GRAFOMANCIA


GRAFOMANCIA


Allá en la protohistoria de la humanidad, cuando aún no se había descubierto la escritura y, en puridad, se trazaban signos con la intención de que perduraran en el tiempo y, consecuentemente, llegaran un día a ser conocidos por las generaciones venideras, comenzó ya a fraguarse el sentido esotérico de la Grafomancia: un arte adivinatorio tan antiguo como la propia enigmática cultura de los más viejos y sabios pueblos que han poblado la tierra.
Y así, hace ya mucho tiempo que ancestrales civilizaciones orientales, entre las que sobresale de modo especial la milenaria cultura china, se ocuparon de analizar los rasgos que consideraban más pertinentes en las líneas caligráficas de su escritura.

Este antiguo arte de la predicción, denominado Grafomancia, guardaba en principio una tímida relación -por así decirlo- con la Gramatomancia, aunque más tarde se transformaría, de forma paulatina, en un método de análisis de la escritura utilizado para psicodiagnosticar las tendencias del carácter y la personalidad de un individuo.

Civilizaciones clásicas, entre la que cabe destacar al pueblo romano, se ocuparon también del estudio de la Grafomancia, y relacionaron los rasgos del carácter de las personas con la diversidad de formas adoptadas en su escritura. De manera especial, se estudió la caligrafía en la Edad Media, época del florecimiento de los célebres monasterios que albergaban en sus espaciosas bibliotecas los más valiosos manuscritos de todos los tiempos.
Sin embargo, sería a comienzo del siglo XVII cuando, de la mano del investigador italiano Camilo Baldo -profesor de Medicina en la Universidad de Bolonia-, se escribiría el primer tratado, exhaustivo y contrastado, sobre Grafología. En posteriores épocas fueron sentándose las bases, especialmente por parte de investigadores aleman
es y franceses, de los principios grafológicos que regirían desde entonces el estudio y la investigación de los rasgos de la escritura.
La Grafología se ha convertido, actualmente, en una ciencia que tiene por objeto conocer las tendencias del individuo a través de su escritura. Universidades de todo el mundo disponen de laboratorios grafológicos que sirven de ayuda sustancial a investigadores, criminólogos y psicólogos. Los rasgos de la escritura, con su complejidad y diversidad, representan la propia esencia de las personas, pues es el cerebro quien dirige la acción, aunque la mano la ejecute. Cada persona tiene una letra que la diferencia de las demás y, por lo mismo, llegar a conocer cada rasgo de la escritura hecha por un determinado individuo equivale a adentrarse en la propia mente de éste, en lo recovecos de su pensamiento y las motivaciones de su acción.

La experiencia y el uso de la interpretación de los rasgos de la escritura, hicieron de la Grafología una ciencia empírica, cuyo objeto primordial lo constituyó el estudio científico de los complejos rasgos caligráficos para, a partir de aquí, adentrarse en el complejo mundo de las motivaciones humanas. El notorio psicólogo Jung, cualificado conocedor e incansable investigador, de los símbolos y su valor representativo, también ha concedido gran importancia al análisis grafológico y, en consecuencia, ha estudiado el significado de la escritura y los rasgos caligráficos en relación con el carácter y la personalidad de los individuos.
La Grafología es estudiada, actualmente, en los departamentos de las más prestigiosas universidades del mundo y, en definitiva, está considerada como una disciplina que forma parte integrante de los modernos planes de estudio y de los seminarios sobre psicología y criminología. El mundo empresarial ha creado, también, departamentos de análisis grafológicos para la selección de su personal más cualificado, co
n el objeto de averiguar la capacidad de adaptación, valía y preparación de los aspirantes a los puestos de trabajo ofertados.
Con todo, el análisis de la escritura, así como el significado de sus rasgos, aparece cargado de complejidad, puesto que cada persona tiene un tipo distinto de letra, lo cual la hace, a su vez, distinguirse de las demás personas. De aquí que sea imprescindible el análisis exhaustivo de los trazos de las líneas y la delimitación significativa de cada zona de la escritura.

Dicho todo lo anterior, se advierte que la Grafología y la Grafomancia han diversificado sustancialmente sus caminos; mientras la primera se ha especializado en el estudio científico del carácter y la personalidad a través de los rasgos de la escritura, la segunda, en cambio, se ha erigido en método idóneo para la adivinación del porvenir a través del análisis de los trazos caligráficos de cada persona.

La Grafomancia, por tanto, se sirve de diversos métodos para dar respuesta idónea a las preguntas realizadas por el consultante acerca de su inmediato futuro. Precisamente, la célebre tablilla adivinatoria, conocida más popularmente por el nombre de "oui-ja", es uno de los métodos precognitivos pertenecientes a la Grafomancia. Esta tiene, además, variantes como la Gramatomancia que basa sus predicciones en las letras del alfabeto, reunidas al azar. Muchas de las prácticas espiritistas más vulgariza
das, tales como el denominado "vaso parlante" y las "mesas adivinatorias".

SECTORES Y MARGENES

Para analizar los signos caligráficos de cualesquiera tipos de escritura, en toda su extensión, se hace necesario conocer los métodos de estudio más universalmente aceptados y adecuados a cada caso concreto. Y así, lo primero que debe hacer el investigador del carácter y del porvenir, a través de la escritura, es dividir en zonas o sectores los signos caligráficos realizados por el consultante y, al propio tiempo, estudiar el espacio de los márgenes. Tradicionalmente se han considerado tres sectores principales, a la hora de iniciar la interpretación del carácter y de la personalidad, basándose en los rasgos de la escritura:

Sector Central: Es el que verdaderamente delimita la zona principal por la que discurre cada una de las líneas caligráficas. Está formado por el grueso de cada letra, en el sentido de que no hay ningún trazo que escape a su influencia. Todas las letras tienen su parte principal dentro de ese sector y, en todo caso, sólo aquellos rasgos de letras que tienen lazos (por ejemplo la "g", la "l", la "h", la "y") superan la línea delimitada por esta zona media. El Sector Central simboliza el sentido práctico, las actitudes cotidianas y todo lo que relaciona al consultante con su vida familiar y social.

Sector Superior: Es la zona que se encuentra por encima del sector central y, en realidad, únicamente los trazos de aquellas letras que caligráficamente sobresalen hacia arriba, serán susceptibles de interpretación y estudio. En este sector superior se encuentran representadas las diversas actitudes relacionadas con el mundo anímico, la fantasía y el ingenio del consultante. Es el plano de lo creativo, de lo intuitivo y del intelecto.

Sector Inferior: Es la zona que se encuentra inmediatamente por debajo del sector central. Muestra el mundo del consultante relacionado con la emoción, el sentimiento y el afecto. Las letras que atraviesan con sus trazos esta zona inferior son otras tantas pruebas de la existencia de un mundo conflictivo y real, somático y siempre en continua evolución y cambio. Respecto a los márgenes, su importancia es clave a la hora de interpretar la manera en que el consultante coloca el texto en el soporte. Y así, lo márgenes predicen el talante abierto o cerrado del consultante; su sociabilidad, su educación y su actitud, en definitiva, introvertida o extrovertida:

Margen izquierdo ancho: Indica gran capacidad del consultante, especialmente en el terreno cultural e intelectual.

Margen izquierdo estrecho: Anuncia la posibilidad de que el consultante se conduzca de forma ruin y mezquina para con sus allegados y amigos.

Margen derecho ancho: Indica la preocupación que el consultante experimenta ante el porvenir y el temor de aquél al desconocido e inmediato futuro.

Margen derecho estrecho: Revela la necesidad que tiene el consultante de rodearse de amigos y conocidos, pues, en ocasiones, prefiere contrastar sus opiniones con las de la personas de su entorno.

Margen superior extenso: Advierte sobre la prioridad que el consultante concede a la forma respecto del fondo, especialmente en el terreno ético y los asuntos relacionados con el trabajo o la profesión.

Margen superior escaso: Indica la falta de previsión del consultante quien, con relativa frecuencia, es seguro que tomará decisiones importantes sin haber reflexionado lo suficiente. Todo ello le acarreará disgustos innecesarios y le creará enemistades entre sus mas cercanos colaboradores.

Margen inferior extenso: Este margen aparece asociado, por lo general, con el plano emocional. Revela el temor que siente el consultante ante situaciones nuevas e inéditas, especialmente relacionadas con el afecto y el amor.

Margen inferior escaso: Muestra la necesidad que tiene el consultante por conservar, y hacer acopio, de sus bienes y, en determinados casos, de sus actitudes.

INCLINACION DE LETRAS

Como ya se ha señalado anteriormente, en el análisis de la escritura hay que considerar variables como los márgenes y las tres zonas en que se divide cada línea: zona media, zona superior y zona inferior. Sin embargo, a todos estos supuestos hay que añadir, además, aquéllos relacionados con la inclinación de la escritura y la mayor o menor presión ejercidas al trazar cada letra. Respecto a la inclinación de las letras, puede afirmarse que, en opinión de la mayoría de los grafólogos, es un hecho relacionado directamente con las cualidades y características temperamentales de las personas.

Inclinación de la escritura hacia la derecha: Es un claro indicio del predominio de cualidades y características tendentes a necesitar de los demás. Por lo común, quienes hacen la escritura inclinada hacia la derecha tienen una personalidad que, por así decirlo, exponen al exterior, es decir, contrastan de continuo con los demás; y, en definitiva, buscan siempre ambientes en los que poder expresar sus opiniones y, sobre todo, pretenden amparo y cobijo. En un sentido universal, quienes inclinan su escritura hacia la derecha, son personas dotadas de una gran facilidad para entablar contactos y para relacionarse con desconocidos en cualesquiera situaciones; de aquí que, decididamente, prefieran vivir rodeados de gente y no en soledad. Se trata, en todo caso de personas que los psicólogos definirían como portadoras de componentes extrovertidos, permeables y abiertas en sus juicios, siempre dispuestas a entablar nuevas amistades y, en todo caso, con un gran sentido de lo emocional: necesitan rodearse de personas queridas, tanto como proyectar su cariño hacia quienes consideran allegados e íntimos. En opinión de psicólogos y grafólogos, la esencia caracterológica de las personas que, siempre de manera inconsciente, es decir, no premeditadamente, inclinan su escritura hacia la derecha es la extroversión.
Si la inclinación de la escritura hacia la derecha es muy pronunciada, entonces es señal de sociabilidad y hasta de gregarismo. Especialmente, en este caso, el control mental no es fácil de conseguir y, en consecuencia, se está muy a menudo a merced de los caprichos ajenos.

Inclinación de la escritura hacia la izquierda: Desde una perspectiva universalista, la inclinación de la escritura hacia la izquierda indica introversión. Todos los psicólogos y grafólogos coinciden en afirmar que este tipo de escritura es propia de personas que tienen un mundo interior y mental rico y creativo, que no desean compartir nada más que con sus colaboradores más íntimos y cercanos. En todo caso, la escritura inclinada hacia la izquierda indica predisposición a la reflexión, ansia de intimidad y necesidad de recogimiento. Los asuntos se abordan desde una perspectiva racionalista, es decir, haciendo más caso a la cabeza que al corazón.

Cuando la inclinación hacia la izquierda resulte excesivamente pronunciada, entonces nos hallamos ante un caso claramente individualista y, en semejantes circunstancias, el control de las emociones resultará dificultoso. Quienes, al escribir, inclinan de forma inconsciente, su escritura hacia la izquierda, están mostrando su propia personalidad autónoma, su sentido radical de la libertad y sus preferencias por hallarse consigo mismo, es decir, en soledad, antes que integrado en un grupo anodino, falto de ideas y sin nada que aportar en el campo de lo creativo.

Inclinación variable de la escritura: Este es el caso más común, puesto que la escritura no aparece exageradamente inclinada ni a la derecha ni a la izquierda, sino indistintamente hacia ambos lados; lo cual es indicio de una personalidad poco madura, receptiva a demasiadas excentricidades, acaparadora de un abundante número de ideas y permeable a todo tipo de novedades. En definitiva, se trataría de una personalidad que escondería de forma subyacente un carácter débil, sorprendentemente capacitado para sobrestimar las ideas de gentes con carisma y, ­oh contradicción-, al propio tiempo imposibilitado para exponer sus propios criterios con energía y entereza.

En consecuencia, y desde un punto de vista universal, la escritura de inclinación variable es el fiel reflejo de un talante tímido e inseguro; y, decididamente, es reveladora de la impotencia de ciertas personas para elaborar por si mismas sus propios principios, en vez de abrazar y aceptar -sin demasiados escrúpulos y, en todo caso, precipitadamente- cualesquiera consejos, encarecimientos o argumentos ajenos.

GROSOR DE LA ESCRITURA

Escritura muy marcada: La presión que las personas ejercen al escribir, también es objeto de interpretación por parte de los grafólogos y estudiosos de la precognición. Al respecto, los más representativos investigadores del simbolismo de las letras afirman que, desde una perspectiva universal, los escritos que aparecen realizados con trazos muy gruesos y marcados, y en los cuales se detenta una excesiva presión, que persiste a lo largo de los más significativos rasgos de la escritura, revelan intensidad pasional y emocional. La escritura muy marcada es propia de personas que se preocupan por los asuntos amorosos y afectivos y que, con excesiva frecuencia, no pueden evitar el sentirse condicionadas por aquellos aspectos inherentes al mundo de lo sensual y lo sexual.

Escritura poco marcada: Una presión apenas perceptible en la escritura revela el carácter y el talante, sumamente críticos, de quienes la realizan. También, esta escritura poco marcada es propia de personas que se conducen con moderación y ejemplaridad; y que derraman por doquier los rasgos más destacables de su carácter respetuoso, abierto y sensible. Desde una perspectiva universal, explican notorios grafólogos y psicólogos, la escritura poco marcada es indicativa de la fuerza acaparadora de la pasión estética, así como de la importancia concedida al plano de lo artístico, lo intelectual y lo cultural.

EL TAMAÑO DE LA ESCRITURA

La importancia del tamaño de la escritura ha ido en aumento a través de los tiempos y, ya en la antigüedad, era uno de los rasgos mejor estudiados y que más peculiaridades contenía. La escritura grande y clara llamaba la atención de los estudiosos, pues era la prueba externa mas fehaciente de la existencia de nobles ideas en la mente de las personas: escribir con claridad equivalía a pensar con claridad y verdad. Aplicando el criterio del tamaño, los estudiosos de la Grafología han clasificado la escritura de tres modos diferentes: grande, media y pequeña.

Escritura grande: Cuando las personas hacen las letras muy grandes, y exageran los rasgos de su escritura, están exponiendo acaso sin proponérselo- a la consideración de los grafólogos aquellos rasgos de su carácter más relacionados con el propio mundo íntimo y anímico.
Todos coinciden en afirmar que cuando una persona hace la letra muy grande revela, consecuentemente, la propia grandeza del mundo y el ambiente que quiere para sí. La letra grande revela un carácter grande, una naturaleza comunicativa y expansiva, en la cual la mezquindad brilla por su ausencia. Desde una perspectiva universal, las personas que hacen la letra grande son proclives a frecuentar ambientes bulliciosos y, en consecuencia, se sienten muy a gusto si llevan una vida ajetreada y de intensas relaciones sociales: aunque, en ocasiones, acaso corran el riesgo de acaparar excesivamente la atención de los demás y, por ende, puedan verse expuestas al ridículo.

Escritura de tamaño medio: Es fiel reflejo de la racionalidad con que, las personas que la realizan, abordan la mayoría de las situaciones delicadas de su vida. También es una prueba de la capacidad de adaptación y de la comprensión necesarias para tratar determinados asuntos, especialmente aquellos en los que pueden resultar perjudicadas personas indefensas e inocentes, tales como niños o ancianos.

Escritura pequeña: Revela atención y meticulosidad en los planteamientos de la vida cotidiana y, en general, en todo aquello que atañe al sentimiento, la emoción y la pasión. La escritura pequeña es propia de personas con un talante intuitivo; preocupadas, frecuentemente, por documentarse con objetividad, por desarrollar su inteligencia y por ampliar sus conocimientos. El interés creciente por la búsqueda de la verdad y el afán por hurgar en lo hondo de toda idea, son cualidades inherentes a quienes hacen la letra pequeña; todo lo cual puede conducirles, a veces, a expresarse con pedantería, inmodestia y suficiencia.

Comentarios

Entradas populares