que cada cara debe tener un número diferente), se puede recabar una respuesta sobre el porvenir del consultante. En este sentido el célebre personaje, autor del "Diccionario Infernal", llamado Collin de Plancy, ha dejado descrito lo siguiente: "Coged dos dados de seis caras, numeradas del 1 al 6". Podéis lanzarlos de uno en uno o de dos en dos; en el primer caso aparecerán cifras que van del 1 al 6, y en el segundo caso se conseguirán cifras que van del 1 al 12. Si queréis adivinar un asunto que os preocupa o, en cualquier caso, pretendéis conocer el oculto secreto que se esconde en vuestro futuro, debéis escribir vuestra pregunta en un papel que previamente haya sido ahumado por uno de sus lados al arder una rama de enebro.

Con sumo cuidado colocaréis el papel encima de la mesa, con el lado manchado por el humo hacia abajo y, a continuación lanzaréis los dados. Cada número lo asociaréis con una letra y, enseguida, iréis escribiendo las letras a medida que se presenten; al combinarlas, la respuestas dependerá del valor numérico logrado en cada tirada. La correspondencia entre letras y números será la siguiente: 1=A. 2=E. 3=I. 4=O. 5=U. 6=B, P, V. 7=C, K, Q. 8=D, T. 9=F, S, X. 10=G, H. 11=L, M, N. 12=R. No hay que preocuparse si la respuesta resulta confusa, puesto que la suerte es caprichosa. Hasta aquí los consejos del mago Collin de Plancy, los cuales tienen un gran parecido con el método clásico, de lanzar los dados para su lectura e interpretación. Y así, según la convención aceptada por la mayoría de los más cualificados estudiosos de las "Ciencias Adivinatorias", para lanzar con provecho los dados y sacar el máximo rendimiento precognitivo, conviene cumplir determinados requisitos, a saber:

- Uno mismo no puede lanzar los dados para leerse su propio futuro, sino que deben echarse siempre en nombre de otra persona.

- Los dados siempre hay que lanzarlos en un contexto en el que reine la tranquilidad y el silencio.

- Conviene tener en cuenta las condiciones atmosféricas para lanzar los dados, especialmente hay que esperar a que llegue el tiempo frío y los aires suaves.

- Nunca deben lanzarse los dados durante tres veces consecutivas.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

Uno de los métodos más ensayados por los intérpretes y echadores de dados, y que a la vez se ha hecho más popular, es aquel que basa su fuerza adivinatoria en los resultados de sus diferentes combinaciones y en el ritual mismo con que se lleva a cabo.
En primer lugar, el echador de dados trazará un círculo en el suelo o sobre cualquier otra superficie que le facilite el acceso a las tiradas y a la lectura de las diferentes combinaciones.
El círculo debe tener entre 15 y 20 centímetros de radio. A continuación seleccionará el número de dados que va a utilizar: por lo general son tres los dados con los que hay que operar. Enseguida, el echador de dados moverá las tres piezas en el cuenco de su mano (aunque también se puede emplear para ello un cubilete de cuero o de cuerno) y lanzará los dados procurando que caigan dentro del círculo, pues si algún dado cae fuera del círculo no se cuenta su valor. Si todos los dados caen fuera del círculo, entonces hay que repetir la tirada de nuevo.
Cuando los dados caen fuera del círculo por dos veces consecutivas, entonces hay que abandonar esta iniciativa y dejar para otra ocasión más propicia su lectura pues, como ya se ha dicho, nunca deben lanzarse los dados por tercera vez. En ocasiones se interpreta desfavorablemente el significado del dado que cayó fuera del círculo.
Cuando son dos los dados que caen fuera del círculo, se le está avisando al consultante de que tendrá problemas serios en determinados momentos de su vida. Si al lanzar los tres dados, el intérprete se encuentra con que entre todos los que han caído dentro del círculo suman menos de tres puntos, entonces es señal de la inutilidad de semejante tirada, puesto que únicamente puede hallarse el valor adivinatorio de los dados que caen dentro del círculo si estos suman más de tres puntos; en caso contrario, debe abandonarse la iniciativa y dejar la consulta para mejores momentos.
Puede suceder, también, que determinados números se repitan durante el desarrollo de sucesivas tiradas, lo cual es interpretado en un sentido favorable pues, por lo general, ello significa que el consultante recibirá breve buenas noticias, especialmente referidas a los aspectos afectivo y crematístico. Si en el transcurso de una tirada, cayera un dado encima del otro, y permaneciera de tal guisa definitivamente, sería una clara señal de que al consultante le aguardan sorpresas agradables en la vida o, también, que debe ser muy cauto a la hora de tomar decisiones que afecten al plano laboral, empresarial o profesional.
Lo cierto es que todo ello le ocurrirá al consultante en un plazo de tiempo razonablemente espaciado y corto. Según la más popular y conocida tabla de significados, aceptada y elaborada por cualificados intérpretes y echadores de dados, el simbolismo de los números y su sentido precognitivo, así como el valor adivinatorio de la suma total de los dados que caigan dentro de un círculo único -siempre que sumen más de tres puntos-, durante el desarrollo de sucesivas tiradas, quedarían materializados conforme a una correspondencia que ya se ha hecho clásica y que alcanza su total expresión en los siguientes datos:

TRES: Cuando el total de puntos es tres, se interpreta en sentido favorable al consultante. Este puede encontrarse con una noticia agradable proveniente, por lo general, de sus más allegados colaboradores, de sus amigos o de las personas con quienes tiene más frecuente relación y mayor intimidad.

CUATRO: Si el total de puntos sumados por los dados que caen dentro del círculo es cuatro, entonces se advierte al consultante de sus posibilidades ante una determinada iniciativa. Por lo común indica mala suerte o sorpresas desagradables.

CINCO: Revela que los deseos del consultante se han hecho realidad de forma inesperada y repentina, casi cuando ya aquél había cejado, o desistido, en su empeño. SEIS: Representa las pérdidas materiales y los reveses de la fortuna, especialmente en todo aquello relacionado con el dinero y el patrimonio.
SIETE: Advierte sobre el advenimiento de ciertas desgracias, especialmente referidas a la opinión torcida y maledicente de quienes rodean al consultante; en todo caso, indica que el consultante, en tales circunstancias, debe actuar con prudencia y sabiduría.

OCHO: Representa la influencia del medio y la imposibilidad de que el consultante logre defenderse, y pueda salir bien parado, de ciertas calumnias que se han ido tejiendo en torno a su persona.

NUEVE: Es señal de buenas nuevas, especialmente en el plano amoroso y afectivo. Puede ser que se esté punto de asistir a una reconciliación largamente esperada.

DIEZ: Simboliza el triunfo personal, el logro de los proyectos del consultante y la buena marcha de cuantas iniciativas llegue a poner en marcha.

ONCE: Indica desgracias y enfermedad; también se refiere a problemas de entendimiento y, en consecuencia, predice desenlaces, separaciones y desavenencias.

DOCE: Anuncia buenas nuevas para el consultante, especialmente en todo aquello que se refiere a su mundo anímico y a su psiquismo interno.

TRECE: Cuando los dados que caen dentro del círculo suman en total trece puntos, es un indicio claro de que al consultante le sobrevendrán, en un plazo corto, determinadas desgracias personales; aunque, en todo caso, puede remediar parte del posible sufrimiento si actúa con prudencia y rectitud.

CATORCE: Indica que el círculo de amistades y conocidos del consultante está próximo a ampliarse.

QUINCE: Predice posibles transgresiones de una ley, ya sea desde un punto de vista ético o social, por parte del consultante. En cualquier caso, le avisa de que debe obrar con tino y cautela para no dejarse embaucar con falsas promesas.

DIECISÉIS: Anuncia la realización de viajes y cambios de ambiente.

DIECISIETE: Predice transformaciones y cambios substanciales en la vida del consultante, por lo general vienen referidos al terreno íntimo, afectivo y privado.

DIECIOCHO: Cuando la suma total de puntos, de los tres dados que caen dentro del círculo, es dieciocho, entonces se están anunciando grandes nuevas para el consultante. A éste, el destino le reserva grandes cotas de prosperidad, la mayor felicidad y el mejor de los augurios.

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